El último día, antes de seguir para Berlín, donde culminaría el periplo, harto tentado estuve de quedarme todo el día en la disciplina del lecho, pero algo me venció por encima del vencimiento que tenía, me aderecé y en un ahora o nunca me fui directamente a la estación central, cogí un tren previamente consultado y en poco menos de una hora me planté en la estación de Kutná Hora...
...para un tanatófilo declarado como yo era difícil no caer en la tentación de ir a visitar el osario de Sedlec...y si a ello le unía la propia ciudad de Kutná Hora, separada un par de kilómetros, patrimonio de la Humanidad por la Unesco, otro de los alicientes recurrentes de mis viajes, era imposible sustraerse a la oferta: un cementerio, un osario, un paseo por un preservado casco histórico, ¡irresistible oferta!...
El origen del osario se remonta al siglo XV. En un principio el lugar era el cementerio de la abadía cisterciense. El abad de dicha abadía, a su vuelta de peregrinación a tierra santa, trajo consigo tierra supuestamente del Gólgota y la esparció en dicho cementerio dando lugar a que el camposanto fuera objeto de deseo de enterramiento para mucha gente de Europa central. Posteriormente, con la peste negra, el cementerio quedó colapsado. Es en este momento cuando se acometen obras de ampliación incluyendo la construcción de una iglesia en el centro con una bóveda en el nivel superior y una capilla en el sótano a modo de osario para las tumbas que desalojaron en la construcción (los restos de unas sesenta mil personas). En 1870 se le encarga a Frantisek Rint, tallista en madera, poner orden, por así decirlo, en los montones de huesos...y ese fue su trabajo.
Aquí realizó el escudo de armas de la noble y aristocrática familia Schwarzanberg......ya tengo un considerable bagaje en esto de huesos expuestos...mi primer contacto con muchos huesos, ordenados con respeto, listos para ser contemplados, decorando, fue en aquel mi segundo viaje en bici, verano de 1980...pasado Badajoz, crucé el rio Caya y ya estaba en Portugal. Llegué a hacer noche en Évora, esa encantadora ciudad, histórica, también patrimonio de la Humanidad desde 1986...De aquel viaje recuerdo bien el templo de Diana y sobre todo la capela dos ossos, la capilla de los huesos, de la que no guardo documento gráfico pero sí un recuerdo impactante. Estas fotos las tomo prestadas de la red...
...posteriormente, con mi hermana y Milagros, igualmente en bicicleta, en Francia pero a un paso de Bélgica y Luxemburgo, visité el osario de Marville, del que tengo un vaguísimo recuerdo, borrado tal vez por la tormenta que nos cayó y de la que malamente pudimos resguardarnos en un pasadizo. Igualmente es una foto de la red...
...no solemos acordarnos de los huesos más que cuando nos duelen o se nos fragmentan, ignorando la labor callada y permanente en ser sustento y soporte de la carne que los anima...Cuando a veces, por mor de sugerencias de google o por venirme a cuento de sabe Dios, leo temas relacionados con nuestra anatomía, detalles, curiosidades...datos que hace años, cuando uno es joven, ni se piensan, adquieren ahora una relevancia inaudita, que me causan pasmo, asombro, pensando por un momento que tenemos por dentro todo eso que leemos, atisbando ese universo interior en el está aconteciendo un sinfín de funciones encadenadas, podríamos decir que milagrosamente... En el caso de los huesos el número es de 206...los huesos así, solos, tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada, que diría el poeta, pero cuando empiezan los ensamblajes, la conjunciones, los acoples, las combinaciones...¡qué máquina tan extraordinaria, tan maravillosa, es la máquina que somos, y tan fuerte y tan frágil a un tiempo!...
Las letras anteriores letras han sido un receso antes de volver a la carga. Ya en este siglo, justo en 2007, en un viaje por Italia me llegué al fin a visitar la iglesia de la Concepción de los Capuchinos, al principio de la elegante, exclusiva, feliniana vía Véneto. El lugar impacta, ciertamente...más que la iglesia en sí, la cripta, un verdadero paradigma del arte, digamos, "macabro", aunque no usaría yo esta palabra, ni mucho menos,parece que macabro fuera todo aquello que siendo patente se quiere apartar de la vista para preservar no sé qué...aunque lo entiendo, claro... (igualmente debo a la red este par de fotos)...
El par de monjes vestidos, monjes que probablemente moren en uno de los paraísos prometidos, tira fácilmente de mi memoria y me lleva a otro convento de capuchinos, allá en las afueras de Palermo, en la gran hermosura de Sicilia...Era durante mi vasto periplo con Pandora en torno al Mediterráneo, año 1989. Al convento fui por sugerencia de aquel hombre, Vittorio Basile, que me facilitó un curioso hospedaje (no es cuestión de desviarme del objeto de esta página) y que me acercó en su poderosa moto. La mayoría de las diapositivas que allí saqué, en precarias condiciones de luz, no pasaron el filtro a su formato digital y solo dejé este par que aquí muestro...
Personalmente esta página quedaría incompleta, diría que mutilada, o incluso censurada, si no aporto algún viaje más y, sobre todo, alguna intimidad, alguna confidencia...lo emplazo para una segunda entrega...
Amigo don Antonio, con esta publicación, la verdad... es que quiera uno, o no quiera, se le viene a la mente, lo poco que somos en la vida, que a cada uno le ha tocado vivir, al final lo que queda físicamente, no es más que basura, de la cual, muchas personas se lucran de ella, a costa de la avaricia infinita que poseen otras. Bueno lo cierto, es que yo personalmente, lo he disfrutado, he aprendido cosas nuevas, y lo seguiré disfrutando. SALUD Y UN ABRAZO DESDE PONFERRADA - EL BIERZO - LEON - ESPAÑA
ResponderEliminar...esa manera de hablar, amigo César, es un ejemplo de lo que llamo HABLAR CON PROPIEDAD.
ResponderEliminarSeguro estaba de que desconocías estos lugares, y el interés por ellos es loque prevalece, por encima del tema tratado que, al fin y al cabo, SOMOS NOSOTROS...y, como digo, habrá segunda partes que espero no sea peor que la primera..un abrazo camino del Levante..
El tema que tratas en esta ocasión, querido amigo, me produce sentimientos contradictorios. Por una parte lo encuentro interesante, muy curioso, y por otra, me resulta sobrecogedor. Que el ser humano sea capaz de crear arte a partir de sus propios huesos me parece asombroso, pero esas imágenes me provocan algo escalofriante, aterrador, me dan 'repelús'.
ResponderEliminarEn cualquier caso, te agradezco que lo hayas compartido y espero poder leer la prometida segunda parte. Un abrazo grande.
... sí, mi querida amiga, comprendo y sobradamente acepto lo que dices que te provoca esta página, estas imágenes, no es una página de gusto general aunque sea una página de mi gusto particular...no pretendo "obligar" a mirar a nadie hacia un lugar que la gran mayoría no quiere mirar...la muerte y sus alrededores, inevitablemente presente, está siempre, e inútilmente, marginada...como decía Unamuno..."contemplar la belleza en una calavera"... qué poco más podría decirte...un abrazo.
ResponderEliminarTus fotos muestran la belleza macabre de la muerte. No nos gusta afrontarnos el efímero, la pérdida del tiempo, el envejecer aúnque sabemos que la muerte pertenece a la vida.
ResponderEliminarEstuve un par de días en Viena, la ciudad donde el morir y la muerte es tan presente como en ninguna otra parte del mundo, dice la gente allí. Incluso hay un museo funeral en Viena, por páginas diferentes tuyas conozco a parte del cementerio central el cementerio de la gente desconocida, cerca del río Danuba. El cantaor famoso GEORG KREISLER dice en su canción LA MUERTE DEBE SER UN VIENÉS:
..La muerte debe ser un vienés
¡Como la francesa del amor!
¿Quién te llevará a la puerta del cielo a tiempo?
Sí, sólo a Wiener (vienés) tiene la baza para eso.
La muerte debe ser un vienés
¡Es el único que acierta! (He encontrado esta traducción en el internet)
Un abrazo
...por los jardines del antiguo cauce del río Turia, en Valencia, leo tu comentario y acabo de escuchar la canción de Georg Kreisler, del que he buscado su breve biografía en la wikipedia. No lo conocía...
ResponderEliminarY me has recordado mis paseos por el apasionante cementerio central de Viena, un compendio de historia, escultura, arquitectura, literatura para pasear entre la vida que late en la muerte...y un poco más allá, junto al Danubio, el cementerio de los "sin nombre"...con qué pasión lo busque y qué serenidad cuando lo encontré...GRACIAS por tus palabras...y un abrazo desde Valencia...