...Pero...y de tarde en tarde encuentro un tesoro que me aguarda. Es el objeto de esta página... Si Neruda tenía un cartero, literaria y cinematográficamente hablando, no podía ser menos Galdós aunque realmente yo no pase de simple buzonero, recogedor de letras, curioso donde los haya, literario asaltador de tumbas, recolector de amores y admiraciones...
...el haz y el envés de un escrito, una carta sin sobre, en una funda de plástico, la que hay un poco más arriba con un clavel. La firma Irene, con esa i mayúscula que a veces se ha puesto en forma de J y que denota cierta antigüedad...Entrañable ese el refugio que me dan sus letras o las conversaciones galdosianas con mi madre o su he paseado por las calles que recorrió su Gabriel Araceli (personaje que va hilvanando los tomos, diez, de la primera serie de los Episodios Nacionales, que en felicísima hora tuve la idea de empezar a leer)...
Mi amigo Pepe, que ahora guarda el original entre sus archivos de Monteluz, hizo un estudio grafológico al respecto y con permiso de esta Irene que será milagro si un día logro hallar, su teoría la encuentro muy válida, por la argumentación que usa y por, a la postre, lo indemostrable de todo. Copio literalmente su visión, muy original y discreta...
Yo mantenía que la letra era de una persona mayor, incluso mayor que nosotros, que ya es decir ser mayor. Me recordaba mucho a cómo escribían mi madre y mis tías, educadas en la escuela de la posguerra. La busco y la leo de nuevo para ver que me sugiere.
Me cuesta creer que una chica de 17 años se haya leído los Episodios Nacionales, pues habla al menos de dos. Me reafirmo que esta carta, lo más probable, está escrita por una persona nacida antes de los 50, una persona leída que le gustaría verse con los 17 años que, tal vez, tenga su nieta y ... ya es cuestión de imaginar y eso lo hacer tú muy bien.
Ahora, urgido por otras partidas, ciertamente no estoy con el tiempo para ello, pero no abandono la probabilidad de tirar de esos hilos que como desintencionados rastros deja sueltos dicha Irene, sin saber que alguien puede seguir sus huellas: no está demostrado que sea imposible hallar una aguja en un pajar...
...su evidente paso por la churrería del arco de san Ginés, la foto que de Galdós hay allí, el paso por una librería de viejo, y sobre todo ese cuentecillo que está escribiendo y que piensa publicar...Esta muchacha, mujer, sea sola, sea con su madre, y un servidor, pasaríamos un más que buen rato si llegáramos a conocernos. Imagino que nos citaríamos en el arco de san Ginés o en La Fontana de Oro, o en ambos lugares, mediando un paseo por calles, callejas, plazuelas y tantos lugares que cita Galdós y que nos hermanan en el gusto...la aguja se conmueve y vibra en el pajar...

Pasó el tiempo y este mismo año en que estamos me encuentro a pie de tumba, no sobre la losa, un sobre en pésimo estado de conservación. Días previos, me dice mi sobrina, ha habido tormentas y no pequeñas. El sobre ha sobrevivido a un cataclismo pero allí está, impertérrito, aguardándome...El remite es de una admiradora que por modestia, temor, vergüenza o a saber, más que rubricar parece que ha decidido tachar su nombre pero no tanto como para, con un ajustado esfuerzo visual, creer que entre la maraña del tachado se puede leer su nombre, Ariadna, y segundo apellido, Ortiz...Y por detrás, una claro y contundente Sr. Galdós...

Ahora que esto escribo meses después recuerdo el primoroso cuidado con que cogí el sobre, todo mojado, y me lo llevé y aguardé a que estuviera bien seco para proceder a su apertura, era material muy delicado...y harto valioso como comprobé...Parece obvio que la carta debía de llevar tiempo allí, dados los síntomas claros de haber sido comida de polilla o semejantes. Observad el fino labrado de los irregulares agujeros, la cuidada ejecución de las mordidas que en el conjunto del folio guardan una simetría casi perfecta... un literario queso Emmental...La carta la llevé, como indudable tesoro. Con mi sobrina Olga y Javier empecé a compartirla, siguiendo su andadura por las casas de Rafa, Carmen, Lola, Pepe, tal vez alguien más. Me faltó pedirle opinión grafológica sentimental al amigo Pepe, pero creo que no faltará en los comentarios...
Creo que mis probables lectores agradecerán que les transcriba el contenido completo de la misiva sin esforzarse en leer entre socavones...
Querido Benito Perez Galdós:
Todavía no he tenido la oportunidad y el privilegio de leer alguna de sus obras, pero sin embargo, he podido leer a Juan Ramón Jimenez y a Cervantes.
Aunque usted no lo sepa ni lo pudiera contemplar, su muerte y funeral fue seguido por miles y miles de personas que lloraban su muerte.
Esta carta es para que donde quiera que usted esté (se me había acabado la tinta) sepa que fue de usted después de su muerte. Si usted sigue estando vivo en alguna parte me gustaría que me hiciese alguna seña de que sigue vivo en alguna parte. Se le hecha mucho de menos.
Yo sé de un escritor que es posterior a usted. Se llama Federico García Lorca y le voy a escribir una obra de el a ver si le gusta:
La Leyenda del Tiempo
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero
nadie puede abrir semillas
en el corazón del tiempo.(...)
Bueno, esto es un adiós. Espero que su viaje por el más allá sea lo suficientemente bueno.
Firma Ari S O
P.D. Ahora en el siglo XXI existe un aparato llamado bolígrafo que es como una pluma solo que de plástico y más resistente cosa que le hubiese sido muy útil. Luce así: ver dibujo.

...es una carta sin desperdicio. La llevé muchos días, bien colocada en la libreta, apenas diario, que suelo llevar y, como digo, la leí a amigos por cuyas casas fui pasando, de gentil acogida, y ciertamente no dejó indiferente a nadie, tanto por el aspecto catastrófico que presentaba como por la profundidad, humor, cariño... de su contenido. Conmovedor ese contarle cómo fue su propio entierro, no digamos ese desearle buen viaje por el más allá, y el remate, no me digan que no, ese si sigue estando vivo en alguna parte me gustaría que me hiciese alguna seña de que sigue vivo en alguna parte ...y ya no me queda más capacidad de admiración para ese dato de explicarle que en el siglo XXI tenemos ¡bolígrafos! (¿puede ser una pista de la juventud de esta chica, una milenial?)...o esa apostilla en el lado izquierdo donde explica que se le acabó la tinta...
En mi vida de visitador de cementerios, mayormente regida por la agradecida visita a las tumbas de personas que alegraron, ahondaron y fecundaron mi vida, por el tanto arte construido sobre la muerte, por el silencio y recogimiento inherente a ellos etc. estas cartas han inaugurado una nueva e insospechada vía...Las tomo como un regalo extra del gran Galdós al que, como Ariadna, le ruego que si puede me haga una seña, un guiño, algo de por dónde anda o qué hay al otro lado del muro...Son conmovedoras cartas donde el cariño, la admiración, el gracejo y el agradecimiento se funden; puede decirse que son cartas de amor que, de alguna forma, me recuerdan aquellos versos de Pessoa, humildes y contundentes...
...
...todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
...
...Pero al fin y al cabo,
solo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.
Mientras tanto, seguiré con sus episodios. En el momento de cerrar esta página estoy con su decimoquinto episodio "7 de julio" (de 1822)...Él sabrá si concluiré la lectura de todos (46)...