martes, 14 de febrero de 2023

...Recuerdos de GALA...

 

...en algunas páginas pasadas he hablado sobre mi madre y la casa de La Zubia donde nací...Aquel verano de 1996, que no demoró en confirmarse premonitorio, en los buenos ratos que pasé con ella y en ella, videocámara en mano me divertía y me empleaba, con sereno y urgente afán -el tiempo gasta malas pasadas aunque nada nos tuviera prometido- en grabar a ella, a la casa, a ambas, congelando imágenes y sonidos para un tiempo que, ambas desaparecidas, como digo, no tardó en llegar. De vez en cuando jugaba con ella, con mi madre, me aprovechaba de su gracia natural de cuasi anciana con su niño, unos inocentes juegos de edad tardía, como a veces hacía yo con los niños pequeños en las escuelas por las que pasé, en una simbiosis de gusto y agrado, de cariño y surrealismo, intemporal, y la grababa en situaciones que a veces actualmente he visto reflejadas en las periodistillas de Aquí la tierra y programas similares, que llegan a un pueblo del que no tienen ni idea a hablar con los lugareños o sorprender a un agricultor con salidas como hola, fulano, este es tu campo, esto son calabazas ¿no?...Estas grabaciones mi sobrino Sergio las intituló, acertadamente, como grabaciones costumbristas...Así, le propuse un día a mi madre que se sentara a la acogedora sombra de la higuera, tan recordada, le di un libro y muy formal hizo como que leía (ella, la pobre, como tantos antiguos, malamente leía un par de palabras de corrido, me inunda de sentimiento escribir esto...) y allí, preparado el atrezo, irrumpía yo con mi videocámara Hitachi... 
...Hoy, nos encontramos a doña Ana leyendo...Ella se ponía muy en su papel, se hacía la sorprendida mientras abandonaba en su regazo un libro de Saramago, concretamente Las maletas del viajero, que en esos días leía un servidor, le hacía unas preguntas sobre el libro, manteníamos un breve diálogo, disparatado, un auténtico diáloco como decían Tip y Coll...para terminar vine a decirle: bueno, doña Ana, no le interrumpo más, siga con su lectura bajo la higuera, pero antes de despedirme me gustaría que me dijera qué otro autor forma parte de sus gustos literarios...y ella, buscando inspiración en las hojas de la higuera, como los niños lo hacen mirando al techo, dijo, más o menos: pues...ese...el de los bastones...        

...Ese de los batones era, es, Antonio, Antonio Gala Velasco, don Antonio Gala. En mis esporádicas visitas a Córdoba, la llana, lejana y sola, cumplo con una serie de rituales que se van turnando entre sí concertados sin orden previo: el museo de Julio Romero de Torres, paseos por los sotos del Guadalquivir, el Alcázar de los Reyes Cristianos, cruzar el puente romano, el callejeo, siempre nuevo, jugando a perderme por el encantador dédalo de rincones y plazuelas, algún otro museo, saludar en estatua a Séneca, Maimónides, Averroes...y pasar a visitar, como quien entra a saludar a un amigo, la fundación de Antonio Gala, en la calle Ambrosio de Morales, casualmente cerca de mi hospedaje habitual... 


    ...Traspasado el umbral hay dos espacios a visitar, al menos siempre que he ido: a la izquierda un centro de exposiciones donde muestran su arte creadores noveles, auspiciados por la propia fundación, y a la derecha la exposición permanente en torno a la vida de don Antonio. Normalmente no hay visitantes, al menos cuando he ido, así que puedo vagar sin prisa, en recogido silencio, en torno a las vitrinas que muestran retazos de su vida, fragmentos de una vida tan vivida... 



...Empezando por una perfecta tonga de todos sus libros y una más que cumplida representación de sus inseparables bastones...dos aclaraciones. Primera: yo no colecciono bastones, colecciono amigos que me regalan bastones. Segunda: en realidad no me apoyo al andar en lo bastones, me apoyo en los amigos. Amigos ya muertos que me regalaron bastones de otros muertos. Amigos vivos aún, que la vida se llevó de mi vida...Un jardín de bastones al que asomarse, con unos cartelitos explicando, destacando, el origen de algunos...qué de historia tendrá cada uno, cuánto sentimiento...parafraseando aquella su serie de Si las piedras hablaran, si los bastones hablaran...




...y entre los bastones, abriéndose paso, esta mesa que perteneció nada menos que a Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, la santa escritora de Ávila...   



...un repaso por su vida y, sobre todo, por su obra: recuerdos personales, manuscritos, entrevistas, artículos de prensa, reconocimientos, premios, galardones...





...Entrañable este retrato del Antonio niño, de Antonio tierno infante, dan ganas de agarrarle cariñosamente los mofletillos y darle un par de besos...todos, o casi todos, fuimos por un tiempo, sin darnos cuenta, eso es lo peor, un niño bonico para aquellos que nos querían, fuimos protagonistas de un efímero paraíso... 
...ya escapan de su ayer a su mañana...que decía otro don Antonio, Machado. La deconstrucción, el deterioro constructivo de un rostro, la muy profunda huella de la propia vida, el alma buscando dónde recogerse...
...Lo ajustado que llevo de mi patria chica se enorgullece al ver esta medalla y estos sonetos cuyo libro tengo por ahí...¡Cuánto me gustaría saber, cuánto me habría gustado conocer mucho más de lo poco que conozco de su vinculación a aquella Zubia ya tan remota!...

...no es precisamente la poesía, bella, perfecta, pulcramente armada, lo que más me atrae de la pluma de este hombre, es su prosa, bien que prosa no exenta de poesía, rezumando un profundo conocimiento, una vastísima cultura, un hondísimo humanismo, un preclaro ingenio, y no poca ironía, que se manifiesta en todo cuanto habla, en sus ensayos, artículos, teatro, guiones, entrevistas, novela...



...esta anécdota que cuenta de su padre con el papel que hallaron en su cartera, remite inevitablemente al papel arrugado que se encontró en el pobre gabán de Antonio Machado cuando falleció en su triste exilio en aquella pensión Quintana de Collioure, sus últimas letras con las que se suelen cerrar sus antologías (estos días azules y este sol de la infancia)... 
...He leído la mayoría de sus novelas, asistí a las representaciones de Petra Regalada, Carmen Carmen, El Hotelito, Los bellos Durmientes, Samarkanda...pero atesoro el recuerdo de mi tiempo de maestro en Hornos de Segura, aquellos cursos del 1985/86/87: la Reme regentaba una pequeña tienda y estanco y cada fin de semana me guardaba la revista semanal del periódico El País cuya lectura empezaba directamente por la última página (como he seguido haciendo cuando las colaboraciones del eximio y extinto Javier Marías) donde se encontraba el artículo de Antonio Gala...artículos que posteriormente recopilaba en libros que también tengo por ahí...Desde las famosas Charlas con Troylo, siguiendo, no pongo orden en su aparición, Cuadernos de la Dama de Otoño, En Propia Mano (el libro se lo firmó a mi hermana, con la dedicatoria para Pazen propia mano y en propio corazón), La Soledad Sonora, Dedicado a Tobías, A Quien Conmigo...
...pero mi Gala favorito, por decirlo así, y lo confirmo ya que sigo enganchado a ello tantos años después, lo compone aquella serie de TVE, PAISAJE CON FIGURAS, que se emitió en dos temporadas en la década de los 70 (no sin problemas con la censura de Carlos Arias Navarro) y los 80... 
Cada capítulo se centraba en un personaje de la Historia de España, en el momento en que, según Gala, «sus actos (···) dejaron huella o significaron el momento cumbre de su vida».​ En la presentación de la serie, que hizo el propio Gala, dice que los personajes tienen en común «que amaron a la patria, a la vida y a la libertad», pero además «todos sufrieron el trato que da España a sus hombres: peor cuanto más grandes>>Fueron desfilando, todos prologados por el propio Antonio, no sin bastón, Juan Sebastián Elcano, Colón, Rosalía de Castro, Gaudí, Espartero, el Gran Capitán, Juan Belmonte, Quevedo, Larra, el Doncel, el Papa Luna, Fray Luis de León, Azahara, Pizarro, Lope de Vega, Goya, Mariana Pineda...buena parte del elenco histórico hispano con un atinado repaso a nuestro de modo de ser y vivir...Y Jorge Manrique, San Juan de la Cruz...y Antonio Machado, capítulo que sé casi de memoria. Durante años, en video, vi y reviví estos tres capítulos, los únicos que tenía, y durante años, ya en este siglo, indagué, escribí a RTVE para localizar la serie...y cuando ya estaba todo olvidado, resignado, he visto cómo todos los capítulos han sido puestos a disposición en RTVE a la carta, no tengo palabras de agradecimiento...incluso están directamente en Youtube...     

...pero lo primero que sale al encuentro en la visita a la fundación es esta mesa vitrina que me da pie a escribir la parte que tengo en su vida, parte anónima, muy anónima, mínima, pero siempre presente en mí, formando parte del tesorillo que todos, en una medida u otra, todos algo, portamos, y que nos llevaremos, donde sea, el día que nos vayamos...
Dos veces le he escrito a su dirección de Madrid. Le escribí desde Collioure. Era finales de noviembre de 1989, ya completando con Pandora mi bucle alrededor del Mediterráneo. A la hora de partir de La Zubia, nueve meses antes, el lugar omega de Antonio Machado quedaba muy lejos, Collioure estaba en mente como una de las metas literarias y espirituales del viaje...y así, aún me recuerdo cuando en contenida emoción traspuse la puerta del cementerio del pueblo francés aquella tarde fría y gris haciendo honor al calendario. Hice noche al cobijo de una barca en la playa. Al día siguiente, en la lista de correos de Collioure me aguardaba un libro de poesías de Machado que mi amiga María Luisa me había enviado para reponer aquel de la colección Austral que llevaba como lectura de viaje y que tuve que regalar unos meses antes a un chico cerca de Ohrid, hoy Macedonia del Norte, entonces todavía Yugoslavia, en aquel cafetín cerca del río que hacía frontera con la cerrada Albania...Todo esto se lo contaba a Antonio Gala, y terminaba mi carta con sus propias palabras cerrando el prólogo al capítulo que le dedicó a Machado: ojalá este poeta español nos tenga un día a todos en su gloria...Posteriormente le volví a escribir para pedirle permiso para incluir unas palabras suyas en un artículo que, si no me equivoco, publiqué en la revista Integral, obtuve respuesta y por ahí debe estar la carta, bien guardada, entre mis erráticas pertenencias...
...Dos veces lo vi y lo saludé, una en El Hierro, en el centro cultural de Valverde, donde fue a presentar su novela La Regla de Tres. Allí estaba con la poetisa Elsa López, que fue durante un tiempo directora de la fundación Gala. Me presenté muy temprano con mi libro para tener ración mayor de él, me lo firmó y yo tan contento. Y otra vez...esta sí que fue buena: era verano de 1990, yo estaba dando una vuelta en bici por todas las islas Canarias; en La Palma, en un bar de carretera por la zona de Garafía, entré a tomar algo y allí estaba el hombre. Como pude me coloqué en el escaso hueco entre él y la pared y no sin nerviosismo y procurando no molestarlo lo saludé y le solicité unas letras que me escribió en mi diario de ruta de entonces. Luego me enteré de que era el encargado de dar el pregón de las famosas fiestas lustrales palmeras...





Con estas imágenes de su cantada Córdoba cierro esta página. Tengo pendiente la visita de su casa, La Baltasara, en Alhaurín el Grande, en cuyo huerto están las tumbas de sus perrillos, Troylo el más famoso...

Le pregunté al conserje o vigilante de la fundación si don Antonio vivía en Madrid. Me dijo que no,que vive aquí mismo, que está muy mayor, 92 años, que no sale o apenas lo hace. Recuerdo cuando decía, con la gracia y socarronería que le caracterizaba,  que tenía una mala salud de hierro...  

...esa misma noche de esta última visita a la fundación, en mi hospedaje, ya a punto de apagar el día, me llegó la noticia de otro sentido adiós: el de Carlos Saura, uno más, otro más, pero ni uno ni otro más, que se adelantó en el camino, como decía Séneca, que se fue p´al silencio, que decía el cantor Atahualpa, aunque dejó ecos para mucho tiempo...y constato cómo sigue creciendo mi particular panteón... Parece que estoy en el cine Víctor, en Santa Cruz de Tenerife, viendo aquella su película "Deprisa deprisa" o hace pocos días la genial y disparatada "Mamá cumple 100 años"...De vez en cuando, en mis soledades, indago en la red sobre si vive fulano o mengano; no ha mucho que me preguntaba por Saura, como me preguntaba por Paco Ibáñez, Emilio Lledó, Antonio López...por no alargar la lista, y estos días antes de venir a Córdoba hablé de Gala con un amigo que me preguntó si seguía vivo...formando todos parte de esa ya legión que, sin ellos pretenderlo, hicieron más vivible, más sentible, más ancha y anchurosa, al tiempo que más llevadera, soportable y, a veces incluso, deseable, la vida, hablo de la vida de este otro Antonio, servidor.