...en una de las campañas de la aceituna en que trabajé hace años por aquellos campos en torno a Baeza y la comarca de La Loma, tuve un compañero de varas por nombre Boba. Boba era ucraniano, un muchacho rubio él, más bien tímido, por supuesto educado, que se ganaba cada día su jornal haciendo la labor lo mejor posible, cada vez mejor una vez le pilló el tranquillo a eso de apalear los olivos sin dañarlos hasta no dejar una aceituna en rama...de él, como de su paisana María, trataba de imaginar su vida en la lejana Ucrania, lo que dejaban atrás, el dinero que podrían enviar...(...años después pude comprobar que por poco más de lo que suponía nuestro jornal de un día, yo tuve para un largo viaje en tren, cuatro días de hotel en Kiev, comidas, museos, y billete de autobús a Chisinau, Moldavia)...
Cada día, al concluir el trabajo y recoger los pertrechos, con la confianza no exenta de respeto del cada día, nos enseñamos a decir un día más, un día menos, él lo aprendió con asombrosa facilidad en español y un servidor en un costoso ucraniano de difícil transcripción, más o menos lo recuerdo así...na den biche, na den menche...venía a ser nuestra despedida hasta el día siguiente, y yo ponía en ello el sentimiento que encontré en tantos lugares que fui forastero, y me ayudaron...
Me acordaba hoy, a saber el motivo (cosas del andar, y andar solo, digo yo, y de los viajes en el tiempo que ello propicia)...me acordaba, decía, de él, de nuestra cotidiana despedida, tal vez porque pensaba que sí, que ya, como a todos, me quedaba un día menos, para lo que sea, pero no, no estaba siendo un dia más, así, como si no hubiera tenido su cierta y profunda historia, su personal trascendencia, su impronta en mi personal calendario...y tanto más por cuanto lo viví y sentí de manera algo muy diferente a lo que había leído y escuchado: etapa muy larga, monótona, a tener cuidado en verano, sin poblaciones, solitaria, sin ningún tipo de abastecimiento...y nada interesante que ver etc etc etc...
...con las límpidas luces del amanecer salgo del albergue donde mucho antes me ha despertado el jolgorio de pajarillos ocultos en la fronda del árbol al que daba el balcón. La tarde noche antes escuché cómo se iban recogiendo hasta callarse todos...(pensé que por este detalle el camino estaba más que justificado)
Es martes 20 de abril; en mi personal camino es la jornada 21 desde que partí de La Zubia; me dispongo a cubrir los 33 km que separan El Casar y Cañaveral, provincia de Cáceres...
..y resultó que la monotonía pasó a ser politonía, la soledad devino sonora, y la nada que se anunciaba se mostró pródiga en detalles al paso...cómo si no se explica ese miliario nada más salir, o el asombroso conjunto de ellos un rato después...
...y qué decir de los berruecos, trabajados por el incansable buril del Tiempo, emergiendo en la penillanura cacereña...
...o la faraónica obra del AVE, aún sin terminar, cruzando el Tajo, el más largo de los ríos patrios, sabiendo que esas aguas han pasado por la imperial Toledo y llegarán a la querida Lisboa...el enorme embalse de Alcántara...
El dilatado horizonte, el sonoro silencio propiciando el machadiano converso con el hombre que siempre va conmigo, o la tanta soledad recordando el cómo llenarte soledad sino contigo misma de Cernuda...
Un tiempo benigno en extremo...
...con Cañaveral a la vista me sale al paso, salvando un caudal mínimo, el humilde puente de san Benito, humilde en tamaño, soberbio en factura, la guinda del día...
Consigo retratarme y esta foto suscitará comentarios que me regalan el par de sonrisas que no me acordé de tener durante el día:
...aquí te asemejas a un personaje biblico...solo falta el pueblo de Israel detrás...
...tienes aire de pastor, podrías llevar las ovejas de la foto previamente separadas en churras y merinas...
33 km, muy bien llevados, y ocho horas después desde que salí del Casar llego a Cañaveral...un excelente albergue me aguarda...y un pueblo-pueblo con paisanaje...
...necesito comprar algo para compensar el parco menú del día (un plátano canario, dos peras rocha y un puñado de dátiles, unos tragos de agua...ah, y un buche de vino que llevaba olvidado en la mochila en un botellín de agua, eso fue todo)...voy por la calle principal, sin un alma...me gusta este tipo de comercios que lejos ya de aquellas tiendas no llegan todavía a impersonales supermercados, y que a falta del ya desaparecido ultramarinos -rancia, profunda, olorosa palabra- o del víveres que aún resiste en Canarias, vale y mucho ese Alimentación Gloria, al lado de la plaza. A la muchacha, o señora, gentilisima, le viene el nombre que ni pintado. Me cuenta la historia de todos los sitios: que no hay gente, que la gente está en casa, con miedo a salir...que el nombre completo de Cañaveral es Cañaveral de las Limas. Me dice que vaya a ver las chimeneas antiguas por la parte baja del pueblo y, tal vez intuyendo que a mí me van, me dice que un poco más allá está el cementerio...
Un día menos, sí, pero, sobre todo ¡un día más!...
Todo se mueve, fluye,discurre, corre o gira,
cambia la mar y el monte
y el ojo que los mira.
(Antonio Machado)
Bellísima, redonda, magistral.
ResponderEliminarNo hay paraje, paisaje ni paisanaje que se resista al fino escalpelo con que este homo errans disecciona lo que se pone ante su vista; da igual lo que sea, "indifiere" de lo que se trate: el espíritu aquilatado y la desarmante sensibilidad de este poeta-místico lo elevan a la categoría de objeto versificable, sin que menoscabe su altura su elegante y rotunda prosa.
Caso digno de estudio, este autodenominado homo errático...y un privilegio poder leerlo.
...ay, amigo Miguel Ángel, después de tus palabras mo sabía dónde meterme, agazapado incluso de mí.Muchas gracias por tus palabras...por mi parte decirte que lo que me sale en escritura es la punta del iceberg de lo que sabe salir o no sé sacar...un abrazo desde la Via de la Plata...
EliminarAntonio, ¡eres un hacha! Sigue deleitándonos con tus comentarios y tus impresionantes fotografías.
ResponderEliminarUn abrazo. Mariano
...pues cómo decirte que mientras esté disponible siempre estaré en disposición de participar esta vida que me sale al paso. Gracias amigo y un abrazo...
EliminarGracias Antonio por estos relatos... De alguna manera he de hacer el camino. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar...de alguna manera ya lo estás haciendo, "por mi culpa", pero mi deseo es que tengas salud y el tiempo necesario para caminar, sea el camino que sea...mientras tanto seguiré en la dichosa provocación...
ResponderEliminarUn abrazo desde Aldeanueva del Camino...
"Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros"... En esta página queda palpable esta sentencia. En una etapa en la que otros solo encontraron monotonía y poco que apreciar tú has descubierto una naturaleza rica en historias con la que nos has deleitado a los que te acompañamos.
ResponderEliminarGracias por todo lo que nos permites aprender ... y soñar. Un abrazo.
Creo que hay una acción reciproca entre la monotonía del camino y la actividad de la mente. Lo más monótono el paisaje lo más activo la mente. Eso por mi parte estoy notando siempre haciendo mis paseos por la playa de Conil que me encantan, 2 horas, 3 horas, todo recto, solo acompañado por el sonido del mar. Me hace olvidar el tiempo, la distancia, es como una meditación. Para la mente es como una limpieza de fondo, suben recuerdos escondidos, emociones desvanecidas, ideas e energias. Hay un dicho, no sé de quíen: De vez en cuando cada uno necesita un poco del desierto..
ResponderEliminarEl juego "un día más - un día menos" me acuerda de un reloj de arena. Nada se pierde pero le cambia el lugar desde el arriba hasta el abajo. Recuerdo el cuadro de Dalí "La persistencia de la memoria" - pasa el tiempo pero mantiene la memoria. Recuerdo la página tuya sobre la soledad. Siempre nos acompaña la mochila nuestra...
Un abrazo desde la costa gaditana
Me ha gustado mucho tu relato. Ahora me lamento de no haberlo leído antes ya que el día 23, he pasado cerca, camino de Asturias y habría intentado coincidir y compartir un rato.
ResponderEliminarAhora, como sabes, no se pasa en coche por el interior de Cañaveral, pero lo recuerdo bien por ser una zona bastante incómoda para circular, así como todos los km a la orilla del pantano.
Y algo en lo que me puedo sentir más cerca de tu estilo: allá por el año 1976, estuve un par de horas en la piscina que había abajo,a la salida esperando que refrescarse en mi viaje en bicicleta