jueves, 29 de agosto de 2024

...el Triángulo MANRIQUEÑO...

Ni miento ni me arrepiento,
ni digo ni me desdigo,
ni estoy triste ni contento
ni reclamo ni consiento,
ni fío ni desconfío;
ni bien vivo ni bien muero,
ni soy ajeno ni mío,
ni me venzo ni porfío,
ni espero ni desespero.
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 ...TRIÁNGULO MANRIQUEÑO...se llama así al conjunto de los tres lugares, cercanos entre sí, que articulan el escenario de los últimos días de Jorge Manrique, el omega geográfico de aquel hombre, ese soldado, este poeta que queriendo perpetuar la memoria de su padre, don Rodrigo Manrique, se inmortalizó a sí mismo con el largo poemario que le dedicó a su muerte...

                           Nuestras vidas son los ríos
                                     que van a dar a la mar,
                                     que es el morir. ¡Gran cantar!
                                     Entre los poetas míos
                                     tiene Manrique un altar.
                                     Dulce goce de vivir:
                                     mala ciencia del pasar,
                                     ciego huir a la mar.
                                     Tras el pavor de morir
                                     está el placer de llegar.
                                     ¡Gran placer!
                                     Mas ¿y el horror de volver?
                                     ¡Gran pesar! 

Entre los poetas míos/tiene Manrique un altar...dice nada menos que don Antonio Machado. Un altar por no decir basílica, o catedral, o sencillamente el grandioso monasterio de Uclés donde acabó reposando, a la postre mal reposado, el muy cuitado Jorge... Se debe andar muy inspirado, muy tocado por la musa, sea de la pena y la tristeza por la ausencia, para escribir tanto y tan profundo en ese largo profundo poemario que empieza con el conocido

Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando

cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando... 

y concluye con 

...y aunque la vida perdió,

dejónos harto consuelo

su memoria.  

Decía Antonio Gala, en la apertura de su siempre recomendado "Paisajes con figura" (TVE) que Jorge Manrique es sin duda uno de nuestros mayores lujos... cantó como nadie esa extraña fusión de la guerra, la muerte y el amor...Es el símbolo de tantas vidas que trascurren oscuras, sin destacar y que solo una ocasión de pronto las hace luminosas; su ocasión no fueron ni el amor ni la guerra ni la muerte, sino la forma de contar la guerra, la muerte y el amor, su ocasión fue su poesía que mezcla, unos con otros, los eternos temas...

En mi particular peregrinación por tanta gloriosa, profunda y callada España, me quedaba, entre un sinfín de lugares, rendir visita, mayormente a pie, como mejor parece que acontece, a aquellos parajes aorillados con la Mancha donde se rindieron a una el hombre, el poeta y el soldado: Uclés, Castillo de Garcimuñoz y Santa María del Campo Rus, los tres vértices del llamado triángulo manriqueño, los lugares donde vino la muerte a llamar a su puerta, los tres en tierras de Cuenca. 

...No estaba dispuesto a seguir aplazando este plan que tanto y desde desde tanto tiempo me tentaba, no era cuestión de seguir tentando a la vida, pues vemos cómo lo presente en un punto se es ido y acabado... mayo 2022...el campo estaba verde, era primavera (parafraseo a Joaquín Sabina), cuando viajé, viaje nocturno como tantas veces, de Granada a Madrid, de Madrid a Tarancón y tras dar un paseo por este pueblo, con diferencia el mayor de Cuenca,  en un nuevo autobús, ese mismo mediodía, acabé desembarcando en Uclés. 

Iba con mucha y calma felicidad interior, no era para menos: podía ver, podía caminar, llevaba aceptable salud y algún libro, portaba conmigo la poesía y la aventura...tenía dinero para poder comer en el bar de la plaza, La Posada de Perico, no recuerdo qué comí, el menú, solo que me gustó mucho la comida y me comí todo, como está mandado. Empezaba otro de mis viejos planes, esos en los que fundo camino e historia, fusiono senda y poesía, sentimiento, quietud y finitud, y el encadenado estado del alma que es el propio paisaje siempre invitando al horizonte... planes tantos que tuvieron su sitio hermanados con tantos otros que se quedarán en el tintero y que también habrán tenido  sentido pues los viví aunque no los anduviera. 

 Allí, en Uclés, empecé mi andadura de tres días...

                    ...PARTIMOS CUANDO NACEMOS...

Un buen paseo por el pueblo, no necesita muchos pasos, un reposado paseo por los gratos alrededores, preparados sin duda para cuando en verano vengan los vecinos ausentes. Siendo lugar asignado a la orden de Santiago no es de extrañar que tenga su propio camino de Santiago que nada tiene que ver con el de Compostela salvo su conexión en Madrid. Es el llamado Camino de Uclés, que parte de la iglesia del apóstol en Madrid y concluye en este monasterio...


...por motivos obvios, fue a mi amigo Pepe Álvarez a quien más tuve en mente, lo hubiera admitido como compañero, todo un lujo para ambos: servidor, abierto por una vez, siendo como soy remiso en la "admitancia", y él, casi seguro que se habría dejado, por novedad, aventura, vinculación poética y cervantina...
El grueso de la tarde lo dediqué, claro, a la visita del monasterio, las aledañas murallas y las ruinas del castillo, todo en un pañuelo... 
  



...el monasterio, no impropiamente llamado el Escorial de la Mancha dadas sus inusitadas proporciones, se alza en el cerro que domina el pueblo, imponente y airosa su estampa, levantado en el paisaje que lo circunda...Su impronta es herreriana, pero son varios los estilos que se combinan en él a tenor de los años que tardó en completarse: plateresco, herreriano, culminando con churrigueresco en la portada principal...Como buen edificio histórico español sus muros son testigos de una azarosa historia: sede de la Orden de Santiago durante siglos, sufrió como tantos la desamortización de Mendizábal y fue pasando por el destrozo de la guerra civil, campo de concentración, abandono, convento de jesuitas, agustinos, prisión, hospital... hasta llegar a 1949 en que se estableció el seminario menor dependiente del obispado de Cuenca (así lo conocí yo en una visita en los años 80) hasta 2012 ...hoy es un lugar a visitar, diría yo imprescindible, lugar también de celebración de festivales, actividades culturales, acontecimientos varios...Ah, alguien recordará hace años el anuncio de la cerveza Águila Amstel allí rodado (se puede ver en youtube)...





...por supuesto las tropas francesas también dejaron su impronta... ¡ese caballo de Atila que supuso la invasión napoleónica!. Aquí, como maestre de la orden de Santiago, recibieron sepultura los restos mortales de Jorge Manrique. Tras el paso de las hordas francesas todo quedó revuelto y no queda ni el menor rastro...


Los estados y riquezas
que nos dejan a deshora
¿quién lo duda?
No les pidamos firmeza
pues que son de una señora
que se muda.
...la tarde estaba cayendo pero ya horas antes había oteado mi rodal (2mx1m) para dormir, discreto, sin molestar a nadie, ni pintado para el maestro de escuela que fui. Evidentemente aquello eran las antiguas escuelas hoy transformadas en locales de otro uso ciudadano. Poesía y pedagogía al rescate...fue "una de las mejores cien dormidas" de mi vida al aire libre.  





...ANDAMOS MIENTRAS VIVIMOS...        
Poco más que la del alba sería cuando recogí el escueto campamento y rodeando el pueblo, tan sin nadie como el día anterior, eché camino adelante por una carreterita muy secundaria que me desembocó en lo que antaño era la general, ahora felizmente marginada por la cercana autovía. Ganancia de caminantes...Paso por una cortijada en ruinas, paso por el pueblo de Saelices (en mi diario que no tengo a mano dejé buena constancia del lugar y de alguna anécdota ahora olvidada, puro paisanaje) y ya era más que hora de echar un buen bocado cuando llegué a Montalbo, donde casi sin preguntar el buen ventero -casi cualquiera camarero entrado en edad es un ventero para mí- me informó de un autobús local que pararía por allí y me dejaría en La Hinojosa, creo recordar, a una legua de Castillo de Garcimuñoz donde, citando a Antonio Gala, Jorge iba ya con la muerte a la grupa.
No tardes, Muerte, que muero;
ven, porque viva contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
no tener guerra conmigo.

 

Otro pueblo de calles desiertas. Airoso y bien enclavado sobre un promontorio. Rodeo el castillo, está cerrado temporalmente (el sino de tantos lugares), paseo por el pueblo a ver si encuentro un bar o alguien a quien preguntar cuando por una callejuela me va llegando el eco de una música que me anima a seguir el rastro. Es así como doy con el bar Santos al que se entra pasando primero por un huerto. Estupendo y salvador lugar, haciendo honor al nombre, y muy bien atendido como recuerdo...Con la venia del amable dueño, dejo allí la mochila y siguiendo sus indicaciones pronto doy, camino abajo, con la senda que lleva hasta el lugar que conmemora donde el soldado (sargento) Jorge Manrique cayó herido de muerte.








...leí en voz alta, supongo que a las amapolas, a la calma soledad de la tarde, a los años que estuve esperando llegar aquí, a los que conmigo van...leí los versos más profundos de las coplas...Empecé a regresar al pueblo pero volví de nuevo, y allí estuve sentado apoyado en el pedestal no recuerdo cuánto tiempo ni ocupado en qué...
Los placeres y dulzores 
de esta vida trabajada
que tenemos 
no son sino corredores
y la muerte, la celada 
en que caemos...

 
  ...el Santos, cuando regresé de la expedición, más me pareció venta que bar, y el dueño, tan amable, más ventero que ninguno. Allí departí con parroquianos, ya no recuerdo quién pagaba unas rondas y otras, incluyendo queso y jamón, justo y más que digno colofón. Recuerdo sobre todo a un chico, artista, que pasaba temporadas en Italia (echo en falta el diario de ruta)... El buen ventero me ofreció aquellos amplios porches para poner el saco cuando fuera la hora de dormir una vez cerrado el bar...se lo agradecí, pero suelo por suelo, ambos mondos, preferí la puerta de la iglesia, adosada al propio castillo, dando así a mi dormida el tono épico que culminaba el día...  



       ...Y LLEGAMOS AL TIEMPO QUE FENECEMOS...

Solo me restaba completar el triángulo cubriendo por carretera los 14 km entre Castillo de Garcimuñoz y Santa María del Campo Rus. A mitad de camino, ni puesto adrede para echar un café y pegar la hebra con algún vecino, Pinarejo... 





En Pinarejo, una buena panadería dulcería, y en la plaza, junto al Ayuntamiento, donde un reloj tiene razón solo dos veces al día, el bar La Rubia, rezumando madridismo. Hay donde entretenerse curioseando por las paredes mientras se atempera el buen café que me sirven...Son esas pequeñas "
paradayfonda" que duran muy poco para lo que perduran en el recuerdo...


...doy una vuelta por el pueblo, tan solitario como los pasados, y saludo a la patrona, a la que estoy vinculado por mi ascendencia tensina (tensino, habitante del valle de Tena, Huesca, y en él, Hoz de Jaca, y en este pueblo casa Águeda, mi querencia...)... y ya no hay más que seguir carretera pensando en cómo llevarían (¿en camilla, en parihuelas, a hombros, con mulo...?) al caballero Jorge Manrique al moridero...    
                                                         ...Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero
muestre su esfuerzo famoso
en este trago...


En Santa María del Campo Rus debió estar el hospital de campaña; allí evacuaron, herido de muerte, al soldado Jorge  Manrique, y allí dio el alma a quien se la dio ...






...En la desierta plaza, se alza este monumento, quizá no mucho pero suficiente para quien lo viva y sienta. 
El ambiente del pueblo está junto a la carretera donde echo dos cervezas para espantar la melancolía inherente a la obra cumplida y otra más mientras hago las gestiones con blablacar para regresar a Madrid. Un rato después llega Josepe, un chico muy amble que viene desde Villarrobledo y ha dado gentilmente un rodeo para recogerme aquí...Fue un viaje muy ameno, platicando de todo un poco. Volví a pasar, raudo ya, por Pinarejo, por Castillo de Garcimuñoz, Uclés a los lejos, todo tan hoy, tan ayer, y ya como soñado...

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Conmigo solo contiendo
en una fuerte contienda,
y no hallo quién me entienda
ni yo tampoco me entiendo;
entiendo y sé lo que quiero,
mas no entiendo lo que quiera
quien quiere siempre que muera
sin querer creer que muero. 
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Apéndice sentido.-

En los años 80, formando parte de mi tiempo de escuela en Hornos de Segura, fui un par de veces a Segura de la Sierra (Jaén), hermosa estampa de pueblo rematada con el castillo tan ligado a aquellas guerras medievales. Recientemente, este año, aprovechando mi primer viaje con el Imserso, me llegué a Paredes de Nava (Palencia). Ambos lugares disputan (sin animosidad) el lugar de nacimiento del poeta, su alfa, ambos sitios en igualdad de condiciones, pues por un lado está su obvio origen castellano y por otro las continuas campañas militares de su padre que tan lejos le llevaban...Hermano los monumentos de ambos... 

Sentido estrambote.-

De un tiempo a esta parte, y después de haber hablado de idas y venidas y de ajetreos en mi oficio de vivir, cuando me despido de mi amigo Pepe, que me deja mayormente en la puerta de la estación de autobuses de Granada, o donde sea, una vez salgo del coche en el que tan solícito me lleva, le doy la mano, no por acostumbrado menos agradecido, y le suelto un, a veces algo desmayado por mi parte, así que cuando morimos... y él, entre resignado y acordado, me completa con un descansamos ... hablando en manriqueño puro.    

...ASÍ QUE CUANDO MORIMOS, DESCANSAMOS...