domingo, 29 de octubre de 2023

...un CAYUCO de Colores...

..."Tayuto", decía con su media lengua de tres años aquel gracioso niño Samuel, en la escuela de La Dama. Todos los sonidos de c los pasaba a t...Ya, hecho un hombre, sacándome un palmo de estatura, me lo volví a encontrar a la vuelta del tanto tiempo acompañado de su madre por las calles de San Sebastián (hablo de La Gomera). "Mira, fue tu maestro", le dijo su madre. Gallardo, respondió simpático a mi saludo pero el muchacho, aquel niño Samuel, ya no se acordaba de mí... 
Por aquel mi tiempo escolar gomero llegó, no sé si cayuco o patera, una embarcación con inmigrantes a La Rajita, la playa final de barranco donde aún quedaban construcciones de lo que fue la factoría conservera de pescado que cerró sus puertas en 1984. Esta llegada supuso todo un revuelo y una novedad en aquel confín gomero de  La Dama donde a la sazón estaba de maestro. Hablo de 2003, 2004...es algo que ahora recuerdo, cierto que un tanto brumosamente, al arrimo de este pan de cada día que en este octubre de 2023 está suponiendo la llegada de cayucos a las islas y mayormente a aquella de El Hierro, otro lugar que tanto hueco tiene en la memoria de mis pies y mi corazón...

...traído de la mano de estas noticias, me viene el recuerdo ya más reciente de aquel viaje en 2018 a Gambia, Senegal y Mauritania, un poco de cada país, y me centro en Senegal, concretamente en la ciudad de Saint Louis, sita al norte del país, uno de los puntos de partida de los cayucos...
Tras unos días caminando, y tanto, agotadoras jornadas, por Dakar y por la isla de Goree, me fui para Saint Louis buscando un paso fronterizo por donde pasar a Mauritania y para visitar lo que había hecho que esta ciudad fuera inscrita en el patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un nombramiento, según leí, en función de las construcciones que se conservan de su pasado colonial francés, con sus fachadas de cal, su doble tejado en barro, sus balcones de madera y sus barandales de hierro forjado...
 Saint Louis fue la primera ciudad fundada por los europeos en el África occidental y alcanzó una relevancia hoy ya perdida. Buena parte de ella, el corazón de la vieja ciudad colonial, se asienta sobre una isla estrecha, alargada, en el río Senegal, a una veintena de kilómetros de su desembocadura. P
or esa natural disposición humana a comparar, o asociar, se le llama la Venecia africana, comparación sacada creo que muy pero que muy por los pelos...en fin...










...También es de resaltar el puente metálico sobre el río Senegal, erróneamente atribuido a Eiffel, obra de Nouguier, Kessler y Compañía (tomo datos de la wikipedia)...


...por doquier, con patrimonio o sin él, la suciedad, la basura, inconmensurable, lo inunda todo, es una triste patente realidad, todo hay que decirlo, pronto, para una vez declarado caminar sin sobresaltos por lo que es y lo que fue Saint Louis...
No es en este casco histórico, digamos, donde mayormente bulle la vida: hay que ir a los orillas...Aunque hablando de orillas, por esa fijación mía por las necrópolis, pasé largos ratos en el cementerio de pescadores...










...el panorama es ciertamente desolador, esa fusión de recuerdo a los muertos, arena tragándose el recuerdo y basura por doquier entre el lugar y la inmensidad del Atlántico junto al que se levanta...



...Mientras voy hilvanando esta página y mientras miro ese hombre que mira el horizonte, sigue sin cesar el goteo de cayucos, el conteo de seres humanos, miles, que siguen llegando a las costas canarias...







    
Este hombre es Abdul, aquel amigo de una tarde en Sant Louis...que alguien se ponga a tu paso o, educadamente, te aborde, forma parte de la cotidianidad por aquellos lares...la novedad y curiosidad que supones, cierta necesidad de comunicación, la de poder obtener buenamente algo...pueden estar entre los motivos de lo que sin dejar de verlo como natural y aceptarlo siendo uno el forastero, también puede acabar por cansar y terminar uno refugiándose entre las cuatro paredes guardadas del hotel u hotelucho de turno...No fue el caso, o fue de muy diferente misma manera el caso con Abdul, el amigo de aquella tarde que estos días tengo tan presente al eco de las noticias...
 ...hablando en francés, hicimos las presentaciones de rigor, cómo te llamas, de dónde eres, a qué te dedicas, qué haces aquí etc...fuimos dando un paseo por la zona costera, a la vista de cayucos varados o en actividad, del trasiego de unos y de otros, caminando entre humanidad y basura, pasando por algunos edificios por los que ya había pasado el día anterior, edificios cuya historia se filtra entre ruina y abandono...mientras, la tarde se doraba anunciando un crepúsculo que igual cae sobre la opulencia que sobre la escasez o la miseria...

...me contó de amigos suyos que habían conseguido llegar al sueño europeo y de otros, probablemente desaparecidos en la travesía, a los que había perdido el rastro, y que para él era ya muy tarde el intentarlo: su edad, su familia... Me explicó el motivo por el que durante el día se veían muchos chiquillos por doquier y cómo a partir de una hora desaparecían, tal y como había comprobado: en Saint Louis había, digamos, varias casas de acogida; era "costumbre" de muchas familias, cargadas de hijos, de Dakar incluso, que se desprendían de algunos y los dejaban en dichas casas tuteladas por alguien que les daba "cobijo"...durante el día los niños vagaban por doquier y si podían trapicheaban algo que tenían que dar al tutelador...una historia un tanto extraña, algo así entendí...


...y todo ello en contraste con la generosidad extrema del mar: continuas llegadas de barquitos cargados de pescado...     




...le mostré las fotos con mis alumnos que suelo llevar, me contó de su familia, no recuerdo cuántos hijos tenía...al despedirnos me dijo si le podía ayudar con un poco de dinero: en un pliegue de la cartera, llevaba desde que fui a Nueva York, 2012, un billete de 20 dólares (un legañoso, como lo habría llamado un amigo mío que ya partió)...excelente ocasión para darle salida... 









...dos días después me fui de Saint Luois, ignorante, por suerte, del calvario, cabreante a todas luces, que supuso poder pasar a Mauritania por el tristemente famoso paso de Rosso, Rosso Senegal y Rosso Mauritania, cruzando el río Senegal, calificado como el peor de los pasos fronterizos africanos, el más corrupto...pero esa historia ya no cabe aquí...





(no puedo menos que recordar la fila de nichos numerados, sin nombre, en aquel cementerio lanzaroteño de Morro Jable)

...para atenuar mi ignorancia mayor sobre el país y como sincera deferencia al mismo, en la charla con Abdul saqué a relucir el nombre de Leopold Sédar Senghor (1906-2001). Escritor y político, fue durante muchos años presidente de la república senegalesa, miembro de la Academia de Francia, doctor honoris causa por muchas universidades, entre ellas la de Salamanca... entre otras muchas distinciones. Propulsor del término "negritud" tanto como término literario como lo referente a las características sociales y culturales de la raza negra: un referente imprescindible en la historia de este país...Con su poesía Hombre de color pongo broche a esta página, más triste que alegre, puede ser la vida misma...

Querido hermano blanco:
cuando yo nací, era negro,
cuando crecí, era negro,
cuando estoy al sol, soy negro,
cuando estoy enfermo, soy negro,
cuando muera, seré negro.

En tanto que tú, hombre blanco
cuando tú naciste, eras rosa,
cuando creciste, eras blanco,
cuando te pones al sol, eres rojo
cuando tienes frío, eres azul
cuando tienes miedo, te pones verde,
cuando estás enfermo, eres amarillo,
cuando mueras, serás gris.

Así pues, de nosotros dos,
¿quién es el hombre de color?

...vinieron en un cayuco de muchos y bellos colores...