viernes, 18 de noviembre de 2022

...Regreso a ÍTACA..

...ignoro si los perros sueñan cuando están mirando al mar o si echando un sueño a pie de autobús, ajenos al ajetreo humano, sienten añoranza de horizontes caninos. Conozco de perros tanto, tan poco, como de seres humanos, casi...
El perro de arriba tal vez miraba la silueta de la isla de Ítaca envuelta en las brumas de la derecha. Estábamos en la playa de Vasiliki, al sur de la isla de Lefkada, playa solitaria, como todas en este noviembre.
Un día después, tomo el autobús que me dejará en Patras, donde me subo al barco para emprender el camino a Ítaca...
...ignoro el motivo pero es la historia del fiel ARGOS la que me viene con fuerza a la mente mientras diviso la isla; ello, y el libro de la Odisea, y mi anterior viaje, todo, y tanto más, agolpàndose, pensaba mientras las maniobras de atraque en el pequeño puerto de Pisaetos...33 años después, al fin, de nuevo estaba en Ítaca...
...20 fueron los años que Ulises, Odiseo, tardó en volver, entretenido cómo estuvo entre la guerra de Troya y los desvíos, rodeos, insinuaciones, tentaciones, obstáculos, aventuras, en una palabra, por estos mares mediterràneos, que le iban alejando conforme se acercaba a su destino, su querida isla...
...Llega al fin, y la diosa Atenea, siempre en su ayuda, lo cubre de vejez y con harapos de mendigo para pasar desapercibido, irreconocible a conocidos, y sobre todo a los pretendientes de su fiel y paciente Penélope, la de los ojos brillantes...y así, de esta guisa, llega al umbral de lo que fue, es, su palacio...
Pero...allí está Argos, ya perro anciano, achacoso, ciego, sucio y abandonado sobre un montón de estiércol. De pronto parece espabilarse, levanta las orejas, mueve la cola y en un supremo esfuerzo consigue ponerse en pie, mira sin ver, pero su olfato le recuerda algo que no ha podido olvidar: es el único que reconoce a su amo. Ulises se sabe reconocido pero no quiere levantar sospechas, se acerca a él, le pasa la mano por la cabeza y sigue su camino mientras una lágrima le corre mejilla abajo. Argos se sabe reconocido y muere...Este pasaje me conmovió especialmente...
(Ulises reconocido por su perro Argos" de Jean Joseph Espercieux, 1757.)

Era a mediados/finales de agosto de 1989. Iba con Pandora, en aquel para mí iniciático viaje de la vuelta al Mediterráneo. De Grecia había escogido, como botones de muestra entre tantas, dos islas: Patmos en el Egeo y en el Jónico Ítaca, aquella por mi vinculación, digamos, religiosa, y esta porque el poema de Kavafis formaba parte de mi equipaje sentimental, y por ser la Odisea, al alimón con el Werther de Goethe, los primeros libros serios que leí, los que me adentraron en la feliz espesura de los libros.
Tenía entonces entre 15 y 16, años, recién licenciado de latines y con toda una vida harto brumosa por delante... El libro me lo prestó mi prima Paqui y, allí, en el huerto de la casa donde nací, un paraíso en el recuerdo, di cuenta del mismo...¡Cuánto me gustó!. Tuvieron que pasar muchos años hasta una nueva lectura: fue hace 4 o 5  años, en aquella feliz temporada que pasé, invitado por mi amiga Haroula, en la casita de la isla de Symi, en el Dodecaneso, libro que previamente había regalado a mi amigo/alumno José Carlos.
De aquel par de días que pasé por Ítaca en el 89 solo guardo dos recuerdos concretos...Diana d'Agostini, profesora italiana con la que contacté tomando algo en una taverna. Viajaba con su hija, Laura Andreata. Me dio su dirección y me acogió en su casa cuando pasé por Padua un tiempo después. Le encontraba a Diana un cierto parecido, ¡qué manía la mía esta de los parecidos!, con Virna Lissi.
El otro recuerdo me lleva a la altura junto al santuario, monasterio, Kathara, donde llegué a tiempo de la puesta de sol y con el ánimo de encontrar un buen, solitario y aireado lugar para poner mi saco y pasar la noche...y en esos menesteres estaba cuando cuando llegaron unos coches con un cura y varias personas, mayormente mujeres mayores, enlutadas pero nada tristes: iban a pasar un buen rato para cerrar el día. Vi que entraban primero en el santuario para acto seguido llegar hasta el lugar donde había empezado a montar mi dormitorio, al arrimo del campanario...
(El monasterio, hago un inciso, ya sin monjes, pero indudable centro espiritual de la isla, está dedicado a la Virgen, Panagia Kathariotissa, en recuerdo de cómo fue encontrado el icono, intacto entre las llamas de un fuego para limpiar malezas de un terreno...su fiesta, 15 de agosto y 8 de septiembre, con subida la noche anterior, como tantos lugares en España...)
 ...se sentaron en los bancos, sacaron una botella de ouzo, vasitos, dulces, me invitaron, hablaban, reían, cantaron...y al buen rato, ya con la noche cerrada, se marcharon, dejándome, como tantas veces me ha ocurrido viajando, sin saber si estaba en el sueño o en la realidad, si aquello había sido un sueño anticipado o una parte de la soñada realidad de mis viajes...
Ahora, 33 años después, todo un lujo volver a dormir sea con otro saco, sin Pandora, con la misma estructura ósea ya tan baqueteada, el mismo espíritu, creo, con la misma animosidad, ya no necesariamente esperanzada, en la curva activa, descendente, de la vida, en este mismo emplazamiento, no junto al campanario sino que busqué el amparo, menos aireado, de la puerta del santuario, pero en definitiva el mismo lugar...
A unos palmos de mi cabeza, posada sobre la puerta del santuario, estaba esta piedra con su inscripción, piedra que puede verse ampliando la foto de arriba, verdadera piedra de cabecera tras la traducción de mi amiga Victoria en Atenas...esa noche ignoraba el mensaje que guardaba para mí; ahora, ya lejos, en Cefalonia, le encuentro su sublime valor, su profundo significado...
"TUVISTE LA SUERTE DE LLEGAR HASTA AQUÍ, DEVOTO PEREGRINO COMO EL OTRO...ULISES"
Luna casi llena incluida, estas fueron mis vistas de Vathi, la capital, y del amanecer...
...y otro recuerdo de entonces: mi estupor, mi asombro, al constatar que había llegado a Ítaca, tan lejos, tan remota, tan imposible como me parecía, con el poco a poco de cada día. Se renovaba la cálida extrañeza que sentí cuando llegué a Damasco, a Estambul...no podía creerlo...¡Y mi agradecimiento, siempre!
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti...
(En la mitología griega, los lestrigones, Λαιστρυγόνες, son un pueblo de gigantes antropófagos que vivía en Lestrigonia. La tradición sitúa a los lestrigones en Sicilia oriental o en la costa de Cerdeña)
En estos términos se expresa el poema de Kavafis. Ahora, tantos años después, sabiendo un poco más que entonces, ignorando ciertamente mucho menos, puedo decir que fui osado, y audaz, sin proponérmelo, y que iba desposeído de temor sin pretenderlo, temor o miedo era algo que no entraba en aquellas inocentes alforjas, lo mismo que no encuentran cabida en esta mochila que se va haciendo vieja conmigo. No sabía lo que me esperaba y ello, por un lado me animaba y por otro no me arredraba...iba de alguna forma con el espíritu del Cándido, el famoso personaje de Voltaire...y ya tengo edad, un cierto curtimiento, y he andado muchos caminos (ya se coló don Antonio...) como para, al mirar atrás, y tanto atrás, pensar que me fue bien, que estuve en lo acertado...De todo ello daba serena cuenta mientras transitaba y contemplaba estos días el solitario y agreste paisaje, todo roca y arbusto, y arbolado mediterràneo, de Ítaca. Y las cabras por doquier, sin un Eumeo a la vista...
(Leo una curiosa descripción de este pastor: Eumeo, pastor de la casa de Odiseo, anciano parsimonioso, aún fuerte, más parecido a sus cabras y ovejas que a sus congéneres. Su hablar es como un balido.)
El mismo hecho de volver a desembarcar en la isla y llegar a dormir al lugar citado cubría la expectativa de esta venida...No tenía plan mayor, me dejé llevar por algún camino marcado y así atravesé la pétrea, homérica, montaña de Nirito, llegando al pueblo de Anogí, con su taverna tienda mantenida como antaño, su iglesia con pinturas bizantinas, las ruinas del Anogí antiguo y un alucinante paisaje (geoparque) para amantes de la caliza, de lo kàrstico, de la piedra pura...
En el hotel Méntor, en Vathi, la capital, al fin, descansé los cansancios acumulados y el par de noches venturosas por los mitológicos suelos de Ítaca. Méntor fue el mentor primero, el mentor por antonomasia, así se llamaba el buen hombre y amigo al que Odiseo confío antes de partir a la guerra de Troya la custodia y educación de su hijo Telémaco...
Cerca del hotel Méntor hay un supermercado y en la puerta se alza esta escueta, nada pretenciosa, escultura a la memoria de Penélope, prodigio de virtud, fidelidad y perseverancia. Imagino a dicha Penélope aún joven en su madurez, mujer granada, ajustadamente entrada en carnes, vestida con su chitón, el pelo recogido con una cinta dorada, tersos los brazos destejiendo de noche lo tejido durante el dia, suspirando día tras día, año tras año, mirando con temor pero astuta a los pretendientes que se habían instalado en el palacio, se habían arregostado en él, holgàndose y moviéndose por él como Pedro por su casa, como perros encelados...imagino a Virna Lissi o Irene Papas, fallecida esta no ha mucho, ambas ya en el otro lado, haciendo este papel.
En la carretera que baja de Anogí, en un mirador, se alza este relieve en el que Ulises va dando cuenta de los pretendientes...

Un poco más allá de Penélope, en la propia plaza de Vathi, se alza este monumento en bronce verde a Ulises, y a unos metros, cara a cara, en mármol blanco, el busto de Homero, gemelo del que viera en el puerto de la pequeña isla de Íos, en uno de cuyos confines, como ya conté, se venera la probable tumba de este hombre del que tan poco se sabe...
                          HOMERO
Respuesta del oráculo de Delfos al emperador romano Adriano 117-138 sobre el origen de Homero:
“Su morada es Ítaca, Telémaco, su padre y su madre Epicasta Nestorida, la que lo parió el hombre más sabio entre los mortales”
Ciclo épico acerca de Homero, Hesiodo y su linaje.
(traducción cortesía de Revelles, compañero de seminario)
En aquel viaje de 1989 no tenía ni idea de que un día de este año del Señor de 2022 en el que estamos iría a Alejandría, Egipto, a visitar la casa donde vivió Konstantinos Kavafis, el autor del poema ITAKA, que tantas veces leí en aquel viaje, que tanto me ayudó y animó...visita a Alejandría, con la estrambótica aventura buscando su tumba, contada en una página anterior.
Tampoco conocía por entonces, tal vez no la necesitaba, la poesía PEREGRINO de Luis Cernuda que entronca con la de Kavafis, dándole una cumplida vuelta de tuerca...Cernuda, que debía conocer bien la poesía de Kavafis, da un paso adelante, definitivo paso adelante, en la demora de regreso que trasfondea en el poema de Kavafis...
Mas, ¿tú? ¿Volver? 
Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

 ...Cernuda propone un Ulises sin Ítaca, sin hogar por tanto, y por ende sin Penélope ni Telémaco, como un peregrino irreductible, irredento, condenado, quintaesencial, abierto a cualquier experiencia que todavía le otorgue la vida. 
No es poesía para pusilánimes, supone estar solo frente al destino del no hay destino...Así, con estos ánimos, la cierra:
Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

No deja de ser sorprendente que en la noche del hotel Méntor viera que entre las sugerencias de Google me llegaba noticia de que iban a empezar a restaurar la casa natal de Cernuda en Sevilla, la misma que semanas antes mi amiga Ulrike me había comunicado su lamentable estado...todo se enlaza...
...Faltaban unos días para Navidad, diciembre 1989. Llegué a La Zubia, mi pueblo,tras el periplo mediterráneo, siendo recibido con honores por familia, amigos y representantes de la autoridad, mi momentazo de héroe local...
Esa noche, a una hora indeterminada de la madrugada, fui al baño. Me llamó la atención un resplandor que salía de la cocina, me asomé y allí en el poyo lucían tantas velas como meses había estado en el viaje...mi hermana había tenido este entrañable detalle...
Al día siguiente, obvio, no había rastro de luz, de velas, y dentro de mí notaba un vacío, un algo deshabitado: algo me había abandonado mientras dormía, algo sin nombre definido pero de reconocible sentimiento...¡Cuántas veces he sentido, habré sentido, ese abandono de energía al término de un viaje, mayor desplome cuanto más largo y ancho fue aquel...!, desasistido de la energía, de la serena pasión que fue mi sustento diario.
Cierto que era el volver, el regresar, también para mí, un aliciente que empujaba a salir...Lo fue, sí, pero hace ya mucho...
Comprendo ahora que estaba empezando a comprender en su desnudez el verso concreto de Kavafis:
...AUNQUE LA HALLES POBRE,
 ÍTAKA NO TE HA ENGAÑADO.
ASÍ, SABIO COMO TE HAS VUELTO,
CON TANTA EXPERIENCIA 
(no me asiste certeza de ello)
ENTENDERÁS YA QUÉ SIGNIFICAN LAS ÍTACAS.
¿Regreso tras regreso...errancia definitiva...un concertado arreglo, complejo, entre ambos extremos...? Tal vez no queda otro regreso más cierto, más fiel, el definitivo, que el del regreso a casa para el que tantos rodeos damos andando mientras vivimos (Manrique también se cuela), ese regreso, esa vuelta a casa que emprendemos desde el instante en que nacemos...
Llovía cuando me iba de Ítaca. Acordándome de estos versos de Neruda aún tuve tiempo de pensar que me gustaría venir una tercera vez, en primavera, toda su tierra llena de flores, como me dijo aquel chico que me llevó unos kilómetros en su coche...
...Se sabe que el que vuelve no se fue,
y así la vida anduve y desanduve
mudándome de traje y de planeta,
acostumbrándome a la compañía,
a la gran muchedumbre del destierro,
a la gran soledad de las campanas.


12 comentarios:

  1. Dejo aquí, completas las poesías citadas de Kavafis y Cernuda...

    PEREGRINO
    ¿Volver? Vuelva el que tenga,
    Tras largos años, tras un largo viaje,
    Cansancio del camino y la codicia
    De su tierra, su casa, sus amigos,
    Del amor que al regreso fiel le espere.

    Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
    Sino seguir libre adelante,
    Disponible por siempre, mozo o viejo,
    Sin hijo que te busque, como a Ulises,
    Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

    Sigue, sigue adelante y no regreses,
    Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
    No eches de menos un destino más fácil,
    Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
    Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

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  2. ITACA
    Cuando emprendas tu viaje a Itaca
    pide que el camino sea largo,
    lleno de aventuras, lleno de experiencias.
    No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
    ni al colérico Poseidón,
    seres tales jamás hallarás en tu camino,
    si tu pensar es elevado, si selecta
    es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
    Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
    ni al salvaje Poseidón encontrarás,
    si no los llevas dentro de tu alma,
    si no los yergue tu alma ante ti.

    Pide que el camino sea largo.
    Que muchas sean las mañanas de verano
    en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
    a puertos nunca vistos antes.
    Detente en los emporios de Fenicia
    y hazte con hermosas mercancías,
    nácar y coral, ámbar y ébano
    y toda suerte de perfumes sensuales,
    cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
    Ve a muchas ciudades egipcias
    a aprender, a aprender de sus sabios.

    Ten siempre a Itaca en tu mente.
    Llegar allí es tu destino.
    Mas no apresures nunca el viaje.
    Mejor que dure muchos años
    y atracar, viejo ya, en la isla,
    enriquecido de cuanto ganaste en el camino
    sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

    Itaca te brindó tan hermoso viaje.
    Sin ella no habrías emprendido el camino.
    Pero no tiene ya nada que darte.

    Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
    Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
    entenderás ya qué significan las Itacas.

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  3. Amigo don Antonio, la verdad es que no sé por dónde empezar... ante tal reto, lo más fácil, es mostrarte mi agradecimiento, por tanto esfuerzo, que se de sobra que para ti no lo es, pero yo personalmente, es algo que me supera muchísimo y al mismo tiempo, me llena de satisfacción. Esta comida, la voy a tomar muy despacito, de momento, solo la he olido, y ya estoy ansioso por ir comiéndola en tres, cuatro, o más turnos. SALUD Y UN ABRAZO DESDE PONFERRADA - EL BIERZO - LEON -ESPAÑA.

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    1. Amigo César, el esfuerzo de cada página siempre será poco si hay alguien que lo aprovecha...esta, concretamente, me ha costado bastante, entre lo que quería contar y lo de una evitar...un equilibrio complicado...Salud y un abrazo desde Zakynthos...

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  4. No sabía que tenías este blog. Muy interesante, para pasar muy buenos ratos. ¡Enhorabuena!

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    1. Compañero amigo Correa, cuánto me agrada ver tu aparición... Y lo hago justo en Zakynthos, en esta isla donde estuviste este año si no me equivoco...
      Gracias y BIENLLEGADO...

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  5. Ay, querido amigo, ... Argos, Ítaca, las velas encendidas por tu hermana, las poesías de Kavafis y Cernuda, esas vistas desde el santuario, ... Para ti mi más profundo AGRADECIMIENTO.

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    1. ...seguro estoy, amiga Mari Carmen, que has ido y llegando al trasfondo de esta página, lo que aparentemente se esconde tras tanta foto bonita, tras tanta palabra mejor o peor enlazada. Un abrazo en esta última noche de islas jónicas...

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  6. No te engañes amigo. Cernuda no apostilló a Kavafis, no escribió esos versos por Ulises, esos versos van dirigidos a ti... Y hoy que te siento "perdido" -tú mismo lo has dicho-, me gustaría disfrazarme del zoquete metomentodo del Caballero de la Blanca Luna, y, en una de esas playas solitarias, retarte para (con)vencerte y pedirte la promesa de abandonar las "armas" y descansar en "Sexi" mirando a Ítaca una buena temporada. Si quieres nos hacemos pastores por los predios de Montenegro: nunca nos faltaría el "Castillo", ni tampoco el "Alcalde", ni el "Aperol"

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    1. ...ah, amigo Pepe, entre mil comentarios reconocería sin problema que este era, es, el tuyo...con esas claves de nuestro común libro cervantino, con esos nombres entrecomillados que nos transportan a lugares comunes...otra cosa es lo que me propones en lo que expones...y que requiere una discreción...hay muchos perros ladrando, o uno solo pero fuerte...aún así, la caravana debe continuar...GRACIAS...

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  7. No puede ser más acertada una página de su escritor como esta. Eres helenófilo con sabiduría profunda de la mitología griega. La odisea, el viaje como asunto de la vida. Itaka como símbolo de regresar, del anhelo de llegar, de estar en casa. El poema preciosa de Kavafis que da más importancia al camino que a la meta. Además el poema de Cernuda que te debería hablar desde el alma. Te agradezco por estar tan abierto.

    Ulises
    Como el amor, el arte, los deseos
    los sueños, la aventura o la batalla,
    la vida - este viaje sin retorno -
    lo es todo mientras dura,
    y luego nada.
    (Javier Salvago)

    Un saludo del Rhin y qué tengas un buen Aperol en Berlín.



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    1. ...bien te puedes imaginar, amiga Ulrike, que he ido directamente a saber algo del tal Javier Salvago, absolutamente desconocido, pero ya de mi familia tras esos versos que enlazan directamente con el espíritu de esta página y poesías.
      Muchas Gracias desde Zakynthos...

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