lunes, 1 de enero de 2024

...24 de Diciembre del Año...



...del año del Señor de 2023... así está mejor, queda oficial, y más histórico. Habiendo tantos lugares en el mapamundi tenía que ser en la isla de Sal, archipiélago de Cabo Verde, donde recalara en esta sentida, por cristiana, tradicional y familiar, a elegir, todo le puede cuadrar, noche de nochebuena...precedida que fue por la del año pasado en Estocolmo y hace dos años en Goslar, Alemania, por no seguir remontando mi personal río de los años, otros climas, otras latitudes, otros ambientes, el mismo diferente yo tirando, todavía, de mí...
Fue Nifa House, el lugar que me acogió esa noche, una habitación con baño compartido (en realidad solo para mí, porque estaba solo) dentro de una casa nueva, impecable, que tan bien se ve que llevan Valdimiro y su esposa. Se ubica junto a una escuela a las afueras de Espargos, la capital de Sal, un pueblo que se arracima en derredor de la montaña Curral, excelente miradouro de toda la isla...la noche, por muy apellidada buena que fuera, fue, mira por donde, un discreto remate de un día, eso sí, muy intenso, veamos si no...
Espargos, su aeropuerto, que lleva por nombre el del militante político, figura destacada en la historia caboverdiana reciente, Amílcar Cabral, se une en mi personal y errática, y peregrina, historia personal a los de Pisa, Nápoles, Los Rodeos, Milos, Corfú...porque, al igual que desde ellos, también salí a pie, sin necesidad de transporte alguno, camino de la ciudad más próxima.
Llegaba de madrugada de la Gran Canaria, velé cinco o seis horas, imposible conciliar un sueñito acosado por enjambres de moscas guerrilleras, esperando como centinela la aurora, y salí en cuanto vi la luz primera...y ya tuve el primer atisbo de que la isla me recordaría a Fuerteventura...salvando todas las distancias...
Sal, Espargos, era mi primer contacto con el país, mi puerta de entrada, piedra de toque en Cabo Verde, supuso esa primera impresión, siempre importante pero nunca decisoria...
Piedra de toque...y PEDRA DE LUME, el lugar que tenía remarcado como visita prioritaria, y hacia allí me dirigí una vez dejada la impedimenta en la casa Nifa...
Pedra de Lume, un poblado con su iglesia (me trajo el recuerdo de aquella de Las Salinas de Cabo de Gata), un modesto faro, las antiguas naves de almacenamiento de la sal, todo ello en un paisaje adusto, solitario, reseco, majorero diría...
(al fondo arriba izquierda se divisa Espargos y su montaña mirador...)
Frente a todo este deslumbre de luz y color se abre el boquete de entrada a las salinas: una laguna de agua salada dentro de un volcán. Se comprobó, leo, que el agua no viene del mar que circunda la isla sino que proviene de otras profundidades...el paisaje, las cambiantes luces que lo envuelven, la coloración de agua y sal conforman cuadros estéticos de telúrica belleza, a contemplar y disfrutar junto al natural baño. 
Ya me pasaron años desde que floté en aquel mar Muerto de 1989. Aquí, según leo, la concentración de sal es aún mayor...entras en el agua y cuando esta te llega a la bambiga, como decía mi alumno herreño Christian, ya empiezas a flotar...
Ya a la ida y desde bien a lo lejos había vislumbrado esa alargada tapia. No se precisa ser un tanatófilo para saber que es el muro de un cementerio. Di una buena asomada dejando la visita más detenida para la tarde, a la vuelta. Apellidos como en cualquier cementerio portugués: Andrade, Cardoso, Gomes, Pereira, Sousa, Pires...tumbas todas en la tierra polvorienta.
 No podía prever la ceremonia que me aguardaba a la tarde, de regreso a Espargos...
Un buen amigo mío, de los más antiguos, si no el que más, vino a nacer un día de nochebuena. "Qué día más malo, menos a propósito, para nacer" decía mi hermana. Y no digamos, ya puestos, para morir, y peor sin previo aviso, casi con las exquisitas viandas de nochebuena dispuestas ya en la mesa...
Parece que no fue este el caso...
...Nadie me dio vela en el entierro pero a él me fui incorporando casi sin sentir; fui ganando confianza y posiciones, sin perder respeto, conforme los Juan Simón (el nombre del enterrador de aquella triste película de Antonio Molina) o el Plácido (de mi pueblo), los sepultureros, dos de ellos con mascarillas covid y otro con máscara con filtro de aire, iban haciendo su labor, iban aparejando el montículo que remata toda tumba, tanta tierra desplaza el difunto abajo tanta queda por arriba...
-¿Quem morreu?, pregunté al señor a cuyo lado me coloqué, previamente examinado.
-Ela era uma senhora idosa e doente...
Una señora anciana y enferma.
Irresistible, me atraía el ambiente, la dorada luz de atardecer y la envoltura de la música: dos guitarras y un sobresaliente violín ponían el contrapunto caboverdiano, saudoso, una salmodia entre la que se colaban unos compungidos ayes, algunos llantos...

...se marchó el cortejo, todos los coches, no he visto más rápido que no quedó un alma, Dios mío, qué solos se quedan los muertos, en esto no hay fronteras ni países...me acerqué ya libremente a la tumba, recoloqué como pude, hincadas en la tierra, las flores que ya el viento había levantado, creo que me persigné y tras dar una vuelta, eché a andar, con un nuevo perro a la vista...
(un perro del que el amigo Víctor, en Alcaine, Teruel, me dijo: Has dejado loco hasta el cane. No sabe si poner las orejas hacia arriba o hacia abajo...Aunque bien mirado, el entorno, la mirada entre triste y miedosa del can, me lleva a pensar en el célebre perro semihundido, de la Quinta del Sordo...(la enigmática pintura de Goya)
...eché a andar, como digo, hacia Espargos donde llegué ya con la luz de la nueva luna llena...Cómo llenarte soledad sino contigo misma...que dijo, sabio, el poeta...
Me acordaba de mis padres, recordaba, bajo el estrelladísimo cielo de Sal, aquel tiempo diáfano en el que la esperanza en forma de vida estaba ilesa...ya estarían todos a la mesa...alguien, bienintencionado, me envió lo del síndrome de la silla vacía. El recuerdo propio y ajeno me tenía sentado, repartido, en tantos lugares...empezando por Baeza, siguiendo por Utebo, Cabo Blanco, El Hierro, Cúllar Vega, Alcoy... está por diseñar la silla donde se posen los ausentes, siente un ausente, un errático, en su mesa, remedo de aquel siente un pobre en su mesa de antaño y que con tanta gracia bien me contó mi amigo Miguel Ángel en Cacín...hasta tarareé aquella canción de Luis Aguilé:
🎼por eso y muchas cosas más
 ven a mi casa esta Navidad...
Ya en casa, Nifa, correspondí, sorteé, como pude, el aluvión de parabienes wasaps, planeé sobre tantos, naturales y no poco redundantes deseos, y fondeé en dos: esta personal, detallosa, felicitación de José Miguel, mi alumno de Hornos de Segura, apodado soltero de oro en el grupo de wasap de aquellos alumnos (yo soy el soltero de latón oxidado)...montaje sobre una foto que nos hicimos en Almuñécar hace un par de veranos...
...pero fue esta la foto que me clavó en la silla ausente, una como puñalà trapera directa al corazón, directamente desde el Bierzo, Ponferrada, del amigo César, y Amparo...

Ese champanito, esos cangrejos...me descriaron, como aprendí en canario...
Habitación limpia y nueva pero escueta, mi silla fue la cama y mi mesa la mesita de noche...
Aguacate gomero de La Dama, que me dio José Carlos, una lata de conserva (pulpo), un poco de camembert que compré días antes en un Mercadona, pan de la vecina panadería portuguesa y el plato estrella podría ser el vino del Alentejo...y una vela y todo, qué más se puede pedir (grato comentario de la amiga Mari Carmen, desde Cúllar). 
Sobreviviendo a otra nochebuena; de haber otras, Dios dirá...

8 comentarios:

  1. Amigo José Antonio, no sé si he sido el primero en visitar esta tu primera página de 2024, pero creo que sí soy el primero en darte las gracias por tanto, tan bonito y entrañable (tus textos, tus fotos, tu montaje, tus pensamientos e ideas,,,). Todas tus páginas, invariablemente, tienen un cabal comentario de ese fifidelísimo amigo tuyo, César, que desde Ponferrada te profesa admiración, respeto y muchísimo cariño; pero en esta página tú le devuelves las gracias poniendo esas fotos con tu silla vacía compartiendo con su pequeña familia un momento tan íntimo como la cena de Nochebuena. Se me ha puesto el vello de punta, vaya detallazo por su parte,,,, de órdago. Eso sí que es entrañar a un amigo. Mis felicitaciones por tener un amigo así, y, como siempre un fuerte abrazo en este primer día de año con el deseo, como siempre, de que sea venturoso sobre todo en SALUD.

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  2. Amigo Juan, cómo hablarte a ti del síndrome de la silla vacía 🙏.
    Tantas ausencias, breves y definitivas (que decía Benedetti) aparte, te agradezco la lectura y comprensión de esta página. Anoto entre los adelgazados propósitos de este año reencontrarnos, tanto tiempo después.¡Sea!
    ...y, ciertamente, lo del amigo César abrió una página que no todo el mundo posee y traspasó el límite de lo que puedo aspirar...

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  3. La verdad, es que no esperaba menos, una publicación que me hiciese disfrutar tanto lo mismo con la descripción grafica, como con la redacción, claro esta... las fechas tan señaladas, no se merecían menos, que cualquier otra publicación a lo largo del año, faltaría más... y lo mejor de todo, es la cantidad de cosas que aprendo gracias a tu esfuerzo, que ya se de sobra que para tu persona no es tal, sino que es un disfrutar continuo. Me gusto mucho el baño, la compañía del cementerio y todo lo demás. SALUD Y UN ABRAZO DESDE PONFERRADA - EL BIERZO - LEON - ESPAÑA

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  5. Había algo que no correspondía con el magisterio que aquí se trata.

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    1. ...ah, amigo Pepe, que sería lo que no correspondía...no creo que fuera lo del aguacate🤔🤣🤗...

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  6. No sé casi nada de las islas de Cabo Verde, gracias por presentar su paisaje escaso y su laguna de sal. Muy emocionante es el síndrome de la silla vacía, no sé si me gusta... El fin del año con sus días de fiestas importantes y familiares provoca recuerdos buenos y no tan buenos, espectativas cumplidas y no cumplidas. La Navidad con tus amigos de Bierza seguro fue un recuerdo buenísimo, se nota en las fotos. Hay un proverbio: Vecinos y familia no se puede elegir, amigos si, se puede.
    Hoy he visto la cabalgata de los Reyes en Conil. Un saludo

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  7. Hola, Ulrike, saludos desde Fogo. Te explico: el síndrome de la silla vacía era, en mi caso, una metáfora, una figura filosófica, digamos. Dicho síndrome pueden sentirlo los que estando a la mesa en señaladas fechas echan de menos a alguien que estaba, ya fallecido o ausente, y ya no está.
    Respecto a mi amigo César de Ponferrada, nunca pasé una nochebuena o Navidad en su casa, pero el tuvo el DETALLAZO de poner un cubierto en mi recuerdo...
    FELIZ ESTANCIA en Conil. Un abrazo.

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