miércoles, 28 de marzo de 2018

EFEMÉRIDES...


…Hace unos días celebré la que quizá es la única o más mantenida efemérides de cuantas pueblan mi memoria, todavía…Aquel día 26 de marzo de 1989 era domingo de resurrección, de pascua florida, de primavera ya abierta. Yo salía de la Zubia, de la puerta de mi casa, de donde parten todos los caminos, todas las peregrinaciones, subido en Pandora, la bicicleta, bien cargada -tan excesivamente cargada, eso lo ve uno cuando se aúpa a la atalaya del tiempo-  salíamos, decía, empezando  esa vuelta al Mediterráneo que llevaba tanto tiempo en mente e ilusión y para la que dije au revoir les enfants por un tiempo…

Nueve meses me ocupó aquel viaje, que igualmente podía haber durado menos como haber seguido en él  todavía ahora 29 años después…De todo esto y la filosofía que conlleva me acordaba estos días en torno a este 26 de marzo que en mi vida particular tengo como una fecha de ésas que etiquetamos como un antes y un después: ese viaje puedo darlo como la entrada, tan tímida como decidida, en una mayoría de edad en el tema viajes, si me pongo, cosa no fácil, in mente del que era yo, o creía ser, entonces…En buena hora aquel viaje, que me llevó por tantos lugares, por tantas situaciones, por tanta gente, por tanta cultura, tantos avatares…y algo de conocimiento...Me sirvió para, vgr. arrimar miedos o temores que no tienen otro cobijo que dentro de nosotros mismos, abrir alma, mundo, mente, tener más paciencia, soportarme algo más, saber estar solo, acceder a una serena audacia, a una discreta intrepidez, poner las bases para otros viajes…y todo lo que llevan aparejadas estas palabras…, en definitiva, subir un peldaño en esa compleja artesanía de aprender a vivir con uno mismo, que en definitiva es la única persona con la que estaremos hasta el final…

Era un día para celebrar, aunque, bien mirado, todos los días lo son de celebración, y en esto me acuerdo tanto de la espiritualidad de Anthony de Mello como de la filosofía del viajero Filper Randa…Cada día debe ser una celebración desde lo que por natural ni nos acordamos, a lo “superfluo” que nos acompaña cada día…vgr. abrir el grifo y que mane agua, que no falte agua, dar a un interruptor y que se haga la luz, y hablando de luz, abrir los ojos y al punto distingo lo negro del blanco y en el alto cielo su fondo estrellado, prestar oídos y poder escuchar lo mismo el sonido del mar que el canon de Pachelbel que el griterío en un mercado o la voz de un amigo, necesitar ir al baño y no necesitar ayuda de nadie, poder comprar comida, poder saborear el vino y tener el justo dinerillo para, sin derroche, adquirirlo, tener libros, saber leer,  poder dar un paso y después otro y, más lento o más rápido, con más o menos garbo, componer una andada, tener un cobijo cuando la tarde languidece y renacen las sombras.. tener algunos amores lejos y poder dulcemente recordarlos ( aquí se me escapó el Machado que está por ahí dentro, siempre presto..)… En fin, la lista de motivos para ceremoniar, cada día, no tiene fin…  

Aun así, por hacer algo extra dentro del extra de cada día, subí al punto más alto de la isla y a la bajada tomé un ouzo en el cafetín de LEFTERIS, en una plazoleta de Horio…


...617 m.s.n.m., pero aun no sé el nombre...

---la vista desde arriba en una mañana algo calimosa...

...y desde la cumbre ahí está la casa que me tiene, inconfundible en el centro del retrato, una fachada compartida en colores azul añil y amarillo, justo encima del toldo... 

...Ouzo y libro, fusión perfecta...Ulises ya llegó a Itaca y está empezando a dar cuenta de los pretendientes de Penélope...



Itaca

 
 
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

C. P. Cavafis. Antología poética. 

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