Tratar a fondo el paisaje del alma de Fuerteventura, en la pasada página, y obviar su apéndice, con vida propia, del islote de Lobos, es algo no permitido para un servidor...Aquí está la página que le debo, en la que fundo fotos de las veces que la he visitado desde aquella vez primera en 2005, si mal no recuerdo...
Parque Natural hoy, surcado cada día por cientos de turistas que parten en múltiples trayectos desde el vecino puerto de Corralejo, quizá arrincone la vida que tuvo antes de estos tiempos que vivimos, y no me remito a sus probables primeros habitantes, aquellos majoreros antes de la conquista castellana, o los siglos posteriores...me centro entre finales de siglo XIX y el siglo pasado, ya tiempos modernos, formando parte de nuestra contemporaneidad, en la vida que se desarrolló en ella, su vida intima construida por personas que nacieron y vivían allí, en tiempos no fáciles en general y cuánto menos para un islote junto a una isla como Fuerteventura, esa que he citado en la página anterior, esa que acabó penetrando, y tanto, en el alma de Unamuno. Ahí es donde alumbra la historia de JOSEFINA PLA...
Que el viajar instruye está fuera de duda: hasta el momento de llegar a Lobos la primera vez no tenía ni idea de una persona que se llamaba así y que había escrito, sin ir más lejos, estos versos:
PODER NO PENSAR
PODERSE ABANDONAR
COMO EL PÉTALO AL VIENTO
COMO AL FUEGO EL SARMIENTO
COMO LA ASTILLA AL MAR.
...y me temo que mis pacientes lectores tampoco tenían conocimiento de ella...¡para eso está un servidor!...Como ocurrió hace ya muchas páginas cuando Pino Ojeda, y alguien más, tengo el humilde honor de poner en el mapa de las letras de mis amigos a desconocidos que ya dejan de serlo...
En este faro de Martiño, a tres kilómetros del embarcadero, en la otra punta del islote, nació en 1903 (hay datos imprecisos respecto a la fecha) María Josefina Teodora Pla Guerra Galvany, hija de Leopoldo y Rafaela; entresaco de Wikipedia y Google una sucinta biografía...
Su padre, de ascendencia alicantina, trabajaba en dicho faro; tuvo que ser muy breve su estancia ya que, según leo, pasó su infancia y juventud por varias ciudades españolas donde su padre fue trabajando como funcionario. Y así hasta que en Villajoyosa conoció al artista paraguayo Julián de la Herrería con quien se casó y marchó a Paraguay...Durante bastante tiempo, sigo leyendo, fue un tanto marginada en los círculos sociales de Asunción, lo que en nada impidió su propio avance y progresivo prestigio hasta consolidarse como una de las mujeres punteras de la cultura paraguaya del siglo XX.
Su labor como escritora abarca poesía, narrativa, ensayo, investigación histórica, crítica de arte...y su importancia queda reflejada en la cantidad de reconocimientos oficiales tanto en su país como fuera del mismo: miembro de la Academia Internacional de Cerámica, de la Academia Paraguaya de la Ciencia y la Historia, miembro de honor de la Sociedad Argentina de Escritores, medalla en el bicentenario de los Estados Unidos, medalla de oro de las Bellas Artes de España, Dama de Honor de la Orden de Isabel la Católica.....guía de varias generaciones de escritores y artistas, llevando modernidad al arte y literatura paraguayos, se le considera así mismo precursora del feminismo en Paraguay...Llegó a ser nombrada DAMA DE LA CULTURA...
...Y esa humilde, portentosa, lumbrera vino a ver la luz en este modestísimo rincón canario. Una placa en relieve deja constancia de ello en una pared del edificio del faro, un edificio siempre cerrado, en el que con cuatro muebles de época, unos mapas, unas fotografías, unos poemas, poco más, se podría montar un humilde museo tanto en recuerdo de Josefina como de la vida de aquel tiempo, incluyendo al popular Antoñito el farero, que ejerció su oficio durante 50 años, hasta 1.968, y que vivió en la isla con su mujer y ocho hijos, dos de los cuales nacieron allí mismo...en fin...
POR ELLA SUPIMOS QUE SE PUEDEN CAMBIAR SOMBRAS POR SUEÑOS
Y tras estas notas de su biografía, de esta reseña de sus obras, dejo un pequeño muestrario de su escritura alternándolo con el paisaje que envolvió sus primeros años...
EL POEMA ES UN SUEÑO QUE PUEDE COMPARTIRSE
(esta gigantesca tabaiba de 2005 ya no está...)
...de la aspereza de esa tierra, de su sequedad extrema, manó esta sensibilidad. Los cientos de cotidianos visitantes de la isla, quién duda que en su mayoría extranjeros, dentro de ser forasteros todos los arribados, pasan, apenas abandonan el cemento del muelle, junto al busto de Josefina Pla; parece que fuera guardiana, custodia de la isla, que fuera haciendo el conteo de visitantes. Ni que decir tiene que pasan indiferentes junto al busto, alguno tal vez se detenga a leer la placa bajo el mismo, quién será esta mujer...