domingo, 17 de abril de 2022

...mi Cita en ALEJANDRIA...


...Viajes, Literatura, Filosofía...en estos tres pilares sustento, en cumplido resumen, la motivación, el ánima, de estas páginas que echo a volar de vez en cuando. El caso de esta que acabas de empezar a leer lo considero un paradigma de la intención expresada:
Viaje/Alejandría, norte de Egipto, delta del Nilo, ciudad con sobrada, reconocida, historia...
Literatura/Kavafis, la poesía de este hombre, y un libro ya lejano que me la reveló...
Filosofía/el contenido, el profundo sentido, la vinculación de estos versos a la la propia vida, su trabazón con la mía...
...podría ser una página para viajeros sedentarios, poéticos irreverentes , filósofos irredentos...
El arranque de esta página se remonta varias décadas atrás en mi vida...cómo sospecharlo entonces...ni remotamente...
...este libro es el origen de todo. Allí debe estar, reposando, tomo a tomo, lomo con lomo, portada a contraportada, junto a otros centenares, cubierto de polvo y silencio, fieles gregarios del tiempo, en un lugar de La Zubia dentro de mi compleja geografía personal familiar. Seguramente debe tener una fecha y, sobre todo, una dedicatoria. Antes de este, pese a todo, noble y silente destino, nunca olvidado, el libro fue pasando de casa en casa de maestro, acompañando mi peregrinar pedagógico. Sí recuerdo que tenía el sello de una librería, de vida efímera, parece connatural, que abrió sus puertas en los soportales de la calle Ganivet, en el lado de Correos, antes de llegar a la plaza de la Mariana. Estoy hablando de Granada, claro. Era la Librería Mujer. Y mi amiga María Luisa fue quien me lo regaló. Pongamos que finales de los 70, primeros de los 80.

...y este es su autor, el poeta, Konstantinos KAVAFIS (1863-1933)...
...Que yo recuerde, creo que no lo conocía por aquel entonces, no tengo certeza ni datos al respecto, siendo así que a ella, a mi amiga Luisa, le adjudico este hecho y le debo que lo pusiera en mis manos, y corazón, y ahora, tantos años después, en Alejandría, lo recuerdo y lo sigo agradeciendo...
... El plan de venir a Alejandría estaba en cartera hace muchos años...y también hace ya bastantes que me iba resignando a no venir, a dejarlo dormir, roncar ya, en en el baúl de los proyectos, en armonía con otros como el subir al Aconcagua, caminar la Gran Muralla China y tantos otros que...¡para qué nombrar!, ejemplificando el hipocrático ars longa vita brevis...En estos ya declives personales, obvios y acordes, saqué a la luz el proyecto y me lo propuse como colofón de este viaje a algunos países del golfo Pérsico para el que, por circunstancias varias, tanto me costó arrancar...y, en buena lid y ánimo, no sin avatares, conseguí llegar a Alejandría y lo taché de la lista de lo pendiente posible...Alejandría, quién la vería en aquellos sus tiempos de esplendor y cómo la verían hoy aquellos que la vieron ...Aquí comparto algo de lo que me tocó...  

...El icónico, así parece que queda bien dicho, puente Stanley, no lejos del hotel donde me hospedé, fue lo primero que aprecié en la ciudad. Se encuentra en plena, larguísima, corniche alejandrina, una veintena de kilómetros de avenida, con el mar a un lado y edificios de todo rumbo y un tráfico agobiante al otro...  




...Por dicha cornisa, que en más de una ocasión me trajo el recuerdo del malecón de La Habana, llegué hasta uno de sus extremos donde se alza la ciudadela, fortaleza, de Qaitbay, que era el nombre del sultán que la mandó construir, en buena parte utilizando los sillares del famoso faro alejandrino, finalmente abatido por un terremoto...



...justo desde este ventanal de la fortaleza se divisa lo que hoy es la gran biblioteca de Alejandría, un poco, o mucho, o en parte, en recuerdo de aquella otra de la que hablan los siglos...
 



En su exterior un busto del gran macedonio Alejandro, y dentro el gran espacio y recuerdos para, por ejemplo, el premio Nobel egipcio Naguib Mahfuz, Pablo Neruda, H.Ch.Andersen, Shakespeare, Kavafis...(acabo echando en falta algo que recuerde a Cervantes...el permanente sino español...)



...no muy lejos, la gran mezquita de Abu Abbas al Mursi, (el murciano, literalmente) santo sufí del siglo Xlll... 


Es un tipo de construcción que sigue los patrones del viejo Cairo e influye a su vez en la esplendorosa, lujosa, espectacular toda ella, mezquita Sheik Zayed como pude comprobar unos días antes en Abu Dhabi...


...el día y la noche son más parecidos que Abu Dhabi y Alejandría...Volviendo a esta, ya me encamino sin dilación al motivo de esta venida, el motivo que me ha hecho el regalo de este viaje: 
la casa que habitó el poeta, Kavafis, en el barrio griego de la ciudad...
...Sin conexión en el teléfono, complejo el poder preguntar, no digamos el entender respuesta, lo nada popular del lugar... casi di con la casa de milagro. Con el papelito que previamente me había escrito en árabe una chica de las encargadas en la gran biblioteca, servidor, tan ufano, lo fue mostrando hasta que un hombre, de aspecto harto formal, una cosa que de entrada hay que fijarse si andas en estas pesquisas y ya viendo claro que me llevaba a la casa...me vi ante un edificio muy grande, tipo iglesia, custodiado por un policía que me pidió el pasaporte, que llamó por teléfono a alguien, vino un señor mayor y me dijo que lo siguiera. 
De sobra sabía que aquello no era ni de lejos la casa de Kavafis pero ya no había vuelta atrás...Me franqueó la puerta, entré, y era...una sinagoga, y no poco interesante...la visité mostrando todo mi sorprendido interés, le di al señor unos billetes y me fui...para volver a preguntar, y esta vez sí...


En un callejón con el nombre del poeta allí estaba su casa, me parecía mentira estar subiendo aquellas escaleras; me acordé de tantas y tantas casas de artistas, escritores...como he visitado y que quizá era esta la que más se había demorado...lo imaginaba subiendo y bajando estas escaleras, un día y otro, entrando y saliendo, yendo a trabajar como funcionario, periodista, a los cafés...(quitando unos años familiares en Liverpool y otros en Constantinopla, vivió toda la vida en esta ciudad...)  



Monotonía

A un día monótono, después
le sigue otro monótono, inmutable. Pasarán
las mismas cosas, que suceden otra vez.
Momentos similares nos encuentran y se van.

Un nuevo mes trae el mes que ha transcurrido.
Se puede fácilmente adivinar qué nos espera:
igual que ayer será, lo mismo de aburrido.
Y así el mañana es como si mañana ya no fuera.

...Y así fue que me vi pulsando el timbre y siendo recibido por un amable señor, pagué la entrada y las solitarias estancias todas allí estaban para mi completo solaz...



En estas habitaciones oscuras donde vivo días agobiantes,

con qué anhelo contemplo a veces las ventanas.

Cuando se abra una habrá un consuelo.

Pero esa ventana no se encuentra, o yo no sé hallarla.

Y quizás mejor sea así.

Acaso esa luz sea para mí otra tortura.

Quién sabe cuántas cosas nuevas mostraría.




VELAS
Los días del futuro se alzan ante nosotros
como una hilera de velas encendidas-
doradas, vivaces, cálidas velas.
Los días del pasado quedaron tan atrás,
fúnebre hilera consumida
donde las más cercanas aún humean,
velas frías, torcidas y deshechas.
No quiero verlas; su aspecto me aflige,
me aflige recordar su luz primera.
Miro ante mí las velas encendidas.                                                                                        No quiero volverme, y estremecerme                                                                                     al contemplar qué rápidamente se alarga la hilera sombría,                                             qué rápidamente crece con sus velas ya consumidas...

La poesía anterior, Velas, la empleo con frecuencia a la hora de felicitar a mis amigos por sus cumpleaños, entrando en amistosa competencia con la de Pasatiempo, de Mario Benedetti, que tampoco es manca...ya está más que pasada la hora de los paños calientes...la vida es muy interesante, y hasta puede llegar a ser bella, pero esa belleza incluye su finitud, su lento, o trágico, aceptado, o forzado, acabamiento...



El ajustado mobiliario de la casa está formado por sillas, una cama, algunos objetos que usara...dibujos y fotos del poeta y mostradores conteniendo gran cantidad de documentos y, sobre todo, libros en tantos idiomas a que ha sido traducido...


...y justo allí estaba el mismo libro que me regaló mi amiga María Luisa...helo aquí en el centro de la foto... 

...lo que fue una sorpresa, no pequeña, fue encontrar en una misma portada estos dos nombres, Kavafis y Pessoa, dos pesos pesados en mi vida, cierto que con muy distinto calibre...aunque una vez pasada la impresión vine a decirme "¿de qué te extrañas?"...

Un hombre viejo

En el extremo ruidoso del café, con la cabeza inclinada

sobre la mesa, un anciano se sienta solo,
con un periódico frente a él.

Y en la miserable banalidad de la vejez
piensa en lo poco que disfrutó los años
en que tuvo fuerza, elocuencia y apariencia.

Sabe que ha envejecido mucho: lo ve, lo siente.
Sin embargo, parece que era joven ayer.
Un intervalo tan breve, tan breve.

Y piensa en Prudencia, en cómo lo engañó, en
cómo siempre creyó -qué locura-
ese tramposo que decía: “Mañana. Usted tiene un montón de tiempo."

Recuerda los impulsos refrenados, la alegría
que sacrificó. Cada oportunidad que perdió
ahora se burla de su cautela sin sentido.

Pero tanto pensar, tanto recordar,
marea al viejo. Se queda dormido,
con la cabeza apoyada en la mesa del café.

En lo posible /Cuanto puedas

Y si no puedes disponer de tu vida como quieres
procura esforzarte al menos 
cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente
en trajines y conversaciones por doquiera.

No la envilezcas trayéndola y llevándola,
rodando sin cesar y exponiéndola
a la vulgar locura cotidiana
de tanta relación y compañía
hasta que acabe por convertirse en una intrusa.

...en estos tiempos en los que el wasap ha irrumpido, y cuán fuerte, en mi vida, de la mano de esa telefonía que tan extraña era en ella hasta hace dos años, medito de vez en cuando al amparo de estos esclarecidos versos en los que más de una vez he acabado por verme reflejado, pese a mí, pese a toda mi buena voluntad, constatando cómo me dejo arrebatar parcelas que estaban y deben estar reservadas a la necesaria soledad y sus oficios...

Tras la visita a la casa me quedaba ir al cementerio griego, ortodoxo, a ver su tumba en el panteón familiar. Aunque lo tenía localizado en el mapa, el señor de la casa museo me lo confirmó dándome todo tipo de detalles del lugar, y sobre todo una serie de seguridades que, lamentablemente, ninguna se dio...Tras caminar entre la turbamulta llegué al fin a la calle Annubis, nombrada con toda propiedad con el nombre del señor de las necrópolis y guardián de las tumbas en el antiguo Egipto, una calle que separa, une, cementerios varios a ambos lados: el anglicano, el de caídos en las guerras mundiales, el árabe cristiano, el armenio. alguno más que no pude leer, y el ortodoxo griego. Estaba cerrado. Justo en frente estaba el armenio donde a través de la verja había visto algún movimiento y allí me acerqué a ver si alguien se asomaba, como así fue. El amable señor que se asomó me dio para entender con sus gestos que me fuera a la puerta del griego, que el llamaría por teléfono...

...y en este tranco me senté, a esperar acontecimientos...A lo largo de las estropeadas aceras, sin faltar basura, había aparcados varios taxis...un taxista estaba haciendo limpieza del vehículo. Sacó después una garrafilla con agua, se sentó, se quitó las sandalias, se echó un poco de agua, se pasó la mano mojada por la cabeza...estaba haciendo las abluciones para la oración. Desplegó la alfombrilla y...pero veo que va al maletero y saca una silla plegable...y la llevó al viejo español que estaba sentado en el tranco del cementerio, y allí me la dejó con un gesto de natural amabilidad. Este taxista, en los segundos que lo miré a la cara, me recordó a mi padre, no mucho más joven, y pensé que era el taxista que todo el mundo querría encontrar por estos países donde uno no sabe...me senté agradecido y él se puso a la oración... y al fin se oyó movimiento al otro lado del portón metálico. Abre un señor rodeado de unos perros ciertamente entrenados, discípulos de Annubis, le digo como puedo el nombre de Konstantinos Kavafis y me dice que le siga, vamos sorteando tumbas, algunos monumentos admirables, todo lo miro al paso pero ni me atrevo a preguntar si puedo sacar algunas fotos. En esto suena el teléfono del hombre, se detiene, habla, termina y me dice que le siga, esta vez desandando el camino de nuevo hasta la puerta donde aguarda otro hombre que por gestos y en un par de palabras que sorprendo me dice que regrese mañana a las diez...
Al día siguiente un buen rato antes de las diez estoy allí como un clavo. Espero y espero hasta que llega un hombre nuevo que me saluda con un amigable kalimera, tan grato a mis oídos, intercambiamos unas palabras en griego e inglés, me pregunta de donde soy, spanikó, le respondo, llama por teléfono, a saber, y acaba por decirme que al cementerio pueden entrar mono elenikó, only greek, solo griegos...mi gozo en un pozo...toca conformarse, y tanto, con estas fotos sacadas de internet...Un detalle: Kavafis nació y murió un 29 de abril...

Si alguien ha tenido el detalle y, por qué no decirlo, la suerte de llegar hasta este punto de la página y ya viendo que se acaba, tal vez piense, y no sin razón, que la página no está completa...

...claro, falta una mención especial, sine qua non, a ITACA ...  
...Kavafis no publicó oficialmente nada, apenas unos opúsculos, retocando una vez y otra sus escritos...Sólo por el poema Itaca ya ganó su lugar en el parnaso...fue mi apoyo filosófico en aquel mi primer gran viaje en bicicleta, alrededor del Mediterráneo, que incluyó, en su honor, recalar unos días en la isla de Ítaka; traté de aprender que no había ni habría más miedos o temores que los que llevara dentro... Es uno de los paradigmas de poesía para vivir, una genuina declaración de principios, una referencia para viajeros, pero más aún: para el Viaje de viajes que es la propia vida...ejemplificando lo evidente: el aquí y ahora, el viaje, sus aconteceres y sus vivencias, es lo que cuenta, siendo la llegada lo de menos, una referencia, no más...

Cuando emprendas el camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los yergue ante ti.

Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
detente en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.

Ten siempre en tu mente a Ítaca.
La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.

Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.

Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.

...y di por fin adiós a Alejandría que se marcha.


8 comentarios:

  1. Amigo don Antonio, no salgo de mi continuo asombro, cada vez que publicas algo en tu pagina de comentarios ilustres, lo de ilustres, es mi apreciación personal, ya que en vez de ir acostumbrándome más con tu estilo de redactar y mostrar tus vivencias, cada día que pasa compruebo que estoy más distanciado de ello, lo cual quiere decir que he aprendido un montón de cosas, que han aumentado mis conocimientos, y tu eres el culpable de que cada día me sienta más ignorante, de lo cual me siento super agradecido a tu persona. SALUD Y UN ABRAZO DESDE PONFERRADA - EL BIERZO - LEON - ESPAÑA.

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    1. Amigo César, a veces pienso en lo tanto que estás viajando sin moverte de tu terruño...ello me llena de alegría y me anima a seguir y no escuchar las voces de abandono que a veces escucho en el interior...Desde luego tu fidelidad es un fuerte motivo...un abrazo desde estos lares del sur...

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  2. Gracias por tu página tan compleja. Yo sé algo sobre la importancia de la biblioteca de Alejandría por el libro muy recomendable de Irene Vallejo (EL INFINITO EN UN JUNCO) en el que está describiendo el desarrollo de la literatura. Dice sobre el fundador de la ciudad y de la biblioteca:
    "La Biblioteca hizo realidad la mejor parte del sueño de Alejandro: su universalidad, su afán de conocimiento, su inusual deseo de fusión. En los anaqueles de Alejandría fueron abolidas las fronteras, y allí convivieron, por fin en calma, las palabras de los griegos, los judíos, los egipcios, los iranos y los indios. Ese territorio mental fue tal vez el único espacio hospitalario para todos ellos."
    Un saludo de la costa gaditana

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    1. Amiga Ulrike: muy bien traído a colación el libro que citas. Reconozco que fue un libro que me interesó mucho más que gustarme en sí. Es un monumento de datos, de historia. La idea de dicha biblioteca es lo que prevalece pues en la Alejandría actual no hay el menor recuerdo al respecto y hasta el sentimiento que uno lleve en su interior puede verse, y se ve, amenazado por el trajín incesante de la ciudad en la necesidad del sustento de cada día...
      Un abrazo desde Almuñécar

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  3. Hoy, que entre otros tema hablamos de Kavafis, "en los posible", dispusiste en tu vida para hacer un alto en la "locura cotidiana", y, aunque no llegamos a Ítaca, subimos hasta el faro, que se yergue centenario y colosal sobre el Mediterráneo, en esas horas húmedas de abril en las que el ostro rompe la "monotonía".

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    1. ...busco, amigo Pepe, la palabra OSTRO, que desconocía...VIENTO DEL SUR...GRACIAS.
      Sigo meditando en el parasignificado de la poesía de Kavafis...un abrazo

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  4. Qué sugerente resulta el nombre de Alejandría, sólo con escucharlo me vienen a la memoria películas, (Ágora, de Amenábar sobre Hypatia, Cleopatra, Alejandro Magno,...) libros, (El faro de Alejandría, sobre la caída del Imperio romano,)... Y más...
    Gracias por esta página tan hermosa, poesías, fotos, anécdotas, historia, ... UN DISFRUTE Y MOTIVOS PARA MEDITAR.

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  5. ...Aquí, amiga Mari Carmen, se ejemplifica un aspecto el mito de Itaca...el callado motivo de todo este viaje era llegar a Alejandría, exactamente a la casa de Kavafis, y mira el rodeo que di para llegar...me alegro que te haya llegado el sentido, el pretendido profundo sentido de la misma...un abrazo desde Almuñécar..

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