miércoles, 3 de abril de 2024

...SAMOS, Ocho Días y Una Noche...

... llegué a Pithagorio, uno de los puertos de la isla de Samos, un soleado mediodía de abril. Había salido bastantes horas antes de la isla mínima de Lipsi y tras tocar los puertos, embarque y desembarque, de Patmos, Arki y Agathonisi, allí estaba, como si nada, en la patria chica de Pitágoras, de este gran hombre al que he llegado, si es que he llegado (me fascina lo del número áureo, la divina proporción que está en todo, hay algo dentro de mí que sabe o intuye qué es, pero hay mucho fuera que no sabe sino ignorar) más como filósofo, exégesis de todo, que a través de su famoso teorema, a mí que tanto me costaban las matematicas, y no sé por qué hablo en pasado...
Salí del barco pisando las grandes losas del espigón, bruñidas del paso de años y viajeros; mi hotel no tenía pérdida, era la primera casa, casa de piedra, al término del propio espigón...pero allí estaba Kirios Giorgios reclamando mi atención e invitándome a subir a un coche que ya era un anuncio de su propio hotel, de su gran despacho...
...Hotel TARSANAS, pronúnciese como aguda. Giorgios me explicaría que la palabra define el lugar donde se reparan las embarcaciones (unas cuantas había al frente, con más aspecto de abandono que de reparacion), servidor trataba de emparentarla con la española, del árabe, atarazana, como aquella calle de mi pueblo...Me costó decidirme por este hotel a la hora de consultar Booking, tenía comentarios para todos los gustos, y todos los entendí y comprendí en mi estancia de tres días, recordando una vez más el consabido cada uno cuenta del baile según le fue o el pessoano, más elevado, de que lo que vemos no es lo que vemos sino lo que somos...A la hora de dejar mi comentario lo saldé con un diez, que es poco para la experiencia de mi estancia pero que no puede ni pretende ser guía para  viajeros tiquismiquis, escrupulosos o sencillamente turistas de unos días... Está todo viejo o aviejado, ciertamente, lo que impide que luzca la limpieza que no falta, al menos en las chambres. El despacho, oficina, sala de conciertos, bar, divàn con gatos etc es un caos ordenado, de esos órdenes que solo su dueño puedo gestionar, de esos que suelen ser frecuentes en personas que viven solas...pero que causarían pasmo o terror a un turista clásico...aunque, una vez estado y visto, imposible encontrar a Giorgios fuera de este ambiente...¿A quién me recuerda este hombre, pensaba yo, tan dado a encontrar parecidos? descansé cuando lo acoplé a mi querido Constantinos Kavafis...por momentos, en andares, con su bata, su peculiar desaliño, me recordaba un conde en decadencia o aquello que una vez leí: el ayuda de cámara de un fantasma. Sí, pero nada de eso...
...tenía este regalo de vista desde mi habitación, salidas de sol y luna desde Turquía incluidas, un silencio mecido de olas, un desayuno desde esta mesa donde un rato antes se posaban soñolientos gatos...
...a ver qué precio/valor tiene esto...
Dos noches el patrón Giorgios me invitó a cenar, ensalada y tortilla, con la sal equivalente a la que tomo en una semana, regado con generosas copas de vino, colocadas las viandas sobre la mesa previamente desocupada de una brazada...cena y concierto, quién da más...

Podría decir sin margen de error que nos estábamos esperando mutuamente, complementando nuestro encuentro: allí había un griego amante de la guitarra clásica española, y un español más que bien dispuesto a apreciar, disfrutar, todo arte que se le ofreciera. Por allí andaban, viejas pero nada descuidadas, sus partituras para guitarra clásica, y las que más las de Albéniz y las de Francisco Tárrega,  RECUERDOS DE LA ALHAMBRA y LÁGRIMA, popularisima una y bellísimas las dos. Con evidente emoción, en su impávida apariencia, la tocó varias veces desde que le dije mi filiación granadina, y la de artistas que la habían versionado desde Mocedades a Mike Oldfield (en la banda sonora de Los gritos del silencio). Y me nombró a Andrés Segovia, el maestro Rodrigo, el concierto de Aranjuez, Narciso Yepes, Fernando Sor, y me aportó un nombre que desconocía y que no tardé en buscar: Agustín Pío Barrios, famoso guitarrista conocido como Nitsuga Mangoré, paraguayo/ guaraní...¡Qué bien sonaban en su voz, homérica, palabras como trémolo o romanza!...en fin, cómo contar todo esto... Le dejé apuntado el nombre de Salvador Bacarisse y la promesa de regresar cuando tuviera medio dominada la parte de guitarra del concertino...y que le mandaría noticias cuando visitara la tumba de Tárrega en Castellón...
El día que me marchaba rumbo a Vathi, la capital, me llevó en su coche pues tenía que ir a que le recolocaran la puerta que le habían medio arrancado el día anterior: con gusto me ofrecí a ir sujetàndola con un cordel...Desde mi sabía ignorancia ya había tenido pruebas sobradas de los conocimientos de Giorgios (seis meses más joven que yo, vamos, de la misma vitola, que decían en La Gomera), de su cultura clásica, de sus años de juventud viajando por Europa...mi pobre inglés no me daba sino para una idea aproximada, suficiente, del fondo de este hombre. Al marchar, señalando las tierras turcas tan cercanas, me dijo lo que ya había leído: que ese punto del estrecho de Micala es el lugar donde más se acercan la Grecia insular y Turquía, apenas un kilómetro y medio...pero no, él me lo dijo de otro nivel: una distancia de apenas ocho estadios...nos dimos un fuerte apretón de manos y me dejó en la parada de autobuses en el gran paseo marítimo de Vathi...
...Vathi, la capital, también llamada Samos. Estuve caminando un día por los montes de alrededor camino de la pequeña ermita dedicada al profeta Elías y al gran santuario de Zoodohos Pigi. Pero nada más empezar el sendero me encontré con esta vista que en distancia no sabía qué era...
...mi patrón Giorgios me contó, sin mucho empeño, más bien como un mal sueño, lo que supuso en su momento la pesadilla del movimiento migratorio tras la guerra de Siria...Este era el primer y precipitado campamento de refugiados que se levantó...por allí pasé y paseé, ciertamente sobrecogido...cómo tuvo que ser aquello...
 María, amable librera al frente del cafetín en la parada de autobuses donde me dejó Giorgios, cafetín en el que está montando su librería de segunda o tercera mano...
María me relató con detalle: en su momento llegó a ver entre diez y doce mil personas, en las precarias condiciones de una situación desbordada. Hoy el campamento, "definitivo", está cerca de Mitilene (hay otra Mitilene, capital de Lesbos, con la misma situación), se calcula que están anclados entre ochocientas y mil personas. Sirios, afganos, iraquíes, subsaharianos...se ven vagar por las calles. Tienen comida, vestido, electricidad...gratis, y una aportación comunitaria europea de unos cien euros mensuales...Y todos deseando el salto a Centroeuropa. Mal rato aquel de autobús: atrás iban tres muchachos, hablaban árabe; el conductor por segunda vez les llamó la atención de que no se podía fumar y les amenazó con llamar a la policía...
 María me cuenta que se encadenaron Covid, guerra de Siria y terremoto de noviembre de 2020, cuyo epicentro fue aquí en Samos, para meter a la isla en la crisis que sigue...
Días después, en los paseos con base en Karlovasi, camino de la montaña, me encontré, por ejemplo, con este templo del pequeño pueblo, cuatro o cinco casas, no más, de Tsourlei...
En esas fechas del temblor, de 6,7 grados, estaba yo por el archipiélago de las Cícladas y bien recuerdo cómo se zarandeó la carretera de la isla de Donousa por la que caminaba...
Pasé por el citado Tsourlei para llegar a Nikouludes, otro pequeño pueblo sobre el que se alza este asombroso ejemplar de plátano:
Tuve noticia de él en la taberna de la plaza de Lekka donde esta familia me animó a unirme a ellos con unos vasos de "suma", el, digamos, aguardiente local...
El chico a mi izquierda, Manolis, me dijo que su padre procedía de Nikoloudes y que si me gustaban (¡me asombran!) los grandes "hermanos vegetales" debería ir...y no tardé. Los plátanos imprimen verdadero carácter a plazas de tantos pueblos griegos, como antaño los olmos en las de España o los laureles de Indias en las Canarias...un plátano ensombrando la plaza, una taberna o cafetín...🇬🇷🇬🇷🇬🇷

...Y todo ello en el camino al macizo de Kerkis, donde se alza la mayor altura de la isla, VIGLA, 1.434 m.s.n.m. El sendero, que lo inicié en Karlovasi a nivel del mar, sube despacio y sin tregua, tan bonito como largo, tan hermoso como arduo, reconozco que ya algo retador para mí, entre paisajes de labor, bosques después, y siempre generosos fragmentos de verdadero paraíso terrenal, roca pura entreverada de jardines en eclosión, tal vez sembrados por la mano del amado que diría Juan de la Cruz.
Tengo por costumbre desde que hace años empecé el periplo por las islas griegas dormir una vez al menos en las montañas, a poder ser subir a su mayor altura, haciendo noche en cualquiera de tantas ermitas...es para mí una forma de confirmar, sentirme, que sigo en camino...y es muy de Grecia que abunden en las alturas las ermitas levantadas en honor al profeta Elías...ya perdí mi cuenta al respecto. Pero no la memoria de la historia bíblica del profeta Elías, su discípulo Eliseo, el carro de fuego (ah, mi tiempo de seminario, culturalmente siempre presente, felizmente)...


Diez horas después de mi partida allí estaba la ermita, a una hora escasa de la cumbre que dejé para el amanecer. La tarde estaba cayendo, estaba preciosa y calma y yo justamente cansado. En esto apareció Dimitrios, un chico griego que vive en Londres y que viene de vez en cuando a su tierra. Él se acomodó en lo que es la cocina, se nota que en fechas determinadas suben en "romería", y yo ya había colocado mis pertrechos en el cuarto de acceso a la capilla. Previamente había sacado a airear, húmedas, casi mojadas, las mantas que aliviaron, no poco, el suelo que me acogió...
La calma y agrado con que acabó el día no presagiaba la mañana ventosa, encapotada, algo "hostil", que amaneció. Dejamos la cumbre para otra ocasión (🤔) y a media mañana emprendimos juntos el camino de regreso procurando entre la niebla no perder de vista los puntos rojos en la piedra que marcaban el camino en aquel laberinto calizo...

Asombrado iba yo de la mochila que llevaba Dimitrios...16 kilos, me dijo. No le faltaba ni una butaca plegable. Qué detalle tuvo conmigo al llevarme un jarro de café por la noche e invitarme a otro por la mañana...Nos despedimos, ya con el día de nuevo despejdo, cerca del monasterio donde el día anterior había ido a lavarme las heridas de una caída "tonta y farragosa' en la que por poco pierdo un ojo, todo hay que decirlo...numerosas heridas, varias magulladuras, bastante sangre, nada roto...
Dimitrios se unía a Giorgios, Andreas, María, mi patrona Yasmina (que me invitó a comer cordero el domingo de Pascua), empleados de tabernas, rostros sin nombre, rostros vivos presentes testigos de mi paso por Samos. Sin olvidar a María de Karlovasi, grecoaustraliana, artista...

Y Eupalino de Megara, con esa obra faraónica a la que la palabra prodigio, por más que fuera algo estudiado y medido, queda escasa: el túnel de Eupalino, del que ya habló Herodoto, algo más de un kilómetro para llevar el agua a Pithagorio cruzando el cerro, y que fue excavado ¡desde ambos extremos...coincidiendo perfectamente! No es para contarlo, es para verlo... e imaginarlo...¡Siglo VI antes de Cristo!..
Es Patrimonio Unesco. Rodeé la montaña hasta llegar a la entrada norte que se mantiene cerrada...
No, no me olvidé: Samos es también la tierra natal de Aristarco, que cardó buena parte de la lana que siglos más tarde enfamara a Nikola Coperniko: unos dieciocho siglos antes vino a dar con que el sol y no la tierra era el centro en torno al que giràbamos...
...El barco en el que partirįa rumbo a Chíos pasaba por Karlovasi casi a las tres de la mañana. Las intempestivas, cansadoras, horas (tenía a mis espaldas la caminata desde la ermita) las pasé sesteando en el sofá que la señora Yasmina tiene en el pasillo de entrada, y las pasé en compañía de Apolo, un jovencillo y regalón gato atigrado que hecho un ovillo y ronroneando se pegó a mi pierna y acabó  directamente en el regazo. Apolonakiii, diminutivo, (Apolonilloooo, supongo), le decía Yasmina.
Tenía muy presente la reciente muerte de Fernando Sánchez Drago, con su gato por la cabeza...
(foto gentileza de María)
Como tantas veces en tantos sitios me fui de Samos cuando tenía tomadas las medidas; tal vez tenga que ser así, que así es la propia vida, más de una vez lo pienso...cierro esta página con un ramillete de imágenes isleñas...

Cuánto menos Tiempo va quedando más pienso en un regreso, a todos los sitios, es como si el propio optimismo fuera una pesadilla...
...y pensaría Epicuro, otro hijo de Samos, que me iba a olvidar de él...

9 comentarios:

  1. Cómo decirle al Tiempo que desande los pasos
    y nos vuelva a entregar lo que nunca fue suyo:
    el fulgor de un milagro, la limpia mordedura
    de la dicha de la carne, la piel en plenilunio.

    Cómo decirle al Tiempo que el otoño es mentira
    y que la vida puede valer lo que una noche
    de julio solamente porque tuvo el deseo
    el ardor excesivo de una piel de sirena.


    Aurora Luque

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    1. ...PERFECTAS estas palabra de esta premio nacional de poesía.
      La vida puede valer una noche, aunque sea en la ermita del profeta Elías, fuera de todo, Todo dentro.
      ..."el Tiempo, el Tiempo y yo" machadiano...

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  2. ¿Qué puedo decirte, querido amigo, sobre esta página? Sólo darte las GRACIAS por TANTO como he disfrutado leyéndola. Creo que aunque hubiera viajado yo a esa isla no la habría conocido ni la mitad de bien de lo que he podido hacerlo a través de tus fotos, de tus anécdotas, de tus comentarios... Los personajes que nombras siempre me causaron admiración, sobre todo Pitágoras. Me encanta la foto con la que empiezas... Una escultura magnífica.
    "De los bienes que la sabiduría procura para la felicidad de una vida entera, el mayor con mucho es la adquisición de la amistad." Epicuro.
    Te deseo SALUD para que puedas regresar y volver a contarnos...

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    1. ...no me cabe duda, mi buena amiga, al menos tengo fundada sospecha, que eres tú quien más aprovecha de mi vida/viajes y me haces sentir agradecido al sentirme aprovechado.
      Aquí, en Tesalónica te pongo estas letras mientras veo llover...

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  3. "Buscando la tierra de los griegos con el alma..." (Ifigenia en Tauride - Goethe) es lo que tu haces. Y lo cumples. Encuentras tus santuarios, tus soledades, tus anfitriones, tus motivos de las fotos. Grecia te ata...Gracias por tu página, por entrar en el mundo de la antigüedad, por recordar a Pitágoras cuyo teorema hoy para mí es tan lejos como la isla de Samos.
    Un abrazo desde mi triángulo del sur...

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  4. ...Kalimera, Ulrike, siempre gracias por tus palabras, que leo esperando el barco para embarcar, otra vez, al monte Athos, y ya van cuatro, esta vez gracias a mi amigo de Riga, Pavel...
    Si tuviera que hacer un resumen de mi esencia viajera en general y en Grecia en particular escogería tus palabras, nítidas y absolutas.

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  5. Yo, para no ser menos, te doy las gracias por los momentos de disfrute, que nos proporcionas una y otra vez, que son impagables, que carecen de valor, por que tu nunca los vas a cobrar, y nosotros, no podríamos pagarlos con nada.

    Yo personalmente, leo todos los comentarios, me supongo que el resto también leerá los míos, de ser así, propongo a todos, preparar una comida en honor a Toñito, donde el prefiera y más le guste, creo que no nos costara mucho invitarle, ya que el come poco. Dejo la semilla plantada. SALUD Y UN ABRAZO PARA TODO EL PERSONAL DESDE PONFERRADA - EL BIERZO - LEON - ESPAÑA.

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  6. ...ya mismo, amigo César, me podrás estar invitando...y siempre estoy de invitado por doquier, algo ajeno a precios y dineros. Con tu comentario, y el resto, ya estoy sobrepasado...así que, a seguir. un abrazo desde Tesalónica.

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  7. Muy interesante tu blog. Me haré seguidor de tus aventuras y te aliento a seguir adelante.
    Te invito a conocer el mío, que sin ser tan interesante, narra mis aventuras en bicicleta por el mundo.
    sudamericaenbicicletaunviajeinterior.blogspot.com

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