miércoles, 19 de noviembre de 2025

...Edirne...y de nuevo BULGARIA...

...Siguiendo mi camino, bastantes veces previsto, no pocas imprevisible, tras los buenos días de Grecia dejándome practicar la filoxenia, llegué a Edirne, esa ciudad en el extremo noroeste de la gran Turquía, a un paso tanto de Grecia como de Bulgaria. La noche anterior, en el lujosodecadente hotel Vienni de Orestiada apuré, no sin delectación, la última botellica de Malamatina, retsina, a saber cuándo será la próxima, y con autobús llego a Kastaniés, el pueblo fronterizo. Llego calmado y animado al puesto de control y un policía, algo desabridamente, me dice que no se puede cruzar a pie, que es zona militarizada, que tengo que buscarme un coche con quien pasar...no hay prisa... Ella me ha debido ver a través de los cristales espía: sale muy decidida, una Christie Love griega, amable, contundente, de buena presencia, de grata visión (después me acordaré de aquella escena de Tip y Coll en la que este dice: es que cuando las mujeres ven a alguien como yo se ponen de guardia)...¿Quieres pasar al otro lado?...yo ahora mismo te busco acomodo, vino a decirme...y así es, se acerca al primer coche que llega, el conductor es convencido por la mujer policía (por favor, hombre, mira a ver si pasas a este viejo mochilero a Turquía, más o menos quiero figurarme que le diría...), el buen hombre se llama Adam, poco más joven que yo, va al otro lado a unos encargos y regresa por la tarde, me cuenta en un inglés muy comprensible para mí. Entre los trámites del lado turco y los diez minutos de coche una vez hechas las presentaciones, se desarrolla uno de esos momentos viajeros sublimes...Para hacerme valedor de su favor le digo de dónde soy y que fui maestro de escuela y que si puede me deje cerca del río Evros, que es el río que viene de Bulgaria aunque en dicho país es el río Maritza (el mismo que volveré a ver días más tarde en Plovdiv). El hombre me dice que en España hay otro río Ebro, le digo que sí, que es el más caudaloso de mi pais...y él, en un trabajoso español me dice... sí, la batalla del Ebro, el frente del Ebro...no doy crédito a lo que oigo, y me dice que hay una canción republicana que habla de dicha batalla pero que no se acuerda...y yo, encantado y agradecido, le tarareo el "¡Ay, Carmela!", y se vuelve para darme la mano extendida...ha sido un encuentro bastante más que fortuito. Adam me deja frente al monumental puente de piedra sobre el Evros...que en turco es Meriç.
...aún relamiéndone del rato con el señor Adam, que me despide con el Kaló taxidi, me asomo al río y ya está el frente turco haciéndome señas para que me acerque...
...estos muchachos están rehabilitando un cafetín con encanto junto al río, me ofrecen té, será el primero de los que tome en los paseos de estos días; Turquía no puede ser sin ser así, bien lo recuerdo cuando iba en bici por sus carreteras. Uno de los muchachos me enseña orgulloso una foto de su hijo con la camiseta del 
Fenerbahçe...cuando hemos platicado y apurado el té, y he dejado de ser novedad, me despido y al fin cruzo el Evros, el  Meriç, el Maritza...en un templete en mitad del puente alguien ha dejado, quién sabe si olvidado o a posta, esta cajita de delicias turcas...así entro, triunfal, en Edirne...
 ...Pasé por aquí por este mismo tiempo de noviembre, 1991, con Pandora 🚲,en el viaje que dejado atrás el largo camino que me llevó al cabo Norte decidí seguir hasta Damasco, donde llegué a punto de Navidad...recuerdo Edirne muy bonita, como una pequeña Estambul, así me la nombró mi amiga Beatrice, con sus grandiosas mezquitas, con sus airosos minaretes emergiendo por doquier, entre ellos los de la Selimiye que con más de 70 metros son los más altos de Turquía...
...dicha mezquita Selimiye está dentro del patrimonio UNESCO. Incluirla, como incluiría algunos más los siguientes días, sería, era, el remate justo y ajustado, perfecto, para un viaje que inicié bajo el signo de dichos patrimonios en la ya lejana China...
De Edirne a Burgas, con una plácida y otoñal asomada al mar Negro...
De Burgas a Nesebar, la Mesembria, polis griega, ciudad en isla unida por un itsmo artificial, catalogado como el lugar con más iglesias per cápita, aunque solo una quede en activo...de los lugares humanos más pequeños con más encanto que he conocido...
...de Nesebar a Veliko Tarnovo, ciudad histórica de Bulgaria y pocas tan fotogénicas, levantada sobre los escarpes y meandros que el río Yantra ha ido construyendo con su paso de siglos y siglos...
Ya en la iglesia de san Esteban de Nesebar había contemplado preciosos frescos, pero un punto y aparte en tanto visto al respecto (incluidas aquellas iglesias de Rumanía) fue en la iglesia de la Natividad, en Arbanasi, lugar alucinante que conocí casualmente por ir a Veliko Tarnovo; no es patrimonio Unesco, está por encima: un Antiguo, un Nuevo Testamento, una Biblia, una hagiografía, llena por completo sus paredes, no en un desesperado horror vacui sino en una desmesurada y equilibrada plenitud...¡Nunca vi nada igual!...y con una Rueda de la Vida (ni he sido ni he existido)...
El río Yantra y sus juegos de nieblas matinales...
 
En la histórica Veliko (significa grande, magnífico)Tarnovo tuve un alojamiento en consonancia: parecía la habitación de un palacete en decadencia habitado por un conde arruinado... Único, inolvidable, vetusto pero no exento de comodidad; Malkia Inter se llamaba...
...mi habitación justo bajo el frontón iluminado...
...y entre niebla y frío soportable dejé Veliko Tarnovo y en tren (un lujo para mí los ferrocarriles búlgaros: tranquilos, cómodos, baratos, el verdadero lujo en tiempos de dudosa velocidad) sigo para Plovdiv, otra ciudad histórica búlgara y considerada la más antigua de Europa siempre habitada, leí entonces y leo ahora...con siete colinas, como Roma...
...y con un empedrado, colorido y entrañable casco viejo...
...y el río Maritza, aún lejos de llamarse Evros o Meriç...interior, diría que íntimamente, llevo unidas Plovdiv y Sofía.
Ambas están muy ligadas a un tiempo reciente de mi vida, septiembre 2021, a los devastadores efectos de la vacuna del COVID: no estoy seguro de qué me libró pero sí de que me sumió en una profunda crisis tiroídea y un caos personal. Fue el primer viaje que hice tratando de salir adelante. En dichas ciudades daba cortos y controlados paseos en torno a los hoteles donde me alojé y donde pasé la mayor parte del tiempo...al cabo de una semana vi que empezaba a recuperar ánimo, apetito, ilusión...
En el tren entre Plovdiv y Sofía, mirando el paisaje otoñal, una mano me saca del abstraimiento y me ofrece este papelillo:
Me gusta porque se va pareciendo a quien voy siendo: viejo, borrachuzo, sin techo definido, triste pero humorado, en permanente aspiración al conocimiento, tratando de seguir viviendo el haber vivido y que me ayude a seguir bien muriendo...lo firma Atanas, este gentil muchacho que discretamente fotografío.
...como dije, son momentos que justifican el viajar, que animan la vida. Yo, deseando pasar desapercibido, es la tercera vez que me retratan (el año pasado en un autobús en Kirguistán y hace años, revestido como san Juan, pintado por un monje en el monasterio gallego de Osera...)
En Sofía, no encontrar transporte adecuado me impidió volver al monasterio de Rila, la joya cultural búlgara... viví el otoño de sus parques,   caminé hasta la cascada de Boyana, visité la ermita del mismo nombre, patrimonio UNESCO, y me recreè viendo y volviendo a mirar esta admirable portentosa obra que es la catedral de Alexander Nevski...
...y un paseo por el jardín, cuasi cementerio, del Museo del Socialismo. Allí posan, reposan, trasladadas desde sabe Dios, bustos y estatuas del comunismo que imperó, destacando figuras del gran Lenin, con ese rostro adusto, desafiante, levantisco...
Saliendo de Plovdiv, amaneciendo, miraba esa luna ya en pleno menguante. Era la misma que en plenitud me alumbró aquellas noches ermitañas en Samotracia. ¿Era la misma?...Salí de Madrid un 24 de septiembre, entonces solo tenía en perspectiva el mes en China y los días de Grecia repartidos entre el cumpleaños en Ierissos y andar en Samotracia...el resto, esta página, ha sido este remate, excelso cultural remate, que viene a cerrar este nuevo personal corte viajero...
...cada microfoto conlleva su pequeña historia, mi propio caos ordenado en memoria y corazón...
...voy llegando a Madrid 56 días después. Como otras veces, cada vez inevitablemente más, rezo en voz de Antonio Machado el...
¡Ay del noble peregrino
que se para a meditar,
después de largo camino,
en el horror de llegar!
Nada termina, nada empieza, todo sigue, no queda otra que, de grado o a la fuerza, seguir siguiendo...
Aeropuerto de Sofía...