...estos días en torno al equinoccio de primavera vienen puntuales a mi memoria, pidiendo la justa celebración al menos en el recuerdo, dos fechas que son algo mucho más que un número, fechas de inicio de viajes que supusieron, no me cuesta nada reconocerlo, un antes y un después en mi vida, en mi manera de vivirla, y no tanto en su externidad como en su efecto interior...Uno, el 23 de marzo de 1.991, cuando partí rumbo al Cabo Norte cruzando Europa hacia arriba y hacia abajo hasta acabar en Damasco. Y otro, y sobre todo, el 26 de marzo de 1989, cuando arranqué el periplo del Mediterráneo...Sobre todo, como digo, esta fecha, con diferencia, por ser la primera, porque supuso una verdadera prueba, una auténtica reválida personal, un viaje que ciertamente afronté con más ilusión y osadía que certezas...no sé cuánto puse de mi parte pero sí cómo me colmó de vivencias, de vida, su efecto no se apaga...a partir de ahí hubo otra manera de historiar mi vida...
Aquí estoy junto a mi hermana Paz. Quien saca el retrato es mi amiga Milagros, permanentes ambas en su ánimo. Es 26 de marzo (no era aleatorio el escoger fechas para iniciar un viaje, en estos casos de marzo era con luna llena o creciente y el inicio de la primavera, con el cotidiana ganancia de luz y calor)...como digo, en mi aspecto, y en el de Pandora, se puede apreciar que vamos de estreno, hay en nosotros algo, mucho, de inmaculado, de virginal. Estreno la esterilla, las alforjas, la ropa (confeccionada por mi hermana Ani)... No puedo creer que sólo hayan pasado unos 32 años, habiéndose colado por medio tantas vidas como todavía puedo recordar...No puedo creer que hayan pasado ya 32 años... parece que fue ayer, la nitidez con que veo tantas cosas pese al expolio operado por el tiempo en mi memoria. Tal vez no ha pasado tiempo, que todo el tiempo y el espacio están aquí y ahora en este momento que los rememoro...
En mis paseos por Almuñécar no son pocas las veces que paso por la playa del Tesorillo. La torre vigía sigue, siguen las rocas, el horizonte...urbanamente ha cambiado bastante, sin ir más lejos este cartel que da entidad a la foto ya no está por ningún lado. Tras salir esa mañana de domingo de resurrección de La Zubia y después de un encuentro despedida junto al monumento a la virgen de Dorleta en el Suspiro del Moro, el Tesorillo supuso el contacto primero con el mar que tantas veces en tantos lugares, bajo tantas lenguas, vería. El acto oficial consistió en lanzar una pequeña botella al agua, con su correspondiente mensaje...A saber qué pondría, nunca supe de él, muy diferente de cuando unos años después, septiembre de 1992, en Guardamar del Segura, concluí mi camino junto al río Segura que había empezado unas semanas antes en su nacimiento en Fuente Segura, Pontones. Me hice con una botellica, escribí un mensaje, fui a una ferretería a comprar un corcho, aún lo lo recuerdo, me costó 3 pesetas, y al mar con ella...días después, me llegó a La Zubia una carta de una familia de Madrid incluyendo el mensaje y comunicándome que habían recogido la botella justo el mismo día que la arrojé...historietas personales que unas con otras dan sentido al vivir que viví...en fin, esa noche, fin de la primera etapa, la pasé en La Herradura, siempre me acuerdo cuando paso por la puerta del camping... ...vamos a seguir, pues, con pinceladas de estos viajes con ella, saltando de Europa a América y hasta un poco de Asia...
...telúricos, podría adjetivar los parajes de aquel norte de Argentina, vibrantes ahora en mi recuerdo; creo que era llegando a Cafayate, bien en la provincia de Catamarca o Salta. Era un paisaje de ensueño; abandonaba la ruta y me introducía por pistas entre roquedos de las más asombrosas formas. Recordé escenarios de la buena película "Un lugar en el mundo"...Abajo, la formación rocosa llamada el mochilero...
...no me acuerdo de su nombre, ni de su país. En casos como estos mis cuadernos de bitácora me darían cumplido norte sobre cada caso; sé que era en una carretera de Costa Rica o República Dominicana...Recuerdo sobre todo que al pronto de verla, me quedé perplejo...en unos segundo pensé "no puede ser, es Beatrice". El parecido era grande mas no era...
Beatrice es una chica francesa que conocí junto a su entonces compañero Laurent en el barco de Esmirna a Estambul en el verano de 1989...y para reconfirmar que el mundo es un pañuelo en sus muchas versiones, "casualmente" nos volvimos a encontrar por una carretera de la entonces Yugoslavia, camino de Trieste. No podíamos dar crédito a estar viéndonos de nuevo...Ahí va la foto del encuentro. Beatrice y Laurent recorrieron mucho mundo en bicicleta, lo plasmaron en un libro que me enviaron (de título Ciclestory, y en la foto de portada están en el salar de Uyuni), me hospedé de su casa de Estrasburgo cuando un par de años después iba para el Cabo Norte...y no mucho después cada uno siguió su ruta por diferentes caminos...Nos volvimos encontrar en su casa en Estrasburgo como cuento más abajo. Con Beatrice y sus nuevas aventuras, con su familia, sigo en contacto, de Laurent no volví a saber...
...dos de las veces que llegué a Venecia lo hice en bicicleta, una en el verano de 1985 con Violeta, la bici que aún me aguarda en La Gomera, y otra con Pandora, en septiembre de 1.989 ya empezando a cerrar el bucle mediterráneo. Como siempre que llegaba a destinos famosos, de empaque, mi sensación de asombro era enorme, casi no podía creer haber llegado al lugar por mis medios y con el poco a poco de cada día. Fue la misma sensación que tuve entrando en Estambul, Damasco, Roma, Palmira, Atenas...o La Habana...
...foto de rigor en el famoso malecón de La Habana. Había llegado a Cuba en avión desde Cancún y por el mismo medio seguí para República Dominicana, de donde salí ya para España, cerrando mi personal periplo por las Américas...
...LA MANO DEL DESIERTO, en la carretera panamericana chilena, cerca de Antofagasta. Tiro de Wikipedia y leo que su autor es el artista chileno Mario Irarrazábal, que es de hormigón, tiene una altura de 11 metros y fue inaugurada en 1.992. El mismo autor dice que cada cual puede hacer su propia interpretación de la obra. Así, para unos es una mano de despedida, para otros un monumento a los represaliados de la dictadura de Pinochet...para mí, que no la esperaba, me pareció un auténtico espejismo cuando la columbré...
...amaneciendo en un camping fuera de temporada a las orillas del calmo río Negro, en Uruguay...Viendo a Pandora en este retrato, y otros por el estilo, puedo entender el asombro que despertaba, que despertábamos, al pasar por las calles de algunos pueblos y lugares donde la gente no tenía cosa mejor que ver, regalábamos espectáculo, un curioso fenómeno que lo mismo que llegaba se iba...parece que escenifico el síndrome de Diógenes sobre ruedas...Aparte de lo atípico de mi manera de llevar el equipaje, que sorprendía a más de un cicloturista que me crucé, pocas cosas había que me encontrara que siendo de poco peso no las colgara del manillar: chupetes, plumas, llaveros, muñecos, bisuterías...un buhonero sobre ruedas...
..Entrañable la historia que hay tras esta foto...era en un barrio a las afueras de Iskenderun (la Alejandría de Turquía)...iba hacia el sur, camino de Damasco. Buena parte del tramo Turquía/Siria suponía un volver a pasar por donde lo había hecho, hacía el norte, en julio de 1.989 y ahora hacia el sur en 1.991. Servidor, tan cumplido, tan dispuesto a tener alegrías personales dándolas en la mejor medida, había pasado a foto papel una de las diapositivas que sacara entonces con un grupo de muchachos que se agolpó en la puerta de la tienda donde compré algo y donde el gentil tendero quiso saber de mí, charlar las cuatro palabras comunes aumentadas grandemente por mis mapas, fotos personales, gestos...Yo guardaba esa foto (no es la que estáis viendo) entre los documentos que llevaba, había llegado la hora de sacarla... y, como decía, fui callejeando a ver si daba con el lugar, la susodicha tienda, no estaba seguro, pregunté a un hombre dónde se ubicaba la tienda que se veía en la foto que le mostraba...Él mismo me acompañó hasta dejarme en la puerta... mire, este hombre en bicicleta pregunta por usted, más o menos le diría al buen tendero que se asomó... era él, cierto. Por segundos sospeché que se acercaba uno de esos grandiosos humildes momentos que de tanto en tanto acontecen en las vidas de los humanos...Una de mis labores una vez que regreso de un viaje es escribir a tanta gente como me había dado su dirección, incluyendo foto si la hubo. Y este era el caso...El hombre me miró, miró la bici, yo lo miraba a él y notaba cómo algo se le iluminaba, me dijo que esperara con ese gesto tan peculiar de unir todos los dedos y fue a la probable trastienda...regresando con una foto igual a la que yo le mostraba...¡qué más puedo contar!...otros muchachos camino de sus clases de habían agrupado a la puerta y este este es el retrato que hizo el propio tendero...qué habrá sido de ellos, de mi amable tendero...No por bien aceptado me conmueve menos el hecho de saber que ya nunca sabré de él, como de tanta buena gente que se quedó por ahí dispersa y que viven todos, en feliz unión, amigados sin conocerse, aquí, por mis adentros...
...verdularios totales...
...Kilométricas playas por Brasil...
...iba remontando el mapa de Argentina partiendo de Ushuaia...Nadie me esperaba, ausencia de urgencia, tenía un plan cotidiano que podía cambiar a convenir según las circunstancias, los encuentros, el tiempo, las contingencias...así, los números que veía en los carteles no tenían más valor, y no era poco, que el asombro que me causaban, números que no se ven en nuestro entornos europeos. Me recordó a una señal que vi en un lugar de Túnez en el que entre otros destinos lejanos ponía El Cairo a no sé si unos 3.000 km. aquello sí reconozco que me dio como mareo...Poco a poco, ayudado por el propio paso de los años, comprendí que no hay distancia tan larga que no se cubra habiendo tiempo. Ahora que las fuerzas menguan no hay día que no lo piense: necesito más tiempo pero puedo acabar llegando, todavía, donde me propongo. El tiempo diluye el espacio...
Volviendo a esta ruta argentina, en varias ocasiones algún camionero se detuvo de motu propio para invitarme a subir y salvar varios cientos de km. Recuerdo uno, muy amable, que llevaba la caja vacía, regresaba a Buenos Aires tras haber llevado al profundo sur un cargamento de muebles...Subimos, charlamos, hicimos noche junto a una gasolinera, él en su cama de la cabina y yo, previo decírselo, extendí el saco junto a las ruedas traseras debajo del camión, que si me impidió ver las estrellas, por una noche no pasaba nada, me protegió del relente, que no era poco...Al día siguiente me dejó en la costa de Comodoro Rivadavia...
...En Guatemala, contemplando el lago Atitlán rematado por el volcán de igual nombre. Unos días antes había salido de la capital, Guatemala, camino de Antigua, ciudad Patrimonio de la Humanidad y lugar de la tumba del popular Hermano Pedro, primer santo canario con el nombre de san Pedro de san José Betancur. Me detuve en una gasolinera a pedir agua y el buen hombre que me la dio me preguntó de dónde venía, dónde iba, quién era...recuerdo sus palabras, nítidas como si las acabara de escuchar, las tengo muy presentes por muchos años que sigan pasando ...¡qué suerte poder viajar como usted y conocer el mundo"...
...frontera entre El Salvador y Guatemala...como tantas veces, un puente es el socorrido paso fronterizo...
...este amigo es, era, el danés Svend Larsen. Mis primeras etapas de la vuelta al Mediterráneo las tengo muy claras: salí de La Zubia e hice noches en La Herradura, Fuengirola, Estepona y Algeciras. A Svend lo conocí en la etapa Estepona/Algeciras, él venía de donde yo iba, del moro, e iba por donde yo venía. Por supuesto le di la dirección de mi casa e hizo estupendo y feliz aprecio. Justo yo estaba recomponiendo equipaje y sobre todo ánimo en Melilla cuando Svend iba de agasajo en fiestecilla de la mano de mi hermana Paz y Milagros, disfrutando Granada a fondo. Mucho tiempo después mi madre me contaba que hacía lo mismo que yo: leer y escribir. A falta de lengua común, prescindible, no les faltaba una serie de "contraseñas": mi madre, por ejemplo, le enseñaba las llaves y era que le estaba diciendo que se iba a la calle etc. etc. En mayo de 1.991, en mi camino hacia el Cabo Norte, pasé unos muy buenos días en su casa en Aalborg, norte de Dinamarca, con él, su mujer Birgitte, el pero Jockey, y sus cuatro hijos que iban y venía de sus casas...Aunque ya había empezado a comprenderlo fue en su casa, la tarde noche que celebramos el cumpleaños de Birgitte cuando se me reveló el misterio del sol de medianoche que me acompañaba desde chico, desde que lo leyera en el álbum de las maravillas del mundo...Estábamos en el jardín, festejando, la rica comida, la bebida, la charla...yo veía el sol dando en la pared de los vecinos; volvía a mirar y apenas se había movido, eran casi las doce de la noche y seguía habiendo sol sólo que dorado pálido...mucho después "se quiso hacer de noche"...lo comprendí: los crepúsculos, tanto vespertinos como matutinos, se iban alargando conforme iba hacia el norte y días después llegaría el momento en que se fusionarían y ya no había noche, incluso más arriba ya el sol permanecía sin desaparecer en el horizonte...
He citado fotos arriba a Beatrice y Laurent...Cuando pasé por su casa de Estrasburgo me contaron que se había encontrado con él, no recuerdo en qué lugar del norte de África, también, como a mí, lo citan en su libro "Ciclestory", tiempo después Svend me lo confirmó...
Svend me llevó a un montón de sitios, íbamos con nuestras bicicletas. Le acompañé un par de veces a su lugar de trabajo como instructor de niños con parálisis profundas. Recuerdo al muchacho Carl Erik, ya con cuerpo de hombre, cómo lo llevaba en brazos y lo ponía en la piscina de agua templada para hacer los ejercicios, me contaba que era un trabajo un tanto frustrante, que este muchacho de vez en cuando tendía a golpearse la cabeza las paredes, lo recuerdo ahora con renovada tristeza...Tomábamos cerveza Tuborg, no faltaban copitas de Gamel Danks por la mañana, me llevó al tren cuando fui a Copenhage a correr la maratón, me recibió como un laureado al regreso de la misma...en fin, hasta que me despedí para seguir rumbo norte...Tiempos después, Svend y Birgitte, fueron a La Zubia repitiéndose la buena historia de la hospitalidad...
Años más tarde, tuve una carta de Birgitte (la correspondencia era con ella, en ella delegaba todas estas labores) en la que me decía: tengo que darte una triste noticia... Svend se había suicidado...tiempo después mi hermana, Milagros y yo viajamos a Dinamarca, fuimos a Aalborg, estuvimos en la misma casa donde vi que el sol no se iba, Birgitte nos llevó a la tumba...Hoy, todavía, seguimos en contacto...
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...y aquí , sin desechar la idea de un regreso, Pandora se despide humildemente con un haiku de Mario Benedetti
AQUÍ TERMINO / SIN HACER SOMBRA A NADIE / NI DESCUIDARME
Antonio, ya sabes como disfruto leyéndote, envidiándote. No hay mejor comentario que ese que mencionas: "Qué suerte poder viajar como usted y conocer el mundo". Aunque, reparando un poco, el "poder" se queda corto, no es suficiente para defimnir la aventura; es neceseario querer, tener la voluntad de hacerlo, y osar, lanzarse a lo desconocido. Tres verbos mínimo: querer, poder y osar. Yo solo cumplo uno...
ResponderEliminar...una vez leí, amigo Pepe, que todos soñamos con la libertad pero que estamos enamorados de nuestras cadenas.Compartimos sueños cadenas cada uno en su nivel. Hoy también lo llaman zona de confort...yo me quedo en algo más sencillo: poder ser ventana para que alguien se asome a lo que vi,viví...gracias.
EliminarAmigo don Antonio,no voy a hacer un copia y pega del comentario de tu amigo JFA por si el se ofende (copio y pego mentalmente). Ya hace mucho tiempo, que te comente, que tenias que mejorar mucho para superar la narración de muchos articulos que publicabas, la verdad es que la duda que tenia, se me ha disipado por completo, Asi que... a seguir espabilando, que la satisfacción que me produce en el cuerpo y en la mente, te hace candidato a ser una persona que merece todo mi aprecio y respeto. Tengo el olor a grasa en la ropa por tu culpa, mira que dormir debajo del camión. Te deseo que puedas hacer una visita a cuantas personas se han gruzado de forma agradable en tu camino. SALUD Y UN ABRAZO DESDE PONFERRADA.
ResponderEliminar...te escribo, César, al término de una etapa en el ahora más que nunca solitario camino de Santiago que empecé en Granada y que ignoro dónde o hasta dónde me llevará..espero que la próxima página sea casera pero algo interesante...
EliminarMe quedo con esta gran sentencia de tu sabiduria:
ResponderEliminar"Necesito más tiempo pero puedo acabar llegando, todavía, donde me propongo...
El tiempo diluye el espacio...
...en un principio puse que "el tiempo pulveriza el espacio"...tal vez ni el tiempo humano, ni el espacio, existen como tal, que son las coordenadas de una entelequia...medito sobre ello entre los Olivos camino de Córdoba...
EliminarEste narrar el pasado con ese detalle que usas, nos introduce a los actores secundarios de tu historia, a los que vivimos paralelos a tus aventuras,en una máquina del tiempo sorprendente. Recuerdo tu periplo americano con largas esperas sin noticias, por supuesto tus regresos con la “ansiedad del montaje de diapositivas. Me recuerdo en La Casa , en el mostrador, tú sacando cosas de las mochilas, diría que volvías de México. A veces pienso en la cabeza de personas tan vividas como tú y la imagino como una de esas bibliotecas perfectamente ordenadas y silenciosas. Las cabezas nuestras las veo más como pasillos universitarios, con más algarabia.
ResponderEliminar...mucho recuerdo para ti por estos campos de nuestra Andalucia donde el camino es una extensión flanqueada de olivos...llegas a un altozano donde parece que "todo" acaba y el paisaje es el mismo colocado unos km más...y hay algo grandioso en esta monotonía,solo aparente...un abrazo desde Santa Cruz,cerca ya de Córdoba...
EliminarPandora y Violeta -que no, Avioneta, como le decían sus compañeros a aquella niña de La Ballestera que tuve como alumna.¡Qué jodíos!
ResponderEliminarPues que me ha devuelto la escasa memoria, que va quedando, de tus viajes compartidos.
Que te admiro por haber hecho, sin haber seguido, el camino.
Salud para seguir disfrutándolo y mucha más para revivirlo.
Un abrazo.
...amigo José María, bien me acordé de ti al pasar el San Juan...lo que ignoraba, y para eso camino, es que aguas abajo,con otros pequeños aportes, esas aguas cuyo nacer tú me enseñaste, son el río Guadajoz que he cruzado un par de veces...y ya mismo se le acaba su curso...
EliminarEnlazaste muchos acontecimientos pasados a la red de tu vida, la sabiduría en tu retrospectiva forma parte de tu satisfacción profunda con lo que hiciste, con tus viajes, que lujo poder viajar - hoy más que nunca.
ResponderEliminarLas frases ya citadas por Sergio me hablan también de mi alma ...el tiempo diluye el espacio... frase para el cabecero.
Es impresionante la intensidad en tus contactos, en tus amistades con personas encontradas por casualidad en lugares remotos, encontradas con corazón grande y abierto para tejer un hilo durable . Diría aprovechar la hora, poner perder y ganar en equilibrio.
Es un placer seguir tu blog, gracias.
...a su tiempo flora toda sabiduría, toda virtud, mas no les es dado durar eternamente...
(Hermann Hesse, escalones)
Un abrazo
...me agrada mucho saber que estas líneas las leerás lejos del padre Rhin, en tu paraíso de Conil...que lo disfrutes en y con salud...los contactos y amistades que muestro son apenas la punta del iceberg...salud y un abrazo a las puertas de Córdoba...
EliminarHe disfrutado de las anécdotas, de las fotos, de las sabias reflexiones,... viajado a lugares que nunca imaginé, soñado, ... TANTO Y TANTO ... Sólo me queda daros las gracias a ti y a Pandora.
ResponderEliminarTe deseo mucha salud para seguir viajando y compartiendo. Un abrazo.
..me siento en permanente deuda con quien me quiere o requiere, y el débito de contarlo solo se ve superado por el gusto de hacerlo. Gracias,amiga ya cerca de Córdoba.
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