...me consta, por páginas consultadas y artículos sobre el tema, que don Miguel de Unamuno visitó Betancuria durante su, a la postre, breve (¿) exilio en Fuerteventura. Era natural, por otro lado: Betancuria fue la primera capital de la isla, una vez conquistada por los castellanos al mando de los normandos Gadifer de la Salle y Jean de Bethencourt, de donde viene el nombre del lugar. Betancuria es hoy un lugar silente, recogido, como siempre estuvo, en el valle que lo acoge, que solo conoce el bullicio a la hora de los turistas. Vive gente, sí, pero podría decirse que es un pueblo museo; por cierto que está dentro de esa nómina de los llamados pueblos más bonitos de España. Hasta muchos de los turistas que tienen de Fuerteventura la justa, ajustadísima, idea de sol y playas inmensas, acaban dando una vuelta por Betancuria...Bien lo merece.
...Ya no es tan seguro que quienes llegan a Betancuria caminen quince minutos barranquillo arriba hasta llegar a lo que queda de lo que fue el convento de San Buenaventura, unas humildes y esplendorosas ruinas, con un vasto pasado a sus espaldas que trato de resumir: fue el primer convento canario, fundado en 1.416 por fray Pedro de Pemía y fray Juan de Baeza, de la orden franciscana, con ánimo de que Fuerteventura fuera punto de partida para el plan misionero de Canarias...Me llama la atención que quien autorizara la fundación del convento y firmara la correspondiente bula fuera nada más y nada menos que Benedicto XIII, el famoso Papa Luna, allí en su retiro de Peñíscola...
...lo que hoy vemos son los restos de lo que la historia dejó: nada, salvo los cimientos, queda del primitivo convento, arrasado en una invasión...los avatares de la historia, la labor del tiempo... hasta terminar con su cierre en el siglo XVIII. Curiosamente, leo, cuando la tristemente famosa desamortización de Mendizábal, nadie pujó por hacerse con los terrenos del convento...como si se quisiera respetar aquel rincón de nuestra historia...completa la página. En el paisaje ocre destacan el blanco de los muros y los sillares volcánicos...y el silencio y la soledad necesarios para estar con las ruinas...
Don Miguel, el ilustre exiliado de la isla, hacía sus incursiones por ella en coche y en camello...Da para imaginar cómo serían esos paseos, esas expediciones, la gente con la que iba, las gentes con quienes se encontraba... Él llegó a la isla el 12 de marzo de 1924. Con casi 60 años de vida, venía castigado por sus críticas a la dictadura de Primo de Rivera y al rey Alfonso XIII. ¡Cómo sería su llegar, su sentir, cómo vería lo que ante su mirada se presentaba viniendo de su vida entre las seculares piedras salmantinas y de los sotos junto al Tormes!...el profundo contraste entre su Salamanca y Puerto Cabras*, las riberas de aquel río teresiano y el yermo majorero...
*(la capital de la isla cambió en 1956 a su nombre actual, Puerto del Rosario)
...de llamarla esqueleto de isla, de un pedazo de África lanzado en el Atlántico, a recordarla como un oasis en el desierto de la civilización, cómo mutó su impresión, como metamorfoseó su sentimiento hacia aquellos lugares calcinados...es fácil deducir el gran impacto de aquellos parajes yermos, aquellas soledades a la postre sedantes, balsámicas...una vez que se aposentó en la vida que le aguardaba...
...Y, de alguna manera, como diríamos hoy, Unamuno puso en el mapa el nombre de Fuerteventura...y tanto, que lo colocó junto a París en uno de sus libritos...
¡Estas soledades desnudas, esqueléticas, de esta descarnada isla de Fuerteventura! Este esqueleto de tierra, entrañas rocosas que surgieron del fondo del mar, ruinas de volcanes; esta rojiza osamenta atormentada de sed ! ¡ y qué hermosura!. Claro está que para el que sabe buscar el íntimo secreto de la forma, la esencia del estilo, en la línea desnuda del esqueleto; para el que sabe descubrir en una calavera una hermosa cabeza.
Un personal nuevo regreso a Fuerteventura, esta vez acompañado de mi amigo José Carlos. Son ya bastantes veces, incluyendo el mes que estuve de maestro en 1997... pero Fuerteventura, como uno mismo, como todo, nunca es igual, siempre los mismos otros. Frescas aún las imágenes de mi paso por Salamanca el pasado abril, ¡cómo no hermanar la casa museo en la rectoral de Salamanca con esta más humilde pero imprescindible en lo que fue el hotel Fuerteventura de Puerto del Rosario!..
...y puestos a hermanar, hago lo propio con sus monumentos, levantados, uno, portentoso en sí, en la calle Bordadores, frente a la casa donde murió el último día de 1936, y otro, portentoso en su ubicación, en la ladera de la montaña Quemada...
...pocos monumentos, y ya he visto unos pocos, tan bien colocado, tan bien ensamblado, perfectamente armonizados escultura, paisaje y personaje, tan simple y tan expresivo como este...erigido en 1.981, su figura se levante en medio de la nada calcinada...Ignoro las intenciones del autor pero para mí que consiguió una combinación perfecta haciendo un guiño a la familiaridad de los personajes, un verdadero trasunto: vistió de Unamuno a Alonso Quijano. Mientras sus manos reposan una en un pedestal y otra sostiene un libro, sus ojos, quijotescos, un tanto desorbitados, parecen escudriñar el horizonte, como si contemplaran serenamente una alucinación, lo que hay más allá del tiempo y del espacio...
...Cuando don Quijote vino a esta isla de Fuerteventura -y he de contar esta aventura fuerteventurosa- se consolaba en sus inevitables decaimientos de ánimo, cuando le acometía la tentación monástica, contemplando las matas de aulaga. Con esa contemplación se limpiaba la hojarasca del alma...
Es bastante probable que don Miguel no llegara al punto más lejano, la punta de Jandía (el faro data de 1.954) ni a las alturas de la isla, a su altura mayor, el pico de la Zarza, o pico Jandía, que con sus 807 m.s.n.m. se alza en la cordillera del mismo nombre, en un lugar disputado por las brumas que juegan entre barlovento y sotavento...
Alargo sus paseos y asumo el llevarlo a los paisajes a cuya hondura sí llegó, muchos rincones de la isla, que vea de mi mano donde no llegaron sus pies...y lo mismo diría de quien se acerque a esta página (hay un compañero que me dice la cantidad de dinero que le estoy ahorrando en viajes), y todo bajo el lema del título de su libro...
La mar es algo que no espera quien conoce el Cantábrico. Es un lago tranquilísimo. Estos últimos días de luna llena estaba hermosísima. La tierra es de una hermosura de desolación. Las cabras y ovejas lamen pedruscos y sacan raicillas de yerbajos secos. Los montes sin un árbol. Y a cada paso pasa un camello majestuosamente..
Es una desolación. Apenas si hay arbolado y escasea el agua. Se parece a La Mancha. Pero no es tan malo como nos lo habían pintado. EL PAISAJE ES TRISTE Y DESOLADO PERO TIENE HERMOSURA...
¡Ah!¡Pobre Fuerteventura!,¡qué lección la de tu noble y resignada pobreza!
La mar, allá en Fuerteventura, en mi entrañable Fuerteventura -pedazo de mi alma eterna ya- bañaba todos los días mi vista en la visión eterna de la mar, de la mar eterna, de la mar que vio nacer y verá morir la historia, de la mar que guarda la misma sonrisa con que acogió el alba del linaje humano, la misma sonrisa con que contemplará su ocaso...
En estas horas lentas y preñadas en mi confinamiento, en mi aislamiento en esta venturosa Fuerteventura, me doy a ratos a leer libros que me han procurado y en los que se habla de casos y cosas de estas islas Canarias...(en su equipaje de destierro llevó solo tres libros: Evangelios, la Divina Comedia y poesía de Leopardi)
...desierto es esta solemne y querida tierra aislada de Fuerteventura, una de las islas llamadas antaño Afortunadas y que tiene la fortuna y la hermosura a la vez en su noble y robusta pobreza...
Aquí no se estanca más que la tierra. En ella hay lo que llaman gavias, cuadrados con rebordes, para que el agua de riego se endique en ellos...
...¿qué le parece a usted nuestro clima? Clima quiere decir inclinación, y la inclinación es aquí, en esta afortunada isla de Fuerteventura, admirable. ¡Qué escuela de sosiego!¡qué sanatorio!¡qué fuente de calma!...
...que este paisaje de Fuerteventura es un paisaje bíblico...(viajando hace años por el Sinaí y más recientemente por Israel he encontrado paisajes genuinamente majoreros, en general y concretamente en el barranco que va de Vega de Río Palmas a Ajuy)
(ehhhhh, que esto es el desierto del Neguev...cuela el gazapo...)