domingo, 31 de agosto de 2025

...la TIERRA que SUENA...

...en aquellos mapas del ejército que hasta bien pasados los años ochenta del pasado siglo se compraban, no sin ciertos requisitos, en los gobiernos militares (recuerdo comprar más de uno en la plaza Weyler de Santa Cruz de Tenerife) en el de El Hierro, junto a nombres de indudable origen prehispánico, bimbache, si se quiere (Azofa, Nisdafe, Amacas, Tiñor, Tamaduste, Garoé...) aparecía un para mí enigmático rótulo  en lo que sería Nisdafe, la meseta alta, inclinada, campos de pastoreo, entre San Andrés y los rebordes de El Golfo: La tierra que suena, tal cual...Salvo con Josep, amigo catalán que aportó hondos conocimientos a mi vida y del que perdí, extraña, absurdamente, el rastro, con nadie llegué a tratar el motivo, sugerencia, origen...de este nombre. Tal vez lo decía todo...pensando en ello retomé un tiempo de Arcadia, como si del verano pasado a este hubiera habido un paréntesis que ahora volvía a abrir...     

...Kevin Jesús, aquel mi querido niño de La Gomera, una mañana escolar, me preguntó a bocajarro: maestro, ¿las moscas duermen?. Igualmente, en otra ocasión me preguntó cuál era el lugar más lejano del mundo o cuántos nombres de personas había...al lado de estas enjundiosas preguntas la mía del otro día fue una minucia: ¿los ratones tienen pestañas?. Y me fui con la cuestión a la a veces sabia, otras díscola, con frecuencia errada IA...

Una de las actividades cotidianas del tiempo que vengo de pasar como Housekeeper o Hausemeister, "vulgo" guardés, en El Hierro, era la de mirar las trampas repartidas por la casa, pocas para tanto roedor, y sacar los cadáveres (malditos roeores como recuerdo que se decía en aquellos dibujos animados de Pixie y Dixie y el gato Jinks). La trampa era implacable: los atrapaba por el pescuezo apenas traspasado el trágico umbral y allí se quedaban, tiesos. Los sacaba y allí estaban: abiertos los ojos de par en par, como sorprendidos, cómo diciendo qué me ha pasado, asombrados, como viendo el más allá, mirando lo que nunca antes habían visto..  
Este año hay, hubo, muchos, todo el mundo lo decía, no habiendo apenas comida en los campos tenían que buscarse la vida, eso me dijeron. La cosecha de ratones oscilaba entre uno y tres diarios. Se lo comunicaba, y documentaba con alguna foto, a los dueños de la casa y mi amiga me dijo: ay, Antonio, están en fila los ratones, esperando su turno...y yo los imaginé por el armario, por el cuarto de baño, en la cocina, en la bodega, obedeciendo al llamado de partir, casi conocedores de los versos de Blas de Otero ...me llamarán, nos llamarán, a todos...escrito está, tu nombre está ya listo, temblando en un papel...ilustrados roedores...   

                                                                                             
Solo dos aplazaron su ida al más allá: uno se pilló una pata, el pobre, imposible de soltarse, cogí la trampa, la abrí por el jardín y salió que se las pelaba...Otro en cambio...llevaba dos días sin mirar la trampa bajo el poyo de la cocina, lugar poco habitual...allí estaba, atrapado de una pata, más moribundo que con ganas de vivir, llevaría dos días sin comer; cogí la trampa y lo solté en el huerto: cojeando, sin apenas energía, tratando de recomponer su andadura, se fue hasta encontrar un refugio...y yo, que en ese momento no tenía otra cosa en qué pensar pensé en cómo sufren o pueden sufrir los animales sean del tamaño que sean, y aunque no sean inteligentes como nosotros, ¿verdad, Sally?

...Sally. Si alguien que lea esto tiene o ha tenido perro pensará en la obviedad de lo que escribo y que no es sino mi personal caer en la cuenta de lo que es su inteligencia, o lo que creemos que es ella en ellos, la relación que se establece entre un ser y otro. En esta ya cuarta vez que me quedo como su cuidador y paseador he seguido aprendiendo de sus gestos, sus costumbres, sus maneras, su buena educación, sus temores (por ejemplo a los tambores, los ruidos estridentes, los motores...) y el irse resignadamente a su lugar cuando me veía ponerme el chaleco amarillo que indicaba que me iba a dar un paseo con la bici... y los saltos de alegría que daba, emotivos y entrañables en mi soledad de cada día, cuando regresaba, nunca más de dos horas después. Ay, menos mal que vuelves...algo así me parecía que hubiera dicho de hablar...
...fue la tarde que iba caminando con Sally que pasó un coche y resulta que era Airam, mi buen alumno, que paró a saludarme. Fue él quien me dio el dato de un sitio y lugar que no solo no había estado sino que ni me sonaba, cosa harto extraña para alguien como yo que tanto caminé aquellos años. En plenos pinares sobre el Julan, en la zona de la montaña Mercadal, mantiene su estampa el famoso pino PILOTO, un pino canario de cumplidas dimensiones con la particularidad, que lo hace harto singular, de que está hendido en su mitad y algo quemado pero que sigue vivo y en vigor y puedes cruzarlo como si de una puerta se tratara. Fui en la bici eléctrica que supuso una verdadera revolución en estos años de natural descenso de mi energía...la misma con la que me asomé al colosal derrumbe geológico que dio lugar al paisaje del Golfo...        



...No crean que no pensé acomodar de alguna forma a Sally para no deajarla sola y llevarla en los paseos en bici: hacerme con un trasportín, llevarla en la mochila...si llego a una quinta vez algo ingeniaré...Lo suyo, lo nuestro, fue, es, andar...desde los paseos cortos al pino sin parangón de las casas del Monte o el roque de las Gatas, a las visitas a la buena gente y alumnos de Guarazoca...Esta vez me esmeré y entre empeños personales y suerte pude encontrar a todos estos, la felicidad hecha encuentro


Casi estoy seguro que fue el abuelo de Airam, el señor Nicolás, conocido por todos por "Colaco", que en paz descanse (un sabio de esos que en El Hierro han sido, de esos que da la Tierra a los que están en ella, la sienten y trabajan, hombre que en otras páginas he nombrado), el que me diera el dato. Desde aquellos años no he vuelto al lugar. El otro día volví a pasar por el barranquillo y allí, tras pasar una maraña de telarañas, otra multiplicación de este año, como los ratones, y de multitud de amores secos pegados a mis pantalones y a toda Sally, llegamos a la llamada cueva de la caja, que cité no hace mucho en un página desde Grecia, la caja de los muertos, la caja comunitaria. Allí dejaban el ataúd hasta el siguiente servicio. Regresando del paseo, pasando por la Cruz al Barranco, conversé un rato con la señora Josefina, al frente de la venta cuando estaba de maestro, y me contó que ella ya no vivió eso y que había oído a su padre decir que alguien dijo un día que ya se había acabado, que ya cada cual podía pagar su caja...Recuerdo hace años pasar por el camino que desde El Pinar va a Valverde y había un rincón con un a modo de mesa: era el descansadero para la comitiva fúnebre de un lugar a otro, camino del cementerio de Valverde...           


...Seguimos el camino y pasamos por este drago de Guarazoca, que junto con el de Erese Alto, son los ejemplares más considerables de esta isla donde no abundan. Cuando estaba de maestro pasaba de vez en cuando a visitar a la pareja de esta casa, ambos ya fallecidos. El señor Andrés me contaba que hizo su servicio militar en Granada, la señora Delfina me ponía un café que tomábamos al amparo del drago...

 ...la cotidiana visita a la casa del vecino Csaba, los tés y los "cavas" con Pilar, el ya clásico paseo al árbol santo, el GAROÉ, la secreta apertura del barranco de la Madre, o la Ruta del Agua...sentir la vida fluir al ritmo de Sally, caminamos bastante más de cien kilómetros, sentir el darle beber en mi mano, comprobar cómo se apresuraba a darme la patita casi sin pedírselo apenas oía el plástico que contenía sus golosinas...      



...Y así pasó el tiempo, nadie me dijo que podría alargarlo, aunque, eso sí, me dieron la posibilidad de ensancharlo, hasta donde diera de sí, hasta donde pudiera o me apeteciera. Vine con un número de días, eso es lo que había, y eso fue lo que hubo. Non plus, non minus. Un año después mis amigos confiaron en mí y volvieron a dejar a mi labor el cuido de su casa y de este personaje que irrumpió en mi vida hace cinco años. Cada vez pienso con más peso que eso, dejar tu casa, es una de las mayores, sino la que más, pruebas de confianza en alguien. Siempre recuerdo, cuando yo estaba en los albores de esto que digo, aquel chico yugoslavo, año 1989, con Pandora, que me dejó las llaves, así, porque sí, de su casa en un lugar de la costa dálmata que ya no recuerdo, para que pasara esa noche, dándome instrucciones de uso de cocina y baño, usé lo imprescindible, y dónde podía dejar la llave al día siguiente cuando siguiera camino. Así de simple, así de sublime. Desde entonces ha llovido mucho y se han multiplicado hasta el olvido la cantidad de veces que esto ha pasado...Acabo por pensar de mí que inspiro confianza... 

...llegué, me encontré con el mismo cuarto del año pasado preparado con esmero, una habitación de piedra, una habitación colorida en los tonos propios del aire de la casa, los que me gustan, no he visto otra igual, una habitación que huele a incienso y armonía, por cuyo techo se cuela la claridad nocturna por rústicas claraboyas: a través de ellas pude seguir el ciclo de la luna...y como llegué y coloqué, recogí y partí...  


...ya, a pie de barco de Naviera Armas, me aguardaba un postrero regalo donde tantos hubo: aquella alumna, tan graciosa, Yarina. Allí estaba, en la explanada del puerto, controlando los pasajes. Recuerdo una de sus anécdotas...Estaba la maestra de inglés, Nina, dando la clase a los cuatro mayores en el reducido espacio justo en la entrada cuando yo pasé por allí y por decir algo le dije a la maestra: Nina, que seas indulgente con los niños...y volviéndome donde Yarina le pregunté: por cierto, Yarina, ¿tú sabes qué significa "indulgente"?  y ella, con su vocecita que aún conserva, qué encanto, me dijo: es que todavía no lo hemos dado...  
   ...tal vez la vida me tenga reservada una nueva etapa con Sally, sería la quinta, (no hay quinto malo, se dice en términos taurinos), una nueva temporada en la tierra que suena, en la tierra que sueña, en la tierra que sueño...¡que la tierra siga sonando, que sigamos escuchando su hondo sonido!...




miércoles, 20 de agosto de 2025

...Recuerdos y Olvidos...

"Llegará un día en que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza"

(Paul Géraldy, 1885-1983, poeta y dramaturgo francés)  

...el presente y los recuerdos dan forma a nuestro único tesoro. El presente, constante y resbaladizo, permanente y fugaz, en perpetua mudanza, llegando y pasando, incansable, y nosotros tratando de hacernos un hueco en su imparable rodar: imposible aferrarse siquiera un segundo...fluir con él, de grado o a la fuerza, dejándonos conscientemente llevar, o el absurdo contracorriente...la vida eterna es de los que viven el momento presente, me dijo aquella diosa por el mundo hace mucho tiempo...

Los recuerdos...bien que conforme pasa más tiempo y me acerco a la vejez (...¿me acerco? ¡YA soy viejo!, así me considero, en el buen (¿?) sentido de la palabra...por cierto, que para mí viejo es palabra que en nada ofende o denosta pese a su mala prensa -qué bonito y cursi queda eso de no somos viejos, solo que nos llegó la tarde-...prefiero pensar que estoy ya sentado en la marquesina donde se coge la diligencia del abismo, que diría Pessoa... fuera paños calientes, fuera eufemismos; me gusta viejo o vejez como me gustaban y gustan las cumbres, las cimas donde culminan muchas caminatas, dándoles el sentido final, cima de la vida en este caso)... conforme entro en la vejez, decía, instalado ya en el momento de escribir estas líneas en un excelente fronterio zaguán, viendo y agradeciendo el relumbre exterior, que he dejado atrás, imposible de retomar, y atisbando, ensombrado, el interior de la casa en cuyo porche estoy...mi memoria aún funciona, hace su labor, estratégica, andamial, adarve, vigía; me maravilla pensar cómo guarda los recuerdos y fantaseo tratando de saber dónde se ubica, dónde está; siempre la tuve en jaque, apenas le di el descanso que suponía el rendirme y no seguir el rastro de un recuerdo hasta que de buenas a primeras ella, que obviamente había estado laborando en modo silencioso, me envía -cómo, por qué vía, qué neurona- el recuerdo que se me resistía, "ahí lo tienes, pesado...descansa",  parece decirme... Siempre me dijeron, me lo siguen diciendo, que tengo buena, muy buena, memoria. Yo asiento, aceptando mis lagunas viendo los lagos de alrededor, pero normalmente respondo que no lo considero así, porque, sencillamente, querría recordarlo todo, y sobre todo recordar lo que siendo consciente de haber vivido ya he olvidado por completo, sin rastro posible de recuperar...y así, respondo que sí, pero que donde hubo mucha memoria hay mucho olvido y que la alegría de sentir la inmensidad de mis recuerdos no me quita un ápice de la pena del arsenal de mis olvidos...Recuerdos y olvidos, como la obra de Francisco Ayala, lembranÇas e esquecimentos, ricordi e dimenticanzi, memories...

Me paso buena parte del presente recordando, ambos tiempos están en permanente interactuar, como se diría hoy, tengo un pie en el inevitable presente y otro en mi tesoro pasado, de este soy consciente, del otro no puedo darme cuenta porque cuando quiero apercibirme ya no estoy en ese momento, como decía... con esos dos pies camino en la vida como lo hago por el mundo con mis laboriosos sufridos pies...mundo interior y mundo exterior.

Todo esto, en tropel, pensaba, casi sin ser consciente de ello, el otro día al cruzárseme estas fotos que van a adornar, como corolario, esta sencilla página...Fue al mismo tiempo que me llegaba conocimiento de otra persona que iba quedándose sin pasado, el amenazante alzheimer... Puede llegar el día, el más terrible de todos, que no recordemos nada. Ese día seremos muertos vivientes...también he leído por ahí...claro que, hay citas para todo y para todos: para ser feliz hace falta buena salud y mala memoria, dijo alguien...Duraremos mientras dure nuestra memoria...Antes o después, todo es cuestión de tiempo, todo será desmemoria y olvido, todo irá a la fosa común del tiempo...mientras tanto no queda sino vivir, nada menos, nada más... 

Sierra Nevada. Los de la foto somos Pura y un servidor, retratados por Javier, compañeros maestros los tres. La fecha, el atardecer del 2 de enero de 1980. El lugar, más o menos sobre el Tosal del Cartujo, entre el pico del Caballo, a la izquierda en la foto, que ya habíamos dejado atrás, y el refugio de Elorrieta donde nos dirigíamos para pernoctar. Al ver esta foto, sin dejarme llevar por más recuerdos, trato de imaginar lo que estábamos hablando mi amiga y yo: puede que la belleza del atardecer, tal vez lo cansados que ya estábamos, a lo mejor lo poco que ya nos quedaba para llegar al refugio, tal vez la luna llena que ya se atisbaba en el horizonte...Ah, poder saber las que no sabíamos que serían sus últimas palabras: apenas media hora más tarde de esta instantánea, al llegar a la zona de Tajos Altos, Javier se despeñaba seguido segundos después por ella...hasta el día siguiente por la tarde el equipo de rescate no pudo dar con ellos, Pura muerta y Javier muy lesionado...sus últimas palabras: el imposible recuerdo de un recuerdo imposible...    
...la cámara que tengo en la mano era de marca Dacora, modelo dignette, así lo marcaba el aparato. Era de mi cuñado aunque yo ya apuntaba maneras en eso de congelar en imágenes los momentos y pasó a mis manos. Fue la primera de una no pequeña serie de ellas, incluido laboratorio en blanco y negro, que han terminado, por ahora, en este teléfono, marca Oppo, que llevo.
Era el primer domingo de noviembre de 1977. La foto la sacó mi entonces amigo Miguel, ella es Mari Carmen, aún presente en mi vida, y el lugar plaza Nueva en Granada. 
La foto la revelé yo mismo sacando lo que pude de un negativo más que deficiente. Por la sonrisa de Carmen y mi rostro de maestro progre, o sindicalista, no exentos de frescura, de inocencia incluso, la foto perdura (...nada queda en ese trozo de papel, todo es alquimia...dice la canción de Aute). 
Esa noche pasó algo grande en mi vida pero no viene al caso que refiero: dicha cámara la perdí por un lugar de la serranía de Cuenca que me es imposible localizar...
...ahí voy de la mano de mi madre, propiamente mi mamá. Por la ropa y la vela debía ser una procesión de Semana Santa, pongamos que del año del Señor de 1958. Seguramente la foto estará firmada con el sello de Foto Manolo, Manolo el Retratista, que así era conocido en La Zubia. Lo recuerdo cámara y flash en ristre en todos los festejos de entonces, sobre todo en la bodas a las que, años después, como monaguillo, asistía...Todo un personaje este Manolo que en ese momento, ni él ni los retratados, tantos, éramos conscientes que se estaba preservando la memoria de un tiempo, por un tiempo. Cuando de tarde en tarde voy al cementerio de La Zubia veo su tumba, un nicho, con su fotografía en una esquina de la lápida, tal y como era, moreno, ojos vivos, seguro que de tanto escudriñar rostros y encuadres, con su pelo hacia atrás...Años después encontré su alma gemela literaria en el personaje de Ramiro Retratista en aquella Mágina del libro "El jinete polaco" de Antonio Muñoz Molina. De Manolo recuerdo una broma que me gastó siendo yo crío y, como tal, no poco inocente. Estaba en la taberna de Belmontes con mi tito Manolo, un par de hombre más y el dicho Manolo. Yo miraba sus conversaciones, con sus chatos de vino en la barra, cuando mi tío me dijo, más o menos, Antoñito, toma esta libretilla que vas a anotar lo que te dice Manolo, al tiempo que este me daba lo que evidentemente era un lápiz, con su punta afilada y todo, Apunta, niño, me dijo, no recuerdo qué, creo que eran unos números. A ello me apliqué bajo la atenta mirada de los concurrentes que unos segundos después se reían de mí: el lápiz era de pega, de goma y la punta se dobló apenas lo apoyé en el papel. Si para entonces hubiera leído el Quijote diría que quedé harto corrido viendo la risa de los concurrentes...Y bien, volviendo a la foto, no recuerdo nada de aquella procesión, ni, sobre todo, de a qué me sabía el roce de la mano de mi madre...
Creo que ni Manolo el retratista habría encuadrado mejor esta foto, en origen diapositiva...Aquí están, curso 1982/83, los dos Ramonitos, Carlos, Mari y Begoña arriba, Beatriz en el centro, José Luis, el benjamín de la escuela, junto a su hermano Toño, y María Emilia a la derecha...parece la foto de una escuela ideal que en ese momento era real. La cascada es la del barranco del Saldo, uno de los tantos lugares por los que salíamos en nuestros paseos por los alrededores de Hoz de Jaca, mágico rincón de las estaciones, en aquel ensoñado valle de Tena, que supuso un tiempo de los más felices de mi vida...Hoy, al volver a mirar esta foto, me doy cuenta de que al pulsar el obturador estaba fotografiando la felicidad...

¿A dónde va el presente cuando se convierte en pasado?¿Dónde está el pasado?
 (Ludwig Wittgenstein, filósofo alemán,1889-1951)

miércoles, 13 de agosto de 2025

...Chat GPT...


La sigla “GPT” significa “Generative Pre-trained Transformer”...

...Y ese es su icono.

&&&&&&&&&&

...yo también curioseé, también empecé a acceder a la ración que me tiene reservada...quiero decir que yo tampoco me he resistido a su tentación, bien que mucho después de la mayoría por lo que veo y leo. Hablo de la tan traída y llevada AI, la ya popular, como de la familia, Inteligencia Artificial... Voy a contar mi experiencia al respecto, corta y "prometedora"...


En el paisaje de Catadau, pueblo valenciano de la comarca de la Ribera Alta, pueblo de mi amiga Trini a cuya hospitalidad me acojo de tarde en tarde, en su paisaje, decía, se alza del cerro Besori, que no es cerro como tal sino la culminación de una pequeña barrera montañosa que se extiende en parte a un lado del río Magro. Alcanza la modesta altitud de 362 metros. El paseo desde Catadau lleva una hora y media entre campos de labor primero y bosquete mediterráneo después, un paseo muy agradable que forma parte de mis venidas a dichos lares.




 Hace ya unos años que murió Luisa, amiga de mi amiga Trini, compañeras ambas en la misma escuela. Sus cenizas fueron esparcidas en los alrededores del Besori. Fue estando allí, junto a su vértice geodésico, que tuve la no sé cómo me vino la idea y me decidí por estrenar la IA. Abrí la aplicación y le dije, literalmente: por favorhaz una breve poesía, cuatro o cinco versos no más, que contenga las siguientes palabras: Besori, Trini y cenizas de Luisa. En un santiamén me entregó esta estrofa que si no la veo y la leo no la creo...

EN EL MONTE BESORI ARDE LA BRISA,

VUELAN ALTO LAS CENIZAS DE LUISA 

Y TRINI, SOLA, CANTA SU PENA

BAJO UN CIELO QUE NUNCA LA OLVIDA. 

...No solo me pareció bien construida técnicamente sino que había captado a lo profundo el sentimiento de lo que dije, incluso muy por encima de mi intención. Convinimos mi amiga Trini y yo que aquello era una estrofa perfecta. Y así lo acordaron los amigos a los que la comuniqué...  

Esto promete, pensé o pude pensar yo. De hecho desde hace tiempo cuando pregunto a google algunas de mis innumerables preguntas mayormente provocadas por literatura, geografía, filosofía y viajes...veo que es ella, la IA, la que contesta.

...Sin embargo...



...El otro día, en estos días que paso en El Hierro, no recuerdo a qué vino o tal vez por enviarla a un amigo, el caso es que fotografié esta página por el genial apunte que hace de doña Romualda y del señor Campos (sugiero su lectura, no  defraudará) y sin pensarlo se la coloqué a la IA,  sin preguntarle nada...de inmediato, contestó con este escrito:
...todo muy bien... solo que la página pertenecía, pertenece, al episodio nacional titulado "El grande Oriente", de don Benito Pérez Galdós...Estoy pensando si no le tendrá manía a don Benito, como un rebrote de viejas pendencias contra el insigne escritor...porque unas semanas antes, en Madrid, falló con estrépito cuando era la segunda vez que recurría a ella tras la gratísima poesía, y ello fue justo donde y cuando menos lo esperaba. Fue ante la santa tumba de Galdós allí en la Almudena, no recuerdo con exactitud qué le dije, supongo que algo sobre su enterramiento...el caso es que no pudo cometer error mayor con algo más que claro: me dijo que Benito Pérez Galdós estaba enterrado en el cementerio monumental de Polloe, San Sebastián. ¡eso sí que fue bueno! ...no tardé en decirle el equivalente a oye, perdona, guapa, pero la tumba de Galdós está en Madrid etc. a lo que de inmediato me escribió pidiendo disculpas y dando datos del entierro aquel día de 1920, que fue una gran manifestación de duelo, al que fue todo Madrid etc.
De la cotidianidad de estos días herreños en que escribo forma parte ir a visitar a mi amigo vecino Csaba. Tomamos café, echamos un cigarrillo, charlamos...El otro día, por gusto, busqué esta foto que nos sacamos hace un par de años. En la misma aparece a un lado la isla de La Palma. Aquí sí que lo hice con la intención, aviesa, de poner a prueba a la IA...Sin preguntarle expresamente sobre el encuadre me contestó así:    


...Estamos buenos...Ciertamente era más que difícil dar con la localización exacta, una silueta que puede ser, así, en la lontananza, la de un montón de islas repartidas por el globo. Yo confiaba que me dijera que no lo sabía, que no tenía datos suficientes para "colocarla" en el mapa o que contestara con un dubitativo "puede ser que sea...", se ve que la duda no cabe en ella y lo suyo es lanzarse a tumba abierta...    

...y poco más ha sido mi trato directísimo con ella...CLARO que esta página no estaría completa sin ir al origen...Voy a ello:  

...y así llego al principio de todo esto, que lo tuvo y muy concreto en una céntrica calle de Barcelona, cerca del mercado de San Antonio, en un bar regentado por una pareja china al que me llevó Luisito. Luisito me había dicho que allí ponían buen vermú de grifo aunque, eso sí, muy mal servido, en vaso de cubata 🤦‍♂️, era media mañana y otros ambientes más finos estaban aún cerrados. A todo esto tengo que decir quién es el tal Luisito, alguien al que por motivos de gran amistad con sus padres, su familia, estoy muy vinculado, desde su nacer (me ofrecieron ser padrino de bautismo) pasando por su infancia con sus graciosísimas anécdotas (Antonio, ya se contar  hasta mil...y hasta cien; nuestros primeros padres fueron Dani y Eva...sin contar los partidos de jockey crem, deporte inventado y practicado solo por nosotroshasta hoy, chico gentil, gallardo y guapo, con reconocido don de gentes. Bien, pasaba yo unos días en Barcelona donde él también estaba y quedamos en vernos. Me contó de sus trabajos detrás de la barra, de la coctelería que está siendo su fuerte y que, mira por dónde, forma parte de mis juegos en la edad tardía...y vermú por medio vino lo que voy a referir, y eso sí que no sé a qué vino, tal vez porque está por doquier... salió el tema de la inteligencia artificial, lo escuché con atención por estar mucho más al día que yo y así, en un santiamén, ya me había instalado en el teléfono la aplicación, o como se llame, Chat GPT. Y así llego al principio de la página, a cómo y dónde hice la primera práctica... 

   Chat GPT, o Chat QDNCC (que Dios nos coja confesaos)          

jueves, 7 de agosto de 2025

...Allí fue TROYA...


...Nada más entrar en el Primer Cementerio de Atenas, así llamado, apenas pasada la explanada donde se levantan a la izquierda los primeros mausoleos (entre ellos está el de la famosa Melina Mercouri), capta y no poco la atención un templete, un verdadero templo copiado del más puro estilo heleno, un templo estilo dórico, levantado sobre un gran pedestal y rodeado por un friso con relieves de las excavaciones que llevó a cabo el finado...Tirinto, Micenas...TROYA.

 Es la tumba de Heinrich Schliemann, personaje imprescindible para entender buena parte de los famosos lugares arqueológicos citados. 




Hace ya bastantes años mi amiga Victoria, profesora de español en Atenas, me sugirió la lectura de El tesoro griego, de Irving Stone, una biografía novelada sobre este amante de la arqueología que gastó toda su fortuna en desenterrar el pasado, centrado mayormente en demostrar que Troya era algo más que la mitología reflejada en La Ilíada, que era un lugar que existió en un sitio concreto... 
...y hace muchos más años abrí La Ilíada con la intención, claro, de leerla, pero tras las primeras páginas sin engancharme, saturadas de personajes y detalles guerreros, la abandoné...esperando tiempos mejores (como así fue).

En este 2025 visitar las ruinas de Troya formaba parte de los planes muy concretos con los que me llegué a la gran Turquía, ese país donde se concentra tanta y tanta antigüedad en la historia más remota del Hombre.
En mi nómina de ruinas visitadas, ya vasta, no me cuesta nada reconocer, afirmar, que no son las de Troya las que más recomendaría. Unos días antes, sin ir más lejos, había visitado las de Filipos, en el norte de Grecia. Suena más Troya que Filipos, o Micenas... La fama de las ruinas troyanas o, mejor dicho, la palabra Troya, por motivos extras, excede con mucho a lo que allí se puede encontrar: son unas ruinas muy arruinadas, valga la expresión, muy bien mantenidas pero nada excepcionalmente vistosas, sin columnas en pie, sin arcos de triunfo, sin evidentes ágoras o restos de templos... Si vas como turista poco avezado, poco leído, por poco que sea, la decepción puede rondar. Si llevas La Ilíada en mente y la capacidad de fabular, de imaginar, la cosa es ya muy diferente, y no digamos si has leído sobre la historia de sus excavaciones, eso ya es otro cantar. La importancia histórica trasciende y mucho a lo que hoy se visita, y no digamos si lo entreveramos de mitología...Yo me conformé muy mucho con la lectura del libro citado... y el muy documentado apoyo de la audioguía que alquilé para la visita (por cierto, como dato curioso, anoto que la entrada al recinto, museo incluido, ha supuesto, con diferencia, el precio mayor pagado para una visita: 27 euros... con precio simbólico para los turcos).


Había salido esa mañana en el primer servicio de barcos desde Mitilene, capital de la isla de Lesbos. Apenas una hora después ya estaba en Ayvalik, Turquía. Paseo largo a la estación de autobuses, billete a Çannakale, otro paseo al centro de la ciudad y un microbús hasta Hiserlik. Asombrado estaba de lo bien encadenado y rápido que salió todo, a veces pasa...A media tarde, agradable como pocas, más de una primavera tardía que de un verano que ya se anunciaba, estaba en el hotel, Hotel Hiserlik, justo frente al gran museo de Troya y a unos centenares de metros del recinto arqueológico. Todo iba bien: en el hotel, nada concurrido, me tocó la habitación con nombre Ganímedes, aquel chico mortal tan guapo, un genuino efebo, del que Zeus se quedó prendado y tomando forma de águila fue y lo raptó para convertirlo en su copero, servir copas a él y al resto de deidades de aquel Olimpo que continuamente aparece en la novela de Homero, casi en paridad con el monte Ida, más cercano, en la propia Turquía y al que, en llegando el tiempo y llegando yo, hago votos por llegar a él, veremos si llegamos...








...el reconstruido Odeón es lo más parecido a lo que un viajero normal, un turista convencional, puede esperar de unas ruinas griegas o romanas... 
 
 

Lo más interesante, mucho, pero indudablemente menos vistoso, es contemplar y tratar de "ver" las excavaciones que se llevaron a cabo, leer sobre los personajes al frente de ellas, sus criterios, y los posteriores estudios hasta poder llegar a afirmar que un total de nueve ciudades se fueron levantando una sobre los abandonos de otra, remontándose las primeras a tiempos remotos como pocos...





 ...paseando despaciadamente entre ellas, yendo y viniendo por las pasarelas, observando detalles que en los pasos previos no había captado, comprendo ahora que nunca presté tanto interés a una ruinas, donde normalmente solo veo, miro e imagino. Recordaba el evangélico y no quedará piedra sobre piedra y el manriqueño dejemos a los troyanos, que sus males no los vimos, ni sus glorias, o su esos reyes poderosos que vemos por escrituras ya pasadas o el definitivo, becqueriano, que tantas veces me acompaña cuando paseo entre ruinas, ruina yo en ciernes: yo busco de los siglos/ las ya borradas huellas/ y sé de esos imperios/ de que ni el nombre queda...  
 También llama mucho la atención el hecho de que el mar y el río Escamandro, que entonces, en aquella ignota antigüedad, casi lamían las murallas de la ciudad, levemente elevada, quedan hoy a considerable distancia aunque pueden otearse en el cercano horizonte...«El gran río de profundos torbellinos, que los dioses llaman Janto y los hombres Escamandro». Un río dios...




...cómo sería aquella descomunal batalla, 
da igual si la hubo, entre teucros y argivos, troyanos y aqueos, griegos, y los habitantes del Olimpo implicàndose en ella, tomando partido ora con unos ora con otros...ciudades, hubo, en colina, llanura donde se desarrollara, allí se extendía, y el mar al fondo...escenario no faltó. Una colosal guerra.   

La visita se complementó con el museo y su jardín de alrededor...












...pero, si tuviera que rescatar en mi recuerdo del tiempo que pasé en Hiserlik (unas cuarenta horas) no lo dudaría: las dos tardes en la plazuela del tranquilo pueblo, apenas a unos minutos del hospedaje. Sus calles adornadas con murales de dioses, de personajes mitológicos, de escenas representativas de la batalla, de noticias relacionadas con las excavaciones, permiten un evocador paseo para que no olvides el terreo mítico que pisas. Mi memoria vino a traerme, qué cosas, el recuerdo de la Elena, la señora al mando de la tienda, aquella tienda con olor a ultramarinos, la tienda de la Elena, en el barrio del Pilar, de mi pueblo, justo frente a la escuela de don Joaquín por donde servidor pasó cuando tenía 7, 8 años...Recuerdo que ya entonces me sonaba y no poco Elena de Troya, tal vez por haber ido a uno de los cines de La Zubia, y como niño asociaba a la buenas tendera con ella, no conocía otra Elena...Aquellas dos tardes, decía, una de ellas incluyendo visita al cementerio del lugar, leyendo en cada tumba el rahuna fatiha, el equivalente a nuestro descanse en paz... Aquellas dos tardes, decía...me parecieron de ensueño, como si la propia mitología hubiera venido a sentarse a mi lado en las lánguidas luces finales del día... 

...Fueron dos atardeceres calmos, solitarios, que viví con machadiana placidez de alma, más habiendo venido recargado de "mi" Grecia, en aquella plazuela semicircular donde me sentaba y tenía al frente un frente legendario, unos bustos de tamaño cumplido que con Homero (el que no ve) en su centro tenía a un lado y a otro a los Príamo, Héctor, Aquiles, Paris, Menelao, Agamenón, Elena, Patroclo, Eneas, Odiseo (quizá olvido uno).


...qué insondable madeja esta de la mitología... A sus espaldas, se iba lentamente el sol; en lontananza, gracias a unos paneles indicativos pude ubicar la isla de Samotracia, pendiente como tantas otras, tenía la certeza de estar culminando un buen tiempo viajero. La cerveza Efes y el tendero del kiosco donde la compré y con el que pegué la hebra (mientras funcionaba el datáfono y a modo de disculpa por la tardanza se empeñó en que echáramos un cigarrillo) me lo confirmaron, todo se aliaba para estar olvidado de lo que no fuera ese impagable aquí y ahora. Evoqué en futuro la lectura de La Ilíada y recordé mi subida a la cima mayor de Grecia, la punta de Mitykas, 2.918 msnm, en la cadena del Olimpo, la morada de los dioses... Fue en 2019 en aquella personal expedición, imprescindible, forzada, esforzada, finalmente exitosa, a su cumbre...Troya, su visita, no estaba aún contemplada, estaba, tal vez, bullendo, sin saberlo, dentro de mí...



Heinrich Schliemann se casó en segundas nupcias con la griega Sofía Engastromenos, compañera de la mayor parte de su vida. Imponente su pose con las joyas del tesoro de Príamo. La que fue su casa en el centro de Atenas es hoy el Museo Numismático. Heinrich, ya arrastrando una enfermedad, murió en Nápoles el 26 de diciembre. 



En la terraza del hotel, en panel muy evidente aunque no sé cómo de observado, está su retrato; un poco más adelante un gran cuadro repleto con numerosas fotografías de pequeño tamaño, retratos, me dice el dueño, de los muchos guías turísticos que pasan por allí. Hablando de guías, me quedé perplejo, boquiabierto, patidifuso, estupefacto... cuando veo a este hombre (turco, guía de grupos alemanes, según él mismo me contó, tenía que hablarle para cerciorarme que no era él, que había regresado el genial don Ramón María...), este hombre que en mi dilatada carrera del parecido es sin duda el parecido más evidente, el que hasta un niño de pecho descubriría...    



Al regreso del viaje, conforme a lo previsto, saldando deudas personales, me faltó tiempo para ir a la madrileña biblioteca de La Elipa, una de mis proveedoras habituales, y salir tan contento con mi Ilíada bajo el brazo...y no tardé en leerla y disfrutarla...Curiosamente, iba viendo cómo menguaba el número de páginas del libro y el famoso caballo no aparecía...ignoraba (por ignorar que no falte), no me acordaba que el famoso episodio se relata en La Odisea, como bien recuerdo, pero no en en libro que describe, y de qué manera, la interminable batalla y que culmina, el libro, con la muerte de Héctor, a manos de Aquiles, el rescate por su padre, Príamo, y sus exequias en Troya...Tras leer La Ilíada comprendí el regalo que había supuesto ir a este lugar...