...aún relamiéndone del rato con el señor Adam, que me despide con el Kaló taxidi, me asomo al río y ya está el frente turco haciéndome señas para que me acerque...
...estos muchachos están rehabilitando un cafetín con encanto junto al río, me ofrecen té, será el primero de los que tome en los paseos de estos días; Turquía no puede ser sin ser así, bien lo recuerdo cuando iba en bici por sus carreteras. Uno de los muchachos me enseña orgulloso una foto de su hijo con la camiseta del
Fenerbahçe...cuando hemos platicado y apurado el té, y he dejado de ser novedad, me despido y al fin cruzo el Evros, el Meriç, el Maritza...en un templete en mitad del puente alguien ha dejado, quién sabe si olvidado o a posta, esta cajita de delicias turcas...así entro, triunfal, en Edirne...
...Pasé por aquí por este mismo tiempo de noviembre, 1991, con Pandora 🚲,en el viaje que dejado atrás el largo camino que me llevó al cabo Norte decidí seguir hasta Damasco, donde llegué a punto de Navidad...recuerdo Edirne muy bonita, como una pequeña Estambul, así me la nombró mi amiga Beatrice, con sus grandiosas mezquitas, con sus airosos minaretes emergiendo por doquier, entre ellos los de la Selimiye que con más de 70 metros son los más altos de Turquía...
...dicha mezquita Selimiye está dentro del patrimonio UNESCO. Incluirla, como incluiría algunos más los siguientes días, sería, era, el remate justo y ajustado, perfecto, para un viaje que inicié bajo el signo de dichos patrimonios en la ya lejana China...
De Edirne a Burgas, con una plácida y otoñal asomada al mar Negro...
De Burgas a Nesebar, la Mesembria, polis griega, ciudad en isla unida por un itsmo artificial, catalogado como el lugar con más iglesias per cápita, aunque solo una quede en activo...de los lugares humanos más pequeños con más encanto que he conocido...
...de Nesebar a Veliko Tarnovo, ciudad histórica de Bulgaria y pocas tan fotogénicas, levantada sobre los escarpes y meandros que el río Yantra ha ido construyendo con su paso de siglos y siglos...
Ya en la iglesia de san Esteban de Nesebar había contemplado preciosos frescos, pero un punto y aparte en tanto visto al respecto (incluidas aquellas iglesias de Rumanía) fue en la iglesia de la Natividad, en Arbanasi, lugar alucinante que conocí casualmente por ir a Veliko Tarnovo; no es patrimonio Unesco, está por encima: un Antiguo, un Nuevo Testamento, una Biblia, una hagiografía, llena por completo sus paredes, no en un desesperado horror vacui sino en una desmesurada y equilibrada plenitud...¡Nunca vi nada igual!...y con una Rueda de la Vida (ni he sido ni he existido)...
El río Yantra y sus juegos de nieblas matinales...
En la histórica Veliko (significa grande, magnífico)Tarnovo tuve un alojamiento en consonancia: parecía la habitación de un palacete en decadencia habitado por un conde arruinado... Único, inolvidable, vetusto pero no exento de comodidad; Malkia Inter se llamaba...
...mi habitación justo bajo el frontón iluminado...
...y entre niebla y frío soportable dejé Veliko Tarnovo y en tren (un lujo para mí los ferrocarriles búlgaros: tranquilos, cómodos, baratos, el verdadero lujo en tiempos de dudosa velocidad) sigo para Plovdiv, otra ciudad histórica búlgara y considerada la más antigua de Europa siempre habitada, leí entonces y leo ahora...con siete colinas, como Roma...
...y el río Maritza, aún lejos de llamarse Evros o Meriç...interior, diría que íntimamente, llevo unidas Plovdiv y Sofía.
Ambas están muy ligadas a un tiempo reciente de mi vida, septiembre 2021, a los devastadores efectos de la vacuna del COVID: no estoy seguro de qué me libró pero sí de que me sumió en una profunda crisis tiroídea y un caos personal. Fue el primer viaje que hice tratando de salir adelante. En dichas ciudades daba cortos y controlados paseos en torno a los hoteles donde me alojé y donde pasé la mayor parte del tiempo...al cabo de una semana vi que empezaba a recuperar ánimo, apetito, ilusión...
En el tren entre Plovdiv y Sofía, mirando el paisaje otoñal, una mano me saca del abstraimiento y me ofrece este papelillo:
Me gusta porque se va pareciendo a quien voy siendo: viejo, borrachuzo, sin techo definido, triste pero humorado, en permanente aspiración al conocimiento, tratando de seguir viviendo el haber vivido y que me ayude a seguir bien muriendo...lo firma Atanas, este gentil muchacho que discretamente fotografío.
...como dije, son momentos que justifican el viajar, que animan la vida. Yo, deseando pasar desapercibido, es la tercera vez que me retratan (el año pasado en un autobús en Kirguistán y hace años, revestido como san Juan, pintado por un monje en el monasterio gallego de Osera...)
En Sofía, no encontrar transporte adecuado me impidió volver al monasterio de Rila, la joya cultural búlgara... viví el otoño de sus parques, caminé hasta la cascada de Boyana, visité la ermita del mismo nombre, patrimonio UNESCO, y me recreè viendo y volviendo a mirar esta admirable portentosa obra que es la catedral de Alexander Nevski...
...y un paseo por el jardín, cuasi cementerio, del Museo del Socialismo. Allí posan, reposan, trasladadas desde sabe Dios, bustos y estatuas del comunismo que imperó, destacando figuras del gran Lenin, con ese rostro adusto, desafiante, levantisco...
Saliendo de Plovdiv, amaneciendo, miraba esa luna ya en pleno menguante. Era la misma que en plenitud me alumbró aquellas noches ermitañas en Samotracia. ¿Era la misma?...Salí de Madrid un 24 de septiembre, entonces solo tenía en perspectiva el mes en China y los días de Grecia repartidos entre el cumpleaños en Ierissos y andar en Samotracia...el resto, esta página, ha sido este remate, excelso cultural remate, que viene a cerrar este nuevo personal corte viajero...
...voy llegando a Madrid 56 días después. Como otras veces, cada vez inevitablemente más, rezo en voz de Antonio Machado el...
¡Ay del noble peregrino
que se para a meditar,
después de largo camino,
en el horror de llegar!
que se para a meditar,
después de largo camino,
en el horror de llegar!
Nada termina, nada empieza, todo sigue, no queda otra que, de grado o a la fuerza, seguir siguiendo...



