miércoles, 13 de agosto de 2025

...Chat GPT...


La sigla “GPT” significa “Generative Pre-trained Transformer”...

...Y ese es su icono.

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...yo también curioseé, también empecé a acceder a la ración que me tiene reservada...quiero decir que yo tampoco me he resistido a su tentación, bien que mucho después de la mayoría por lo que veo y leo. Hablo de la tan traída y llevada AI, la ya popular, como de la familia, Inteligencia Artificial... Voy a contar mi experiencia al respecto, corta y "prometedora"...


En el paisaje de Catadau, pueblo valenciano de la comarca de la Ribera Alta, pueblo de mi amiga Trini a cuya hospitalidad me acojo de tarde en tarde, en su paisaje, decía, se alza del cerro Besori, que no es cerro como tal sino la culminación de una pequeña barrera montañosa que se extiende en parte a un lado del río Magro. Alcanza la modesta altitud de 362 metros. El paseo desde Catadau lleva una hora y media entre campos de labor primero y bosquete mediterráneo después, un paseo muy agradable que forma parte de mis venidas a dichos lares.




 Hace ya unos años que murió Luisa, amiga de mi amiga Trini, compañeras ambas en la misma escuela. Sus cenizas fueron esparcidas en los alrededores del Besori. Fue estando allí, junto a su vértice geodésico, que tuve la no sé cómo me vino la idea y me decidí por estrenar la IA. Abrí la aplicación y le dije, literalmente: por favorhaz una breve poesía, cuatro o cinco versos no más, que contenga las siguientes palabras: Besori, Trini y cenizas de Luisa. En un santiamén me entregó esta estrofa que si no la veo y la leo no la creo...

EN EL MONTE BESORI ARDE LA BRISA,

VUELAN ALTO LAS CENIZAS DE LUISA 

Y TRINI, SOLA, CANTA SU PENA

BAJO UN CIELO QUE NUNCA LA OLVIDA. 

...No solo me pareció bien construida técnicamente sino que había captado a lo profundo el sentimiento de lo que dije, incluso muy por encima de mi intención. Convinimos mi amiga Trini y yo que aquello era una estrofa perfecta. Y así lo acordaron los amigos a los que la comuniqué...  

Esto promete, pensé o pude pensar yo. De hecho desde hace tiempo cuando pregunto a google algunas de mis innumerables preguntas mayormente provocadas por literatura, geografía, filosofía y viajes...veo que es ella, la IA, la que contesta.

...Sin embargo...



...El otro día, en estos días que paso en El Hierro, no recuerdo a qué vino o tal vez por enviarla a un amigo, el caso es que fotografié esta página por el genial apunte que hace de doña Romualda y del señor Campos (sugiero su lectura, no  defraudará) y sin pensarlo se la coloqué a la IA,  sin preguntarle nada...de inmediato, contestó con este escrito:
...todo muy bien... solo que la página pertenecía, pertenece, al episodio nacional titulado "El grande Oriente", de don Benito Pérez Galdós...Estoy pensando si no le tendrá manía a don Benito, como un rebrote de viejas pendencias contra el insigne escritor...porque unas semanas antes, en Madrid, falló con estrépito cuando era la segunda vez que recurría a ella tras la gratísima poesía, y ello fue justo donde y cuando menos lo esperaba. Fue ante la santa tumba de Galdós allí en la Almudena, no recuerdo con exactitud qué le dije, supongo que algo sobre su enterramiento...el caso es que no pudo cometer error mayor con algo más que claro: me dijo que Benito Pérez Galdós estaba enterrado en el cementerio monumental de Polloe, San Sebastián. ¡eso sí que fue bueno! ...no tardé en decirle el equivalente a oye, perdona, guapa, pero la tumba de Galdós está en Madrid etc. a lo que de inmediato me escribió pidiendo disculpas y dando datos del entierro aquel día de 1920, que fue una gran manifestación de duelo, al que fue todo Madrid etc.
De la cotidianidad de estos días herreños en que escribo forma parte ir a visitar a mi amigo vecino Csaba. Tomamos café, echamos un cigarrillo, charlamos...El otro día, por gusto, busqué esta foto que nos sacamos hace un par de años. En la misma aparece a un lado la isla de La Palma. Aquí sí que lo hice con la intención, aviesa, de poner a prueba a la IA...Sin preguntarle expresamente sobre el encuadre me contestó así:    


...Estamos buenos...Ciertamente era más que difícil dar con la localización exacta, una silueta que puede ser, así, en la lontananza, la de un montón de islas repartidas por el globo. Yo confiaba que me dijera que no lo sabía, que no tenía datos suficientes para "colocarla" en el mapa o que contestara con un dubitativo "puede ser que sea...", se ve que la duda no cabe en ella y lo suyo es lanzarse a tumba abierta...    

...y poco más ha sido mi trato directísimo con ella...CLARO que esta página no estaría completa sin ir al origen...Voy a ello:  

...y así llego al principio de todo esto, que lo tuvo y muy concreto en una céntrica calle de Barcelona, cerca del mercado de San Antonio, en un bar regentado por una pareja china al que me llevó Luisito. Luisito me había dicho que allí ponían buen vermú de grifo aunque, eso sí, muy mal servido, en vaso de cubata 🤦‍♂️, era media mañana y otros ambientes más finos estaban aún cerrados. A todo esto tengo que decir quién es el tal Luisito, alguien al que por motivos de gran amistad con sus padres, su familia, estoy muy vinculado, desde su nacer (me ofrecieron ser padrino de bautismo) pasando por su infancia con sus graciosísimas anécdotas (Antonio, ya se contar  hasta mil...y hasta cien; nuestros primeros padres fueron Dani y Eva...sin contar los partidos de jockey crem, deporte inventado y practicado solo por nosotroshasta hoy, chico gentil, gallardo y guapo, con reconocido don de gentes. Bien, pasaba yo unos días en Barcelona donde él también estaba y quedamos en vernos. Me contó de sus trabajos detrás de la barra, de la coctelería que está siendo su fuerte y que, mira por dónde, forma parte de mis juegos en la edad tardía...y vermú por medio vino lo que voy a referir, y eso sí que no sé a qué vino, tal vez porque está por doquier... salió el tema de la inteligencia artificial, lo escuché con atención por estar mucho más al día que yo y así, en un santiamén, ya me había instalado en el teléfono la aplicación, o como se llame, Chat GPT. Y así llego al principio de la página, a cómo y dónde hice la primera práctica... 

   Chat GPT, o Chat QDNCC (que Dios nos coja confesaos)          

jueves, 7 de agosto de 2025

...Allí fue TROYA...


...Nada más entrar en el Primer Cementerio de Atenas, así llamado, apenas pasada la explanada donde se levantan a la izquierda los primeros mausoleos (entre ellos está el de la famosa Melina Mercouri), capta y no poco la atención un templete, un verdadero templo copiado del más puro estilo heleno, un templo estilo dórico, levantado sobre un gran pedestal y rodeado por un friso con relieves de las excavaciones que llevó a cabo el finado...Tirinto, Micenas...TROYA.

 Es la tumba de Heinrich Schliemann, personaje imprescindible para entender buena parte de los famosos lugares arqueológicos citados. 




Hace ya bastantes años mi amiga Victoria, profesora de español en Atenas, me sugirió la lectura de El tesoro griego, de Irving Stone, una biografía novelada sobre este amante de la arqueología que gastó toda su fortuna en desenterrar el pasado, centrado mayormente en demostrar que Troya era algo más que la mitología reflejada en La Ilíada, que era un lugar que existió en un sitio concreto... 
...y hace muchos más años abrí La Ilíada con la intención, claro, de leerla, pero tras las primeras páginas sin engancharme, saturadas de personajes y detalles guerreros, la abandoné...esperando tiempos mejores (como así fue).

En este 2025 visitar las ruinas de Troya formaba parte de los planes muy concretos con los que me llegué a la gran Turquía, ese país donde se concentra tanta y tanta antigüedad en la historia más remota del Hombre.
En mi nómina de ruinas visitadas, ya vasta, no me cuesta nada reconocer, afirmar, que no son las de Troya las que más recomendaría. Unos días antes, sin ir más lejos, había visitado las de Filipos, en el norte de Grecia. Suena más Troya que Filipos, o Micenas... La fama de las ruinas troyanas o, mejor dicho, la palabra Troya, por motivos extras, excede con mucho a lo que allí se puede encontrar: son unas ruinas muy arruinadas, valga la expresión, muy bien mantenidas pero nada excepcionalmente vistosas, sin columnas en pie, sin arcos de triunfo, sin evidentes ágoras o restos de templos... Si vas como turista poco avezado, poco leído, por poco que sea, la decepción puede rondar. Si llevas La Ilíada en mente y la capacidad de fabular, de imaginar, la cosa es ya muy diferente, y no digamos si has leído sobre la historia de sus excavaciones, eso ya es otro cantar. La importancia histórica trasciende y mucho a lo que hoy se visita, y no digamos si lo entreveramos de mitología...Yo me conformé muy mucho con la lectura del libro citado... y el muy documentado apoyo de la audioguía que alquilé para la visita (por cierto, como dato curioso, anoto que la entrada al recinto, museo incluido, ha supuesto, con diferencia, el precio mayor pagado para una visita: 27 euros... con precio simbólico para los turcos).


Había salido esa mañana en el primer servicio de barcos desde Mitilene, capital de la isla de Lesbos. Apenas una hora después ya estaba en Ayvalik, Turquía. Paseo largo a la estación de autobuses, billete a Çannakale, otro paseo al centro de la ciudad y un microbús hasta Hiserlik. Asombrado estaba de lo bien encadenado y rápido que salió todo, a veces pasa...A media tarde, agradable como pocas, más de una primavera tardía que de un verano que ya se anunciaba, estaba en el hotel, Hotel Hiserlik, justo frente al gran museo de Troya y a unos centenares de metros del recinto arqueológico. Todo iba bien: en el hotel, nada concurrido, me tocó la habitación con nombre Ganímedes, aquel chico mortal tan guapo, un genuino efebo, del que Zeus se quedó prendado y tomando forma de águila fue y lo raptó para convertirlo en su copero, servir copas a él y al resto de deidades de aquel Olimpo que continuamente aparece en la novela de Homero, casi en paridad con el monte Ida, más cercano, en la propia Turquía y al que, en llegando el tiempo y llegando yo, hago votos por llegar a él, veremos si llegamos...








...el reconstruido Odeón es lo más parecido a lo que un viajero normal, un turista convencional, puede esperar de unas ruinas griegas o romanas... 
 
 

Lo más interesante, mucho, pero indudablemente menos vistoso, es contemplar y tratar de "ver" las excavaciones que se llevaron a cabo, leer sobre los personajes al frente de ellas, sus criterios, y los posteriores estudios hasta poder llegar a afirmar que un total de nueve ciudades se fueron levantando una sobre los abandonos de otra, remontándose las primeras a tiempos remotos como pocos...





 ...paseando despaciadamente entre ellas, yendo y viniendo por las pasarelas, observando detalles que en los pasos previos no había captado, comprendo ahora que nunca presté tanto interés a una ruinas, donde normalmente solo veo, miro e imagino. Recordaba el evangélico y no quedará piedra sobre piedra y el manriqueño dejemos a los troyanos, que sus males no los vimos, ni sus glorias, o su esos reyes poderosos que vemos por escrituras ya pasadas o el definitivo, becqueriano, que tantas veces me acompaña cuando paseo entre ruinas, ruina yo en ciernes: yo busco de los siglos/ las ya borradas huellas/ y sé de esos imperios/ de que ni el nombre queda...  
 También llama mucho la atención el hecho de que el mar y el río Escamandro, que entonces, en aquella ignota antigüedad, casi lamían las murallas de la ciudad, levemente elevada, quedan hoy a considerable distancia aunque pueden otearse en el cercano horizonte...«El gran río de profundos torbellinos, que los dioses llaman Janto y los hombres Escamandro». Un río dios...




...cómo sería aquella descomunal batalla, 
da igual si la hubo, entre teucros y argivos, troyanos y aqueos, griegos, y los habitantes del Olimpo implicàndose en ella, tomando partido ora con unos ora con otros...ciudades, hubo, en colina, llanura donde se desarrollara, allí se extendía, y el mar al fondo...escenario no faltó. Una colosal guerra.   

La visita se complementó con el museo y su jardín de alrededor...












...pero, si tuviera que rescatar en mi recuerdo del tiempo que pasé en Hiserlik (unas cuarenta horas) no lo dudaría: las dos tardes en la plazuela del tranquilo pueblo, apenas a unos minutos del hospedaje. Sus calles adornadas con murales de dioses, de personajes mitológicos, de escenas representativas de la batalla, de noticias relacionadas con las excavaciones, permiten un evocador paseo para que no olvides el terreo mítico que pisas. Mi memoria vino a traerme, qué cosas, el recuerdo de la Elena, la señora al mando de la tienda, aquella tienda con olor a ultramarinos, la tienda de la Elena, en el barrio del Pilar, de mi pueblo, justo frente a la escuela de don Joaquín por donde servidor pasó cuando tenía 7, 8 años...Recuerdo que ya entonces me sonaba y no poco Elena de Troya, tal vez por haber ido a uno de los cines de La Zubia, y como niño asociaba a la buenas tendera con ella, no conocía otra Elena...Aquellas dos tardes, decía, una de ellas incluyendo visita al cementerio del lugar, leyendo en cada tumba el rahuna fatiha, el equivalente a nuestro descanse en paz... Aquellas dos tardes, decía...me parecieron de ensueño, como si la propia mitología hubiera venido a sentarse a mi lado en las lánguidas luces finales del día... 

...Fueron dos atardeceres calmos, solitarios, que viví con machadiana placidez de alma, más habiendo venido recargado de "mi" Grecia, en aquella plazuela semicircular donde me sentaba y tenía al frente un frente legendario, unos bustos de tamaño cumplido que con Homero (el que no ve) en su centro tenía a un lado y a otro a los Príamo, Héctor, Aquiles, Paris, Menelao, Agamenón, Elena, Patroclo, Eneas, Odiseo (quizá olvido uno).


...qué insondable madeja esta de la mitología... A sus espaldas, se iba lentamente el sol; en lontananza, gracias a unos paneles indicativos pude ubicar la isla de Samotracia, pendiente como tantas otras, tenía la certeza de estar culminando un buen tiempo viajero. La cerveza Efes y el tendero del kiosco donde la compré y con el que pegué la hebra (mientras funcionaba el datáfono y a modo de disculpa por la tardanza se empeñó en que echáramos un cigarrillo) me lo confirmaron, todo se aliaba para estar olvidado de lo que no fuera ese impagable aquí y ahora. Evoqué en futuro la lectura de La Ilíada y recordé mi subida a la cima mayor de Grecia, la punta de Mitykas, 2.918 msnm, en la cadena del Olimpo, la morada de los dioses... Fue en 2019 en aquella personal expedición, imprescindible, forzada, esforzada, finalmente exitosa, a su cumbre...Troya, su visita, no estaba aún contemplada, estaba, tal vez, bullendo, sin saberlo, dentro de mí...



Heinrich Schliemann se casó en segundas nupcias con la griega Sofía Engastromenos, compañera de la mayor parte de su vida. Imponente su pose con las joyas del tesoro de Príamo. La que fue su casa en el centro de Atenas es hoy el Museo Numismático. Heinrich, ya arrastrando una enfermedad, murió en Nápoles el 26 de diciembre. 



En la terraza del hotel, en panel muy evidente aunque no sé cómo de observado, está su retrato; un poco más adelante un gran cuadro repleto con numerosas fotografías de pequeño tamaño, retratos, me dice el dueño, de los muchos guías turísticos que pasan por allí. Hablando de guías, me quedé perplejo, boquiabierto, patidifuso, estupefacto... cuando veo a este hombre (turco, guía de grupos alemanes, según él mismo me contó, tenía que hablarle para cerciorarme que no era él, que había regresado el genial don Ramón María...), este hombre que en mi dilatada carrera del parecido es sin duda el parecido más evidente, el que hasta un niño de pecho descubriría...    



Al regreso del viaje, conforme a lo previsto, saldando deudas personales, me faltó tiempo para ir a la madrileña biblioteca de La Elipa, una de mis proveedoras habituales, y salir tan contento con mi Ilíada bajo el brazo...y no tardé en leerla y disfrutarla...Curiosamente, iba viendo cómo menguaba el número de páginas del libro y el famoso caballo no aparecía...ignoraba (por ignorar que no falte), no me acordaba que el famoso episodio se relata en La Odisea, como bien recuerdo, pero no en en libro que describe, y de qué manera, la interminable batalla y que culmina, el libro, con la muerte de Héctor, a manos de Aquiles, el rescate por su padre, Príamo, y sus exequias en Troya...Tras leer La Ilíada comprendí el regalo que había supuesto ir a este lugar...