jueves, 28 de mayo de 2020

...DORMITORIOS de ALTURA (1)...


…o dormitorios de nivel, de mucho nivel, de un nivel tan alto que escapa a toda calificación y clasificación (rural, con encanto, cinco estrellas, boutique, resort, aparthotel…) y de un lujo tal que no se le puede poner precio...¡porque no lo tiene!, hablando del dinero que tanto puede…lujos que están al mismo tiempo al alcance de cualquiera, o casi…

Escribo esta página en estos pandémicos tiempos en los que las noticias, los políticos (y esa mano negra que se empeña en tejer los hilos de nuestro destino como ciudadanos planetarios) van logrando solapada o descaradamente hacernos más dóciles a base de meternos el miedo en el cuerpo para de esta forma menguar nuestras libertades externas (las internas, ¡ya quisieran!)...ateniéndonos a los famosos, y no poco jeroglíficos, cambios de fase, seguimos construyendo nuestra vida como queremos, como podemos, como nos dejan…
¿Por qué escribo este prefacio en una página en la que voy a compartir lugares especiales donde puse a descansar este conjunto de más de 200 huesos y 600 músculos que llevo y me llevan, que configuran mi geografía corporal?
...A poco de venir de Israel y ya meterme en este claustro con vistas al mar de Almuñécar, recibía un mensaje de una buena y querida amiga que, como tantas otras, y amigos, me preguntaba lo propio: que cómo estaba, y sobre todo cómo lo llevaba…pero en el caso de ella añadía (copio literalmente)…ay, Antonio, quién te viera ahí encerrado, tú acostumbrado a estar siempre por ahí… El cariño de las palabras era tan patente que me impedía sacarlas de contexto, y así elaboré un respuesta que sin bajar el tono de cariño diese una pista que la sacara del error en que estaba…Son muchos los viajes realizados en esta estática sólo externa...Estos días, por ejemplo, y debido a los LIBROS, cómo no, he viajado por Gerona sobre todo, por Belchite, Collioure, Madrid, Guernica, Perpignan, Moscú, Bayreuth...gracias a los libros en torno a la guerra civil; he viajado de la mano de Isadora Duncan, por la Italia de Don Camilo, por los clásicos gracias a Montaigne y ahora por el mundo de los recuerdos gracias a Antonio Muñoz Molina...en fin, sería prolija la enumeración...El resumen con el que le contesté fue que realmente seguía de viaje y que la diferencia mayor, no poca ciertamente, era que no tenía que ocuparme ni preocuparme en buscar acomodo cada noche como acontece cuando estoy por ahí... Tenía, tengo, asegurada mi cama cada noche, amén de las "mesa y mantel" que me preparo...Es el complemento, lo complementario, a la vida que hace tres meses llevaba por Israel, o cuando estoy de viaje "de verdad"...
He hurgado en mis archivos y he seleccionado, redondeando, diez lugares donde dormí, o lo intenté, como un bendito, diez lugares con variopinto encanto, todos encantados...Encantado yo ahora de compartirlos, que quedármelos para mí solo es un  excesivo egoísmo geográfico...

                             
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Río Elba, uno de los grandes de Europa, verano 2014. Fueron unas vacaciones dedicadas por entero a pedalear la ruta del Rhin desde su nacer hasta el mar cerca de Rotterdam, y del Elba en sentido inverso, desde su vastísima desembocadura en el mismo mar del Norte hasta su origen en las llamadas Montañas de los Gigantes en la República Checa...Tras dar muchas vueltas conseguí encontrar el carril bici para salir de Hamburgo y seguir la ruta...la tarde caía... y en uno de los boscosos márgenes del río me salió al paso este mirador para otear ciervos y corzos...ni me lo pensé, yo otearía sueños...un dormitorio de nivel, de altura, original como pocos... 















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Aquí es el apeadero de un tren local. En él velé armas la última noche antes de llegar a la catedral de Nidaros (Trondheim) en Noruega. Atrás quedaban más de seiscientos km por la apasionante geografía del país en el camino de peregrinación que parte desde Oslo: el camino de San Olav...Era julio, las noches apenas se oscurecían un par de horas, yo recordaba el camino dejado atrás y me venían a la mente las palabras de don Antonio Machado: ay del noble peregrino que se para a meditar, después de un largo camino, en el horror de llegar... 
    

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Angelokastro (Αγγελόκαστρο), castillo del Ángel, una fortaleza bizantina, inexpugnable, en un promontorio rocoso sobre el mar Jónico, cerca del pueblo de Paleokastritsa, en la isla griega de Corfú. Una vez más se confirmaron mis intuiciones: lo vi desde lejos y ya interiormente me apresté a creer que allí encontraría cobijo...Era por la tarde, no había control de entrada, el mismo esfuerzo que suponía llegar arriba aseguraba la soledad...y la seguridad... 

 ...al amparo del arcángel san Gabriel cuyo icono presidía el altar...siempre he pensado que ha sido de los más emotivos, históricos, seguros y cómodos lugares donde he dormido...una dormida venerable donde las hubo... 


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 ¡ah del castillo!...castillo de Santa Olalla del Cala, Huelva, levantado en un montículo sobre el pueblo, con vistas a la campiña onubense. El hostal del pueblo estaba completo, las casas rurales algo alejadas además de suponer un gasto excesivo para uno solo...el castillo se veía arriba, airoso, pensé que habría buena vista y subí...A su puerta encontré un tranquilo lugar para pasar la noche. Fue una de las noches en el Gran Recorrido (GR 48)  de Sierra Morena desde Santa Elena (Jaén) hasta Barrancos (Portugal). Ah, y con luna llena, llena... 


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KOYASAN (Monte Koya), isla de Honshu, no lejos de Osaka, Japón... Patrimonio de la Humanidad, un bosque cementerio que para mí fue el no va más. Fue, es, la antonomasia de ellos, por su historia, belleza y misterio...Es un centro de peregrinación, es el lugar donde se alza el mausoleo dedicado a Kukai (Kobo Daishi), santo budista que propició un camino de peregrinación que pasa por 88 templos alrededor de la isla de Shikoku, camino que tuve la suerte de poder recorrer en 2016...  Como le escuchaba decir a mi madre, esto no es pa contarlo, es pa verlo...Para cerciorarme que era verdad fui una segunda vez cuando ya mi viaje por Japón iba concluyendo...
Tras caminar la solitaria espesura de un bosque, siempre accionando la campanilla espantaosos, llegué al atardecer y encontré lugar para extender el saco a la izquierda de esta monumental puerta en madera, la puerta sagrada Daimon, con el beneplácito de las gigantescas deidades protectoras. La puerta original, del siglo Xl, fue destruida por el fuego; la actual data de 1705. Era consciente que me entregaba al sueño en un lugar sagrado...(¿y cuál no...?)    


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Gran Bretaña en plena campaña para el Brexit: ese fue el ambiente social que me encontré cuando llegué para recorrer el South West Coast Path, el camino de la costa sudoeste, mayormente en torno a Cornualles y Dover... pero el ambiente natural estaba ajeno a las agitaciones humanas, y se encontraba como Dios manda: expectante, imperturbable, esplendoroso... El trazado, no poco exigente, seguía en parte los caminos de los vigilantes del contrabando etc...Fue un camino fascinante...Una tarde llegué a un lugar conocido como rincón de los poetas...por los paseíllos había cartelas con fragmentos de la exquisita poesía romántica inglesa, y a su amparo dormí en esta caseta abierta al paisaje y cerrada por si llovía...Había un fragmento de William Wordsworth, el de la Oda a la Inmortalidad...
...Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria de las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo...
(ello se puede escuchar en aquella emotiva famosa película "Esplendor en la hierba" de Elia Kazan)


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Monte Parnaso...Mi patrón del hospedaje de Arajova me dejó a los pies de la estación de esquí de Fterolaka y tras caminar no poco conseguí llegar a Liakoura, la cumbre mayor de este macizo. Athanasios, mi patrón, entre curioso y preocupado, me preguntó dónde dormiría esa noche, y le dije algo así como "sabe Dios"...La tarde cayendo estaba cuando una pareja que iba en coche me suministró agua que ya había agotado, y ya con esa tranquilidad, sin apurarme pero sin certeza de donde pondría el huevo, seguí carretera hasta que una curva en un pequeño barranco vi estos contenedores abandonados, un verdadero regalo de las musas en cuya patria estaba...sin luz en muchos kilómetros a la redonda, sin frío, no daban ganas de volver al saco cuando por necesidad de cambiar el agua me asomaba y miraba la capa estelar que me amparaba, y sentía la quietud sin fronteras de la noche, el aleteo  de las musas...el sagrado aroma del mundo...   


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Dormí como un caballero...el lujo fue religioso, medieval, épico, ...no faltaba ni luna, ni un cielo calmo...al día siguiente, en Eisenach, acababa mi peregrinar por los caminos de Lutero ...
Me salió al paso...Era una gran jardín, bellamente dispuesto, que rodeaba un palacete o castillo residencial, en ese momento en restauración. A un lado, exenta, se alzaba la Capilla del Caballero...
(la traducción me la envía Mariano, recuperado compañero del recuperado tiempo de Seminario, un verdadero solaz para estos ya otoñales años...)         
Ermita (capilla) de los Caballeros. La ermita de los caballeros, construida en estilo gótico en 1798/1799, es una de las primeras construcciones que Gregorio I hace levantar en el parque paisajístico de las Rocas Viejas. Las columnas y arcos, así como las ventanas de roseta, son de madera tallada. Aunque en 1798 se colocó una cruz  y en 1891 las cristaleras de las ventanas fueron adornadas con motivos bíblicos, esta capilla no estaba destinada al culto. Las armas, banderas y escudos que hay sobre la puerta de entrada son de estuco (plafones de yeso). Desde el 1884 estaba cerrada sin acceso al interior; nos recuerdan tiempos románticos de la Edad Media. Los utensilios y muebles nos dicen que fueron usados originalmente hasta el 1802 como punto de encuentro de la logia de albañiles libres bajo Gregorio I. Desde el 1998/99 en que se restauró la ermita tenemos unas vistas impresionantes sobre el paisaje del parque, con imponentes árboles sobre el puente del diablo, el castillo, los restos de un castillo medieval y en el horizonte una vista sobre Schweino y el valle del Werra  y, más allá, sobre Baier.




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...en la "apocalíptica" isla de PATMOS, Dodecaneso griego, en el mítico Egeo, en el mismo lugar donde en 1989, durante la vuelta en bici al Mediterráneo, eché un barquito de papel al mar por encargo de un amigo; una genuina isla con encanto, sin desmerecer a otras...El barco que me traía no recuerdo de qué otra isla llegó al filo de la medianoche. Ya entrando en el puerto vi algo me hacía guiños desde lejos: la ermita que se alzaba en un promontorio sobre la capital...allí extendí el saco con el extra de la luna llena...Para los siguientes días tenía reservado apartamento, sin estrellas y sin luna por arriba pero con blandura por abajo...   



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Cierro la relación con este lugar que,
por ser el último, por el agrado de
la noche, por lo acogedor
 del habitáculo y por las vistas
sobre el mar de Galilea (tierra santa),

 lo dejé aupar a los primeros puestos
de una lista donde todos son
  number one.
¡¡GRACIAS!! 
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...fue ardua la tarea de selección. Iba navegando por los discos duros, remando entre sus carpetas, reviviendo viajes, recordando fragmentos de mi mi vida literalmente olvidados, sentía el clamor de los lugares por los que iba haciendo recuento a la búsqueda de lugares donde dormí...Y todos me llamaban: "yo, yo, a mí, escógeme a mí "... me apenaba el descarte, era yo quien me descartaba con ellos...tanto es así que no tendré más remedio que editar una segunda parte de esta página...
Salud y un abrazo para todos

lunes, 18 de mayo de 2020

...la ISLA de los MUERTOS...


...Desde mediados del siglo XVIII y hasta 1.860 en que llegó el último contingente, desde Inglaterra fueron enviados miles de convictos a Australia, en los confines del entonces imperio británico...Se había disparado el crimen, el robo...todo tipo de delitos propiciados por la miseria, las duras condiciones de vida, la desigualdad social...las cárceles británicas estaban colapsadas y era necesario aclararlas enviando remesas de presos a aquellos lugares: las colonias ofrecían una excelente alternativa, cuanto más lejos mejor... A tal fin se levantaron una serie de penales por el territorio australiano.
A veces, en los criterios de deportación, se tenía en cuenta el estado físico de los reclutados pensando en trabajos duros a realizar...No es necesario referir las condiciones en que dichos viajes se harían y los centenares de viajeros que perderían la vida en el trayecto, tal vez por fortuna...Ladrones, asesinos, proscritos, prostitutas, niños...Una  mezcolanza de reclusos con delitos muy diferentes y no todos constatados... Un total aproximado de 165.000 fueron llegando a aquellos remotos lares...para la mayoría suponía un viaje sin regreso, entre otras cosas porque al redimir penas por el trabajo acababan arraigándose en su nueva tierra...
 Como decía, para llevar a cabo este movimiento de masas se construyeron  complejos penitenciarios en diferente lugares del país. Hoy el conjunto de colonias penales del territorio australiano está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un ejemplo más de reconversión de lugares de suplicio, pena, horror... que al tiempo que salvan, digamos, la memoria histórica, se ponen en valor para el turismo, ese monstruo del que todos formamos parte y que, como ya traté en otra página, igual engulle una playa que un campo de exterminio, una catedral que un museo de pintura... todo lo que se ponga a tiro, convertidos, como este que trato, en lugares a visitar, por los que hoy podemos viajar, pasear, fotografiar y disfrutar (¡y pensar!) como si nada...
De los sitios que conforman esta lista yo visité el de Hyde Park Barracks en Sidney y, especialmente, el de Port Arthur, en la isla de Tasmania, (en ese tiempo llamada Tierra de Van Diemen) el más grande, y monumental, de todos ellos...A él va dedicada esta página, y, en concreto, a su recogido cementerio, aislado, nunca mejor dicho, en una minúscula isla... 


Si no fuera porque uno sabe de qué va el sitio donde se dirige, pensaría que ha llegado a un más que apacible parque en el que se mantienen en pie, airosas, bien puestas, una ruinas que testimonian una historia, y uno podría creer, sin temor a errar, que se encuentra en un condado de las islas Británicas, allá por Windsor, o por Dover, por poner algo...Restos de las dependencias, museo en la casa familiar de algún funcionario, la iglesia, la escuela, las fábricas, la rosaleda, los muros...al más puro estilo inglés, en aceptable estado de conservación o reconstruido, un conjunto ciertamente admirable...Ejemplo claro de cómo las personas, los seres humanos, con sus historias, pasan, y los lugares quedan, cambian los actores, los decorados, permaneciendo el escenario sobre el que se suceden las representaciones que trae y se lleva el devenir del tiempo...  
...Aquí dejo unas fotos del complejo penitenciario de Port  Arthur...










...celdas de aislamiento y castigo...

<Una prisión inglesa es una enorme máquina. Muévete con ella y todo irá bien. Resiste y serás machacado>







Como introducción, es suficiente...A pocos minutos del embarcadero y vislumbrándose entre la bruma que en ese momento oscurecía el lugar, emerge el pequeño islote que destinaron como cementerio... 




...cementerio para los presos...










La pequeña embarcación salía, si mal no recuerdo, cada hora; los diez o doce turistas que íbamos desembarcábamos y el mismo patrón era el guía que explicaba pormenores de la historia del lugar. Mi inglés me daba para enterarme algo menos que lo justo...La visita duraba apenas media hora...Acordé con el barquero que me quedaría allí,  y que regresaría en el siguiente viaje...Recuerdo la forma cómo me miró, como diciendo "este hombre...". No problem, me dijo...
Necesitaba quedarme a solas entre aquellas piedras labradas cubiertas de verdín, leyendo aquellas inscripciones, entre aquellos árboles custodios, en aquella soledad preñada de historias, de recuerdos...






...mientras paseaba por la escueta superficie del islote trataba de imaginar cómo se llevarían acabo los enterramientos...el traslado de los restos, las cuatro tablas del ataúd, el tallado de las laudas, el grabado de los epitafios...imaginaba al Juan Simón de turno cavando la fosa, tal vez la última oración de un pastor...y ya las noches y los días, las estaciones del año dando solera a las lápidas, cubriéndolas pacientemente de líquenes... el tiempo en su labor hasta la llegada de los turistas... 






Concluyo esta visita a la isla de los muertos centrándome en esta tumba...fue esta en la que el guía se detuvo un poco más, el resto fue de paso, una vista general. Muy poco entendí de la explicación así que cuando me quedé solo pude leer la lápida con calma y saber algo más que posteriormente amplié y ahora refresco consultando la wikipedia...es la tumba de Henry Savery (1791-1842) el que está considerado como el primer novelista de Australia, autor de QUINTUS SERVINTON, con el subtítulo de   un cuento basado en incidentes reales ,
novela publicada en Hobart, la capital de Tasmania en 1830-31, en una imprenta que nunca antes había lanzado un libro. Es una novela en parte autobiográfica y, según leo,  más relevante desde el punto de vista histórico que por mérito literario... 
En Inglaterra, Henry, acusado de estafa y otros delitos, acabó por ser condenado a la horca, conmutándosele la pena justo el día antes de su ejecución...Su vida fue, por lo que leo, harto movida y azarosa, tanto en Inglaterra como ya en Port Arthur...parece ser que se quitó la vida de un tajo en la garganta...
(Hay otras islas de los muertos en Chile, en Ecuador, en Nueva York...Es también el título de un poema sinfónico de Rachmaninov y de una serie de cuadros del pintor suizo Arnold Böcklin, recuperado ahora al ensamblar esta página...)
...y, por supuesto, esa isla sin nombre, con sus lápidas y epitafios, que todos llevamos por dentro...¡Salud!