...EN EL AMBIENTE DE LA TARDE FLOTA
ESE AROMA DE AUSENCIA
QUE DICE AL ALMA LUMINOSA: NUNCA,
Y AL CORAZÓN: ESPERA.
(Antonio Machado)
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde...
...Envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro...
(Jaime Gil de Viedma)
...ya perdí la cuenta, cuenta que nunca llevé, de las veces que me han preguntado la edad. Hablo de estando en este viaje de viajes que en los últimos años es mi vida, mi casa. Sí creo recordar que las primeras veces fueron en Japón, en aquel largo, ancho, profundo, rutilante, inolvidable aunque ya haya olvidado tanto, camino de Kukai, recorriendo los 88 templos alrededor de la isla de Shikoku...este mismo de 2024 se ha acentuado el número de veces en mi paso porTailandia, Vietnam, Kirguistán...donde una persona viejuna con mochila no deja de llamar la atencion... tal vez, diría que seguro, porque me ven mayor para estos trasiegos lejos de mi patria. La situación siempre es propiciada al tener contacto con alguien, un contacto una vez pasados los saludos de rigor, el clásico where are you from, de dónde eres... Así fue la última (entre que publico o no publico esta página cabe que me lo pregunten otra vez...): estuve visitando la casa Manila, en Manila, claro, paradigma de construcción colonial, testigo de que España estuvo allí; a la salida vi que andaba escaso de batería en el teléfono y vi que el policía allí sentado a la mesa tenía aspecto de hacerme el favor, le preguntè y ¡por supuesto!, incluso me arrimó una silla con cojín, que harto bien me vino, incluso giró el potente ventilador para que me diera más de frente...¡en la gloria!... Me preguntó de dónde soy...ya está al caer la pregunta, rumio por dentro, y al momento, con un deje de obvia curiosidad, respetuosa, el esperado how old are you?. Hace ya tiempo que me apunté al número redondo y contesto con un clarito SEVENTY...y observo en el rostro de mi interlocutor, mis interlocutores, mayormente hombres, aunque no faltan mujeres como la del otro día que me salvó la dificultosas pesquisas sobre el autobús al aeropuerto, observo la impresión momentánea, espontánea, que le causa mi edad... todas coinciden en el asombro pero no puedo precisar siempre en que se basa: puede variar desde el ah, pues se conserva muy bien para esa edad, no es tan viejo como creía, luce buen tipo o mira qué valiente, o, quién sabe si... para setentas años se ve muy "cascao"...a veces pregunto qué montón de años me echan y en eso sí coinciden: todos me ponen más de los que tengo (aunque ninguno llega a los 85 que me echó el señor Miguel que fue churrero en una Almuñécar que no conocí...cierto que sus gafas le hacían tasador muy poco fiable)...
(Yebra de Basa, Huesca, foto de Alicia)
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Corría el verano del año del Señor de 1990 cuando aconteció que toda mi familia se instaló unos días en un par de apartamentos en un lugar de La Manga (como aquella película de Manolo Escobar y Conchita Velasco), en La Manga del Mar Menor, dicho en propiedad. A la cabeza, en edad, mi madre (mi padre había hecho mutis muy discretamente una noche mientras dormía, en 1984), mis dos hermanas, mi cuñado, mis cuatro sobrinos y un servidor. Yo estaba más ocupado en leer y escribir que en el disfrute propio de quien va a este lugar. Me llevé un par de libros y la máquina de escribir, la tan machacada Olivetti Pluma 22. No obstante bajé un rato a las cálidas aguas del mar Menor. Allí estaba mi madre con su elegantillo bañador negro, con el agua hasta las rodillas, procurando no caerse (yo también lo hago hace tiempo, cierto que por lugares menos expeditos; de hecho al resumir un viaje, cuando me preguntan qué tal me fue, empiezo por decir que bien, no me he puesto enfermo, no me he caído, previos al ¡y he visto muchas cosas!...), las manos juntas en la barriga o en cruz, balanceándose...y recibiendo las bromas de sus nietecitos que le salpicaban con manotadas de agua, inocentes juegos de edad tardía con edad en flor...mi madre decía, ayy ay, no me echéis agua, y en un rapto de heroica súplica solicitando el respeto propio de su edad, soltó aquella frase que hizo sentencia y como tal se acuñó en mi familia: ¡QUE ZON ZETENTA AÑOS!...ella debía estar al tanto del refranero, ese que empezó diciendo que de los cuarenta para arriba no te mojes la barriga, pero que por mor del aumento en la esperanza de vida ya hay quien ha subido el listón a los sesenta...En Filipinas, concretamente en las montañas de Sagada, me alcanza el paso de década, otro hito que se une a los anteriores números redondos, siendo el primero aquel en mi casa natal de la calle Pastrana n°5 de La Zubia que supuso el 00. Según me contaron, mi buena madrina Josefica, sí, Josefica, que estaba en mi venida al mundo, dio el clarinetazo de ¡ha sido niño!, entonces mi cronómetro arrancó y "de tu pecho los latidos están contados", que dice el verso de Bousoño...los 10 fue en los tutelares muros del Seminario, allí no recuerdo que hubiera lugar a celebraciones; los 20 en Madrid, aquel tiempo fundamental en mi vida que mi padre me pudo costear y sin el que no es posible explicar el grueso de mi vida; los 30 en los Pirineos, Hoz de Jaca, cuya benefactora sombra llega hasta la actualidad, acompañando a mi querido alumno Toño a llevar las vacas desde Barbenuta a Hoz; los 40 en El Hierro, en Guarazoca, acompañado por mi madre y mi hermana Paz, más mis alumnos, celebrándolo allí junto a la algibe de la casa verde; los 50 bien celebrados en el patio del colegio de La Dama, en La Gomera, con la querida gente del lugar y la querida gente de Arure que hasta allí se desplazó en mi honor...los 60 con mis amorosas compañeras Carolina, Marisol y Mercé que me obsequiaron este rato en pleno bosque del Garajonay en lo que fueron mis últimos tiempos de maestro (ya había tomado la decisión de marcharme un par de meses después...)
28 de octubre, año del Señor de 2024
Los festejos vinieron por la red: compañeros del seminario, grupos de alumnos, familia, amigos...colmaron felizmente el wasap y a ello dediqué la primera y las últimas horas del día. Todas las felicitaciones llevaban su mensaje, su buen augurio. Destacaría el audio de Laura (sobrina biznieta) desde Baeza y el cántico de la familia Arlt, desde Grecia, con el que arrancó el día, y el de las hermanas Candela y Sofía desde Granada.
Y no faltaron los recuerdos del banco Santander, de Alsa, de Kiwi, de Revolut...como mandan los mercenarios tiempos que corren🤦♂️.
...¡Qué tengas salud para que sigas siendo nuestros ojos por la faz de la tierra!...que alguien me dijo podría ser el exacto resumen de todos. Dándome por entrado en la edad provecta (me gusta esta palabra, como la de viejo, pero más aun la de viejuno) trataré de que me sea provechosa igualmente en provecho de mis demás...no hay otra, no queda otra.
Dejo para otra página contar qué aconteció ese día, allí, por las montañas de SAGADA, profunda parada y fonda...