domingo, 21 de septiembre de 2025

... un Regreso a PORTUGAL...



...he dicho en más de una ocasión, mayormente si me han preguntado, que estas páginas que salen al aire cual palomas sin rumbo, a giro de veleta, pretenden hilvanar literaturas varias, tantas, filosofías, tantas y varias, y viajes, es decir, geografía e historia, asignaturas hermanas, entonces, al estilo de la física y la química. Pues en este caso me centro en geografías y dejo plasmado aquí uno de mis planes más viejos, canoso ya, diría que resignado a quedarse en el baúl de los proyectos...tuve hace unos días un sueño en el que algo me instaba a no demorarlo. El sueño en sí no es contable ya que estaba hecho de gasas, de jirones, de brumas y rumores...en una palabra: el vocabulario de los sueños para los que no hay traductor. Solo eso: me decía que la sierra de la Estrella era uno de mis planes más viejos y yo, ya en esta activa mocedad de la ancianidad en que ando, debía darle salida...Vi que tenía unos días antes de partir para Catay, vi que Alsa, el transportista del que en parte soy carne, me ofrecía una excelente opción de acercamiento continuada con la portuguesa Rede Expressos...y ya en plan "ahora o nunca", se pasó aquel tiempo de hay más días que ollas que decía mi madre, y dicen los que aún se lo creen... saqué billete de Madrid a Viseu; en llegando a este lugar di una vuelta por su casco histórico, la Sè...

...cambié de autobús hasta Covilhā y allí, en el terminal rodoviario, me aguardaba Suman, conductor de Uber, de Bombay me dijo que era, y en un rato ya estaba en Penhas da Sàude, peñas de la salud, en el flamante albergue, 1.500 m.s.n.m. ya en plena sierra de la Estrella y a la vista de las cumbres...El santo estuvo de cara, como a lo ancho de los cuatro días en el querido país vecino. 


...voy atrás en el tiempo, allá por finales de los 70...tenía unos libros tamaño grandioso como correspondía a su contenido: Maravillas de la Península Ibérica y Maravillas del Mundo, publicados por Reader Digest. ¡Cuánto viajé con ellos sin moverme!, formaron parte de la base de lo que después construí. En sus páginas vi, o tal vez no lo leí bien, que la altura mayor de Portugal se situaba en la sierra de la Estrella, y en ese craso error estuve hasta los 90, en que ya empecé a espabilar. Dicho punto estaba, está, en la isla de Pico, en Açores...no fue hasta 2017 que no di el salto a aquellas islas, bellas entre las más bellas, las nueve islas que anduve, incluyendo en la andada, manías de montañero errático, la subida a los puntos más altos de cada una. Aquí está el pico en la isla de Pico, 2.351 m.s.n.m.

En dicha isla, la estampa del volcán, soberbia, aparece por doquier, omnipresente, como constante fue mi recuerdo hacia el padre Teide gigante, estampas casi gemelas...Solicité el correspondiente permiso y turno, y subí a su altura para contemplar el hermosísimo proceso de amanecida... 



Ahora, saboreándolo y disfrutándolo no poco, como corresponde a estas edades vespertinas (ah, las variopintas numerosas edades del hombre, y la mujer...) cumplí con la máxima altura del Portugal continental, la Torre da serra da Estrela, no un pico como tal sino una gran explanada donde se levantan un par de construcciones militares, varios establecimientos comerciales, el punto superior del telesilla de la única estación de esquí portuguesa y en el centro se alza la torre con su cruz, tal y como se ve. Esta explanada remata un espléndido paisaje moldeado por seculares glaciares, paisaje granítico, berrocales y berruecos repartidos por sus laderas, ese tipo de paisaje en el que el cincel del tiempo ha ido creando caprichosas formas, ese paisaje que tanto me gusta y que he encontrado en tantos otros lugares (la sierra de Guadarrama en la zona de Siete Picos, por ejemplo). 









...por aquellos parajes se encuentra el naciente del río Zêzere, ahora en pleno estiaje. El Zêzere y el Mondego son los dos únicos ríos relevantes exclusivamente portugueses...y hablando del Mondego, ese en el que se mira la universitaria Coimbra...
...Cómo adherencia de este plan con el que fui a Portugal, adherencias esperadas siempre pero que surgen de manera inesperada, en el mismo albergue surgió el caminar lo que casualmente descubrí y que es, según me dijeron, el sendero de moda en Portugal: las pasarelas del río Mondego. Estaba algo baqueteado después de los más de 30 km caminados el día anterior pero fue irresistible...y sí, un auténtica obra faraónica que según Ana, la conductora de Uber que me llevó a su inicio cerca de Guarda y me recogió casi cinco horas después en su final cerca de Videmonte, la obra no se demoró mucho, fue ponerse y hacerla. Sus casi 12 km, 7 de ellos por pasarelas, conforman un camino impresionante junto al Mondego, un recorrido exigente pero muy abordable, asequible, con una mediana forma física. Ah, y con tres puentes colgantes... 



   ...pero no hay viaje a Portugal, por muy corto que sea y por muy serrano que lo pretendiera, en el que puedan faltar azulejos, pastel de nata, plaza de Luis de Camoens, don Henrique el Navegante, hospedaje con olor a sacristía como el de Guarda, una cerveza Sagres, un san Antonio y alguna historia que devino originalísima e interesantísima para mí, tanto por su tema como, más, por su personaje... 

...Iglesia de santa María la Mayor, en Covilhā...
...me disponía a coger el microbús de Penhas da Saúde a Covilhā cuando pasó el muy amable hombre que salía de su turno de portero de noche del albergue donde me quedé. Me ofreció subir a su coche y ahí se gestó la historieta. Antonio, como yo, me contó, entre curiosos detalles, que nuestro común santo (de Lisboa por nacimiento, de Padua por muerte) salía en los antiguos billetes de 20 escudos junto con los peces del simpático y entrañable famoso milagro (lo busqué y ahí está el buen hombre, el tan querido santo)...y Antonio, en su hablar que me sonaba a castellano saudadoso y ultramarino me dejó sueltos unos hilos de los que tirando de ellos posteriormente...y es que tampoco, personalmente, estaría completo un viaje a Portugal sin alguna mención a Fernando Pessoa. Lo que me parece increíble es cómo se presentó, como si ignorara, como dice mi amigo Pepe, que tras eso que llamamos casualidad hay un concentrado esfuerzo, un permanente estar atento...resulta que el brillante escritor, el oscuro personaje, el contable de ocupación etc fue el encargado por su empresa de confeccionar el eslogan para introducir la Coca Cola en Portugal. Hablo de 1927. Y bien, lo concentró en estas palabras: No primeiro día extranha-se. No quinto día entranha-se (el primer día sabe raro, al quinto la llevas dentro), un, digamos, que primero parece raro pero acabas enganchado...
Con el eslogan (copio), el entonces ministro de Sanidad, el doctor Ricardo Jorge, tuvo la excusa para incautar todas las bebidas procedentes de Estados Unidos, ya que, como demostraba el lema, el refresco contenía un estupefaciente que creaba hábito. El ministro entendió que el lema ponía de manifiesto la toxicidad del producto, ya que extrañar y entrañar es el mecanismo con el que operan los estupefacientes según el cual una sustancia extraña al cuerpo acaba siendo extrañada por el mismo. Con el lema se puso fin al negocio de la firma con Coca-Cola que vio prohibida su distribución en Portugal hasta... ¡1977!, tres años después de la caída del régimen de Salazar. La Coca Cola vino a significar un acto de incorporación a la modernidad...Por muchas cosas recordaré este viaje a Portugal y este detalle, directamente relacionado con mi Pessoa, no será el menor...Completo esta salida de mi recorrido con el cartel de la entrada oficial de la bebida en 1977 (a mí no me gusta ni poco ni mucho, per se y por su trasfondo...donde se ponga un vermú o un vinho verde o incluso un Beirão, que se quite la bebida de la libertad... )...por cierto, mi vecina Carmela, que Dios tenga en su gloria, la tomaba, lo recuerdo, para poder eructar...   
De regreso a Madrid, tres días después pero con la sensación de regresar de un anchuroso viaje, no por más acostumbrado me asombro menos al constatar, ahora, de nuevo, la cantidad de viaje/vivencia que puede caber en muy pocos días, mi vecina de asiento lleva un bolso del que pende este colgante...
El cielo es el limite, vamos llegando, el horizonte...Y Catay me aguarda...

miércoles, 10 de septiembre de 2025

...el Cartero de GALDÓS...


...no es secreto mi costumbre, ya un verdadero rito, de visitar la tumba de don Benito Pérez Galdós cuando voy a partir para un viaje de cierta envergadura y de hacer lo mismo cuando he regresado: una especie de petición de gracia al irme completado con un acción de gracias al volver. Cosas mías, como las cosas de cada cual. Empecé sin tener un motivo determinado y se afianzó como algo que llevara haciendo toda la vida. Esas visitas en concreto se complementan con otras, que vienen a ser las mismas, siempre que llego a Madrid dada la cercanía de la Almudena a la casa de mi sobrina y su marido y que a fuerza de costumbre su domicilio se ha convertido en parada y fonda, siempre poco tiempo, como debe ser, ley de huésped correcto, cada vez que paso por ese rompeolas de todas las Españas como nombró Machado a Madrid.
Está situada la tumba a un paso de la entrada a la necrópolis por la avenida de Daroca, justo en frente de la que da acceso al cementerio civil. Dejas a un lado el puesto de flores de Estrella, entras, pasas los servicios a la derecha y a poco está la losa con muchos nombres relacionados con el escritor, familia con la que venía emparentado o se fue ligando, "pese a él", quiero decir que él, que se sepa, no se prolongó...No son pocas las veces que mis visitas coinciden con el pasar por las bibliotecas municipales de La Elipa, mayormente, o la Pablo Neruda, por Ascao, en menor medida. Le muestro los libros que llevo, los retrato con su nombre, no sé si musito algo parecido a una oración, saco una foto, a veces in situ la envío a algún amigo, quiero decir a mi amigo Pepe o a José Carlos...y sigo camino, bien al interior del camposanto bien circunvalándolo siguiendo sus muros, unos cuatro o cinco kilómetros acompañado del verdor primaveral, el color del otoño, la desnudez del invierno, según la estación... el paseo siempre promete... 


Normalmente siempre hay algún adorno, alguna flor que aún guarda cierta frescura, alguna flor marchita, alguna piedras, unos simples guijarros, al estilo casi de las tumbas hebreas, un resto de lamparilla, un clavel de tallo largo a modo de subrayado de su nombre, a veces no queda nada, y sigue estando todo. No hace mucho le colocaron un código QR, como en otras tumbas de nuestros ilustres difuntos, según comprobé, que al escanearlo te cuenta algo de su vida, un sucinto resumen de ella...

...Pero...y de tarde en tarde encuentro un tesoro que me aguarda. Es el objeto de esta página... Si Neruda tenía un cartero, literaria y cinematográficamente hablando, no podía ser menos Galdós aunque realmente yo no pase de simple buzonero, recogedor de letras, curioso donde los haya, literario asaltador de tumbas, recolector de amores y admiraciones...  

   ...el haz y el envés de un escrito, una carta sin sobre, en una funda de plástico, la que hay un poco más arriba con un clavel. La firma Irene, con esa i mayúscula que a veces se ha puesto en forma de J y que denota cierta antigüedad...Entrañable ese el refugio que me dan sus letras las conversaciones galdosianas con mi madre o su he paseado por las calles que recorrió su Gabriel Araceli (personaje que va hilvanando los tomos, diez, de la primera serie de los Episodios Nacionales, que en felicísima hora tuve la idea de empezar a leer)... 

Mi amigo Pepe, que ahora guarda el original entre sus archivos de Monteluz, hizo un estudio grafológico al respecto y con permiso de esta Irene que será milagro si un día logro hallar, su teoría la encuentro muy válida, por la argumentación que usa y por, a la postre, lo indemostrable de todo. Copio literalmente su visión, muy original y discreta...

Yo mantenía que la letra era de una persona mayor, incluso mayor que nosotros, que ya es decir ser mayor. Me recordaba mucho a cómo escribían mi madre y mis tías, educadas en la escuela de la posguerra. La busco y la leo de nuevo para ver que me sugiere.

Me cuesta creer que una chica de 17 años se haya leído los Episodios Nacionales, pues habla al menos de dos. Me reafirmo que esta carta, lo más probable, está escrita por una persona nacida antes de los 50, una persona leída que le gustaría verse con los 17 años que, tal vez, tenga su nieta y ... ya es cuestión de imaginar y eso lo hacer tú muy bien.

Ahora, urgido por otras partidas, ciertamente no estoy con el tiempo para ello, pero no abandono la probabilidad de tirar de esos hilos que como desintencionados rastros deja sueltos dicha Irene, sin saber que alguien puede seguir sus huellas: no está demostrado que sea imposible hallar una aguja en un pajar...

...su evidente paso por la churrería del arco de san Ginés, la foto que de Galdós hay allí, el paso por una librería de viejo, y sobre todo ese cuentecillo que está escribiendo y que piensa publicar...Esta muchacha, mujer, sea sola, sea con su madre, y un servidor, pasaríamos un más que buen rato si llegáramos a conocernos. Imagino que nos citaríamos en el arco de san Ginés o en La Fontana de Oro, o en ambos lugares, mediando un paseo por calles, callejas, plazuelas y tantos lugares que cita Galdós y que nos hermanan en el gusto...la aguja se conmueve y vibra en el pajar...   

Pasó el tiempo y este mismo año en que estamos me encuentro a pie de tumba, no sobre la losa, un sobre en pésimo estado de conservación. Días previos, me dice mi sobrina, ha habido tormentas y no pequeñas. El sobre ha sobrevivido a un cataclismo pero allí está, impertérrito, aguardándome...El remite es de una admiradora que por modestia, temor, vergüenza o a saber, más que rubricar parece que ha decidido tachar su nombre pero no tanto como para, con un ajustado esfuerzo visual, creer que entre la maraña del tachado se puede leer su nombre, Ariadna, y segundo apellido, Ortiz...Y por detrás, una claro y contundente Sr. Galdós...

Ahora que esto escribo meses después recuerdo el primoroso cuidado con que cogí el sobre, todo mojado, y me lo llevé y aguardé a que estuviera bien seco para proceder a su apertura, era material muy delicado...y harto valioso como comprobé...Parece obvio que la carta debía de llevar tiempo allí, dados los síntomas claros de haber sido comida de polilla o semejantes. Observad el fino labrado de los irregulares agujeros, la cuidada ejecución de las mordidas que en el conjunto del folio guardan una simetría casi perfecta... un literario queso Emmental...La carta la llevé, como indudable tesoro. Con mi sobrina Olga y Javier empecé a compartirla, siguiendo su andadura por las casas de Rafa, Carmen, Lola, Pepe, tal vez alguien más. Me faltó pedirle opinión grafológica sentimental al amigo Pepe, pero creo que no faltará en los comentarios...  

Creo que mis probables lectores agradecerán que les transcriba el contenido completo de la misiva sin esforzarse en leer entre socavones...

Querido Benito Perez Galdós:
Todavía no he tenido la oportunidad y el privilegio de leer alguna de sus obras, pero sin embargo, he podido leer a Juan Ramón Jimenez y a Cervantes.
Aunque usted no lo sepa ni lo pudiera contemplar, su muerte y funeral fue seguido por miles y miles de personas que lloraban su muerte.
Esta carta es para que donde quiera que usted esté (se me había acabado la tinta) sepa que fue de usted después de su muerte. Si usted sigue estando vivo en alguna parte me gustaría que me hiciese alguna seña de que sigue vivo en alguna parte. Se le hecha mucho de menos.
Yo sé de un escritor que es posterior a usted. Se llama Federico García Lorca y le voy a escribir una obra de el a ver si le gusta:
La Leyenda del Tiempo
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero
nadie puede abrir semillas 
en el corazón del tiempo.(...)
  Bueno, esto es un adiós. Espero que su viaje por el más allá sea lo suficientemente bueno.
Firma Ari S O
P.D. Ahora en el siglo XXI existe un aparato llamado bolígrafo que es como una pluma solo que de plástico y más resistente cosa que le hubiese sido muy útil. Luce así:  ver dibujo.
...es una carta sin desperdicio. La llevé muchos días, bien colocada en la libreta, apenas diario, que suelo llevar y, como digo, la leí a amigos por cuyas casas fui pasando, de gentil acogida, y ciertamente no dejó indiferente a nadie, tanto por el aspecto catastrófico que presentaba como por la profundidad, humor, cariño... de su contenido. Conmovedor ese contarle cómo fue su propio entierro, no digamos ese desearle buen viaje por el más allá, y el remate, no me digan que no, ese si sigue estando vivo en alguna parte me gustaría que me hiciese alguna seña de que sigue vivo en alguna parte ...y ya no me queda más capacidad de admiración para ese dato de explicarle que en el siglo XXI tenemos ¡bolígrafos! (¿puede ser una pista de la juventud de esta chica, una milenial?)...o esa apostilla en el lado izquierdo donde explica que se le acabó la tinta...
  En mi vida de visitador de cementerios, mayormente regida por la agradecida visita a las tumbas de personas que alegraron, ahondaron y fecundaron mi vida, por el tanto arte construido sobre la muerte, por el silencio y recogimiento inherente a ellos etc. estas cartas han inaugurado una nueva e insospechada vía...Las tomo como un regalo extra del gran Galdós al que, como Ariadna, le ruego que si puede me haga una seña, un guiño, algo de por dónde anda o qué hay al otro lado del muro...Son conmovedoras cartas donde el cariño, la admiración, el gracejo y el agradecimiento se funden; puede decirse que son cartas de amor que, de alguna forma, me recuerdan aquellos versos de Pessoa, humildes y contundentes...
...
...todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
...
...Pero al fin y al cabo,
solo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

 Mientras tanto, seguiré con sus episodios. En el momento de cerrar esta página estoy con su decimoquinto episodio "7 de julio" (de 1822)...Él sabrá si concluiré la lectura de todos (46)...