...míralo...ahí está plantado, parece que nunca rompió un plato...Postura un tanto hierática, ciertamente solemne, mirífica la mirada, como a punto de entrar en gozoso trance o recién salido del mismo, tal vez acabando de recibir un fragmento de iluminación. Aún no luce aureola completa pero le nimba la mirada un cierto halo de santidad, o de beatitud, que es el paso previo. Un santo varón...
Pese a la calabaza, propia de peregrinos y que puede despistar, es un san Juan, adelanto. De la amplísima nómina de Juanes que pueblan el santoral (...Berchmans, ...de Ávila, ...Nepomuceno, ...María Vianney, ...Bosco, ...Bautista, ...Bautista de la Salle, ...de Dios, ...de la Cruz, ...Damasceno, ...Pablo II...) por descarte de atuendos sólo pueden ser el Crisóstomo, el de la boca de oro, por su bien hablar, como nos explicaron en el seminario que significaba , o el evangelista...Y, sí, es un san Juan evangelista, el discípulo amado, el que acabara su paso por este mundo en la isla de Patmos, una de las perlas del Egeo...
Aunque lejos del lugar que da título a esta página, aprovecho para compartir unas imágenes del lugar donde se venera el sitio donde vivió, la cueva donde la misma tradición dice que escribió el Apocalipsis, la piedra que le hacía de almohada... Ah, Patmos....
...provincia de Orense. Enlazando camino mozárabe, vía de la Plata y camino sanabrés, todo uno a Santiago, me desvío con sumo gusto para visitar de nuevo el monasterio de Oseira, uno de los llamados Escorial gallego. El otro es el de igualmente impresionante factura Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, en Monforte de Lemos, por el que pasé hace unos años en el llamado camino de invierno...aquí dejo su foto, en recuerdo...
...cómo calificaría el regalo que me ha supuesto llegar de nuevo a Oseira 21 años después... Un lujo de tantos como me ha regalado el camino dejado atrás, un lujo de la propia vida, que es donde se cuecen todos, que muy lejos estaba yo de creer, ni remotamente que, cuando mes y medio antes salí de Granada, iba a encontrarme en este lugar y reviviendo mi anterior venida...Su nombre está obviamente emparentado con oso, en alusión a su abundancia en tiempos pretéritos, dicen. Ciertamente, cuando vas llegando y te sale a la vista el conjunto del monasterio, no deja de sorprender la imponente fábrica en medio de aquel lugar agreste, poco poblado. Es grandioso y "frío" su aspecto pero la dulzura de la naturaleza que lo acoge, que lo envuelve y rodea, lo reviste de gracia y le resta adustez...Su historia, con mayor o menor detalle, consultarse puede en internet...
Desde Cea, donde el pan es arte, he atravesado bosques, un fragmento de los sacros bosques gallegos, solitarios...es temprano, la visita es a las tres, el tiempo, a ratos lloviznando, y frío, no está sino para refugiarse en el bar justo a la entrada del recinto monacal. A la hora de la visita, allí estoy, tratando de buscar en mi memoria un recuerdo en el que verme cuando pasé por aquí aquel ya frío noviembre...
Por supuesto, y siguiendo con la tónica de todas las visitas efectuadas en este camino, estoy solo: la explicación detallada, documentada, excelente, de la guía Yolanda, es toda para mí. En una hora de paseo por las zonas visitables, me explica sucintamente la historia del monasterio, desde sus inicios hasta la actualidad, sus avatares más destacados...Como en tantos lugares de nuestra España (hace unos días, sin ir más lejos, en el monasterio de Granja de Moreruela) la tristemente famosa desamortización de Mendizábal (triste pasar a la historia por haber provocado la destrucción de tanta historia) hizo de las suyas. Mendizábal, invasión napoleónica y guerra civil conforman la tríada caótica para nuestro patrimonio.
Pasamos por los tres claustros (de los caballeros, de los medallones, de los pináculos); en los segundos de silencio solo se oye el rumor de la fuente y tras ella el rumor del río que recorre el valle...
...la iglesia, impecable, presidida por la imagen de la virgen que da nombre al lugar, la sacristía con sus vetustos arcones, la impresionante sala capitular (la joya de la corona, me dice Yolanda) con esas columnas de estilo manuelino que se elevan como palmeras y que dan la sensación de estar alabeadas, el museo de piedras con fragmentos de columnas, capiteles, medallones...recuperados restos de anteriores construcciones...
...sin olvidar la botica donde aún se conservan botes de cerámica milagrosamente salvados y restos de hojas de hace siglos...Y un cuadro de santa Hildegarda, la santa de Bingen, mística, visionaria, pintora, botánica medicinal, compositora de música...que además tuvo la impagable idea de añadir lúpulo a la cerveza; bien recuerdo cuando visité sus lugares en aquel viaje junto al Rhin...
Me cuenta Yolanda de la comunidad actual (una docena de monjes), de que hay hospedaje y las condiciones del mismo (un precio de pensión completa más que módico), que se puede participar en la oraciones...Le cuento que cuando pasé por aquí me quedé tres días en una muy cómoda celda que entonces hacía la función de albergue de peregrinos...le cuento que hablé un par de veces con un monje, el padre José Luis (le consulté problemas que me acuciaban en ese momento de mi vida...no habiendo solución décadas después es que no serían problemas, concluyo resignado...), me acordaba del abad, el padre Ignacio, un hombre de gran presencia, y de un monje que pintaba, el hermano Luis...
De los tres me dio nortes: el padre José Luis se fue para la casa del Padre, el abad está bastante enfermo al parecer, y el artista hermano Luis está en la actualidad en un monasterio de Palencia...
Concluyendo la visita le pregunto a Yolanda si sigue habiendo un taller-museo-almacén donde se exponían los cuadros que pintaba el hermano Luis. Se asombró que hiciera mención de ello, y sí, fue por la llave y me abrió el lugar, justo detrás de la vistosa y bien surtida tienda de recuerdos que entonces no estaba (el licor de eucaliptus sigue siendo tradición) ...Allí en ese gran cuarto, como una bodega, aparecía todo un museo, un mundo de color y santidad...cuadros de santos, santas, escenas bíblicas, evangélicas, cuadros de tamaño cumplido, en vivos y sugerentes colores...Di un repaso por los dos pasillos, por los rincones, miré bien... pero el cuadro que buscaba no estaba.
Yolanda me dijo que o bien se vendió o está en alguna exposición...
...Resulta que en los días que pasé en el monasterio aquel noviembre de 2001 el hermano Luis, bien simpático lo recuerdo, me dijo si podía posar para él, como ya habían hecho otros peregrinos. Me colocó una túnica y sobre ella un manto, permitiendo que mantuviera el fular color violeta desvaído que llevaba en ese tiempo, y sin gafas. Y me dijo que sería un san Juan, un san Juan evangelista...un servidor.
Ahora que vuelvo del camino, aquí en Almuñécar, busco y rebusco entre las fotos que son las antiguas diapositivas escaneadas, y aquí apareció el san Juan evangelista que tuve la buena idea de fotografiar...por suerte para el san Juan de Patmos no nos parecemos ni en pintura, poco más que en el blanco de los ojos...PERO hay en el cuadro un detalle que confirma que soy, que fui, yo: el cayado, el palo de avellano, él lo atestigua, es el mismo con el que he regresado a Oseira 21 años después, el mismo que me acompaña desde que en mis años de maestro en Hoz de Jaca, de 1982 a 1985, me lo regalara, ya en uso, Ramón, padre de mis alumnos Mari y Ramonito, el mismo para el que tengo los mismos planes de mis despojos físicos: escuchar juntos la voz de la ceniza...
Cómo no cerrar esta página recordando que a la hora de irme aquel noviembre, el artista y amable y simpático hermano Luis, en un santiamén, sin tiempo a reaccionar, se echó al suelo y besó mis pies, entonces embutidos en unas ya muy gastadas abarcas...
(quedé en enviar a Yolanda una foto del retrato de san Juan si lo encontraba...ya está enviada)
LAUS DEO
ULTREIA ET SUSEIA