
...he dicho en más de una ocasión, mayormente si me han preguntado, que estas páginas que salen al aire cual palomas sin rumbo, a giro de veleta, pretenden hilvanar literaturas varias, tantas, filosofías, tantas y varias, y viajes, es decir, geografía e historia, asignaturas hermanas, entonces, al estilo de la física y la química. Pues en este caso me centro en geografías y dejo plasmado aquí uno de mis planes más viejos, canoso ya, diría que resignado a quedarse en el baúl de los proyectos...tuve hace unos días un sueño en el que algo me instaba a no demorarlo. El sueño en sí no es contable ya que estaba hecho de gasas, de jirones, de brumas y rumores...en una palabra: el vocabulario de los sueños para los que no hay traductor. Solo eso: me decía que la sierra de la Estrella era uno de mis planes más viejos y yo, ya en esta activa mocedad de la ancianidad en que ando, debía darle salida...Vi que tenía unos días antes de partir para Catay, vi que Alsa, el transportista del que en parte soy carne, me ofrecía una excelente opción de acercamiento continuada con la portuguesa Rede Expressos...y ya en plan "ahora o nunca", se pasó aquel tiempo de hay más días que ollas que decía mi madre, y dicen los que aún se lo creen... saqué billete de Madrid a Viseu; en llegando a este lugar di una vuelta por su casco histórico, la Sè...
...cambié de autobús hasta Covilhā y allí, en el terminal rodoviario, me aguardaba Suman, conductor de Uber, de Bombay me dijo que era, y en un rato ya estaba en Penhas da Sàude, peñas de la salud, en el flamante albergue, 1.500 m.s.n.m. ya en plena sierra de la Estrella y a la vista de las cumbres...El santo estuvo de cara, como a lo ancho de los cuatro días en el querido país vecino.
...voy atrás en el tiempo, allá por finales de los 70...tenía unos libros tamaño grandioso como correspondía a su contenido: Maravillas de la Península Ibérica y Maravillas del Mundo, publicados por Reader Digest. ¡Cuánto viajé con ellos sin moverme!, formaron parte de la base de lo que después construí. En sus páginas vi, o tal vez no lo leí bien, que la altura mayor de Portugal se situaba en la sierra de la Estrella, y en ese craso error estuve hasta los 90, en que ya empecé a espabilar. Dicho punto estaba, está, en la isla de Pico, en Açores...no fue hasta 2017 que no di el salto a aquellas islas, bellas entre las más bellas, las nueve islas que anduve, incluyendo en la andada, manías de montañero errático, la subida a los puntos más altos de cada una. Aquí está el pico en la isla de Pico, 2.351 m.s.n.m.




En dicha isla, la estampa del volcán, soberbia, aparece por doquier, omnipresente, como constante fue mi recuerdo hacia el padre Teide gigante, estampas casi gemelas...Solicité el correspondiente permiso y turno, y subí a su altura para contemplar el hermosísimo proceso de amanecida...







Ahora, saboreándolo y disfrutándolo no poco, como corresponde a estas edades vespertinas (ah, las variopintas numerosas edades del hombre, y la mujer...) cumplí con la máxima altura del Portugal continental, la Torre da serra da Estrela, no un pico como tal sino una gran explanada donde se levantan un par de construcciones militares, varios establecimientos comerciales, el punto superior del telesilla de la única estación de esquí portuguesa y en el centro se alza la torre con su cruz, tal y como se ve. Esta explanada remata un espléndido paisaje moldeado por seculares glaciares, paisaje granítico, berrocales y berruecos repartidos por sus laderas, ese tipo de paisaje en el que el cincel del tiempo ha ido creando caprichosas formas, ese paisaje que tanto me gusta y que he encontrado en tantos otros lugares (la sierra de Guadarrama en la zona de Siete Picos, por ejemplo).








...por aquellos parajes se encuentra el naciente del río Zêzere, ahora en pleno estiaje. El Zêzere y el Mondego son los dos únicos ríos relevantes exclusivamente portugueses...y hablando del Mondego, ese en el que se mira la universitaria Coimbra...
...Cómo adherencia de este plan con el que fui a Portugal, adherencias esperadas siempre pero que surgen de manera inesperada, en el mismo albergue surgió el caminar lo que casualmente descubrí y que es, según me dijeron, el sendero de moda en Portugal: las pasarelas del río Mondego. Estaba algo baqueteado después de los más de 30 km caminados el día anterior pero fue irresistible...y sí, un auténtica obra faraónica que según Ana, la conductora de Uber que me llevó a su inicio cerca de Guarda y me recogió casi cinco horas después en su final cerca de Videmonte, la obra no se demoró mucho, fue ponerse y hacerla. Sus casi 12 km, 7 de ellos por pasarelas, conforman un camino impresionante junto al Mondego, un recorrido exigente pero muy abordable, asequible, con una mediana forma física. Ah, y con tres puentes colgantes...

...pero no hay viaje a Portugal, por muy corto que sea y por muy serrano que lo pretendiera, en el que puedan faltar azulejos, pastel de nata, plaza de Luis de Camoens, don Henrique el Navegante, hospedaje con olor a sacristía como el de Guarda, una cerveza Sagres, un san Antonio y alguna historia que devino originalísima e interesantísima para mí, tanto por su tema como, más, por su personaje...
...Iglesia de santa María la Mayor, en Covilhā...
...me disponía a coger el microbús de Penhas da Saúde a Covilhā cuando pasó el muy amable hombre que salía de su turno de portero de noche del albergue donde me quedé. Me ofreció subir a su coche y ahí se gestó la historieta. Antonio, como yo, me contó, entre curiosos detalles, que nuestro común santo (de Lisboa por nacimiento, de Padua por muerte) salía en los antiguos billetes de 20 escudos junto con los peces del simpático y entrañable famoso milagro (lo busqué y ahí está el buen hombre, el tan querido santo)...y Antonio, en su hablar que me sonaba a castellano saudadoso y ultramarino me dejó sueltos unos hilos de los que tirando de ellos posteriormente...y es que tampoco, personalmente, estaría completo un viaje a Portugal sin alguna mención a Fernando Pessoa. Lo que me parece increíble es cómo se presentó, como si ignorara, como dice mi amigo Pepe, que tras eso que llamamos casualidad hay un concentrado esfuerzo, un permanente estar atento...resulta que el brillante escritor, el oscuro personaje, el contable de ocupación etc fue el encargado por su empresa de confeccionar el eslogan para introducir la Coca Cola en Portugal. Hablo de 1927. Y bien, lo concentró en estas palabras: No primeiro día extranha-se. No quinto día entranha-se (el primer día sabe raro, al quinto la llevas dentro), un, digamos, que primero parece raro pero acabas enganchado...

Con el eslogan (copio), el entonces ministro de Sanidad, el doctor Ricardo Jorge, tuvo la excusa para incautar todas las bebidas procedentes de Estados Unidos, ya que, como demostraba el lema, el refresco contenía un estupefaciente que creaba hábito. El ministro entendió que el lema ponía de manifiesto la toxicidad del producto, ya que extrañar y entrañar es el mecanismo con el que operan los estupefacientes según el cual una sustancia extraña al cuerpo acaba siendo extrañada por el mismo. Con el lema se puso fin al negocio de la firma con Coca-Cola que vio prohibida su distribución en Portugal hasta... ¡1977!, tres años después de la caída del régimen de Salazar. La Coca Cola vino a significar un acto de incorporación a la modernidad...Por muchas cosas recordaré este viaje a Portugal y este detalle, directamente relacionado con mi Pessoa, no será el menor...Completo esta salida de mi recorrido con el cartel de la entrada oficial de la bebida en 1977 (a mí no me gusta ni poco ni mucho, per se y por su trasfondo...donde se ponga un vermú o un vinho verde o incluso un Beirão, que se quite la bebida de la libertad... )...por cierto, mi vecina Carmela, que Dios tenga en su gloria, la tomaba, lo recuerdo, para poder eructar...
De regreso a Madrid, tres días después pero con la sensación de regresar de un anchuroso viaje, no por más acostumbrado me asombro menos al constatar, ahora, de nuevo, la cantidad de viaje/vivencia que puede caber en muy pocos días, mi vecina de asiento lleva un bolso del que pende este colgante...
El cielo es el limite, vamos llegando, el horizonte...Y Catay me aguarda...
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