...en mis periódicas venidas a las islas viene siendo habitual que en un lugar u otro y, por supuesto, sin buscarlo expresamente, acabe encontrando un dato que siempre me gusta: el relativo al
Día de las Letras Canarias
un día con su fecha,el 21 de febrero, en recuerdo del día del tránsito, en 1.813, del insigne, polifacético, don José de Viera y Clavijo, figura egregia de las letras canarias. En su memoria, ese día y por todo el año, se homenajea y se recuerda a un escritor determinado, escritor a veces conocido sólo en los círculos culturales, literarios, de la gente que está en ello, es decir, para unos muy pocos; otras veces le toca el turno a escritores más populares (si es que un escritor puede llegar a alcanzar, aunque sea de lejos, el nivel de popularidad de un futbolista, por ejemplo...)...y de vez en cuando le toca el turno a otros que casi nadie conoce, ésos para los que la fama, ajena a dedicaciones, trabajos, méritos e inspiraciones, pasó de largo en estos páramos culturales en los que vivimos hoy...
Esta vez le tocó a PINO OJEDA, letras canarias 2018; me topé con su foto y nombre en un discreto cartelillo en la Consejería de Educación, qué menos, donde fui a enterarme de asuntos relacionados con mi futuro, el que me quede, aunque esa palabra ya me suena a ironía: ya estoy en el futuro...Vamos a no seguir por ahí y pasar a esta buena mujer de la que yo mismo, mea culpa, no tenía ni idea y que desde ahora y tras leer de su biografía y algunos de sus textos ya está en mi panteón, de verdad...
Busco, indago sobre ella y aquí dejo unas notas que dan luz sobre su vida y unos poemas que ilustran acerca de lo que escríbió...y no sé por qué me acuerdo -rostros dolientes, enigmáticos, entrañables-... de Rosalía de Castro o Carolina Coronado...
Pino Ojeda Quevedo (El Palmar de Teror, 1916 – Las Palmas de Gran Canaria, 2002) es una de las escritoras y artistas plásticas de proyección internacional que con mayor fuerza reclaman ser rescatadas del olvido cruel e inexplicable al que ha sido sometida dentro de las fronteras de su propio país.
Pino Ojeda comienza a escribir poesía a partir de la trágica muerte de su marido en 1939, acaecida en el frente de batalla de Extremadura, durante la Guerra Civil Española. Este hecho origina una literatura intimista que transita los temas de la soledad, el desamor, el inexorable paso del tiempo, la muerte y la esperanza. Su trayectoria literaria se inicia en 1940, en la revista tinerfeña Mensaje, donde da a conocer algunos de sus poemas.
Además, esta revista publica su primer libro, Niebla de sueño, en 1947. Sin embargo, es en 1952, año en el que logra el Primer Accésit del Premio Adonais con su poemario Como el fruto en el árbol (publicado en 1953), cuando empieza a ser reconocida a nivel nacional dentro del gremio de escritores, realizando lecturas y recitales en ciudades como Barcelona y Madrid, donde establece lazos de amistad con la pléyade de autores españoles de posguerra: Gerardo Diego, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre o Carmen Conde, entre otros.
Ojeda tuvo la valentía de fundar y dirigir, desde Gran Canaria, su propia revista. Se trata de Alisio. Hojas de poesía (1952-1955), en la que publicarían autores destacadísimos de la Generación del 27, de la Generación del 50, o bien, a caballo entre ambas.
Costeada con sus propios ahorros, Alisio... es una apuesta de Pino Ojeda no solo por establecer sólidos lazos creativos entre las islas y la península, rompiendo así los límites ficticios del horizonte; sino también, por aunar arte plástico y literatura, puesto que en estos pliegos poéticos son muy importantes las ilustraciones, con las que se retrata al poeta que protagoniza cada entrega. La edición, caracterizada por una elegante sobriedad, se vio enriquecida al añadir, también, la firma autógrafa de cada autor.
Gerardo Diego, Pedro Salinas, Pedro Perdomo Acedo, Ventura Doreste, Manuel Pinillos, Carmen Conde, Jacinto López Gorgé, Pino Ojeda, Rafael Montesinos, Vázquez Díaz, Chona Madera, Leopoldo de Luis, Gabriel Celaya, González Castrillo, Joaquín de Entrambasaguas, Juan Ismael, Manolo Millares, Vicente Aleixandre, José Luis Cano, Enrique Azcoaga, Concha Zardoya, Pedro Lezcano, Carlos Rodríguez Spiteri, Angelina Gatell, Dictinio del Castillo Elejabeitia, Emeterio Gutiérrez Albelo, María Beneyto, Ramón González-Alegre Balgoma, Mario Ángel Marrodán, Miguel Fernández, Juan Ramón Jiménez y el francés Louis Emié componen la nómina de poetas e ilustradores que constituyeron el recorrido de Alisio. Hojas de poesía, tejiendo con sus obras, durante dos años y medio, una línea de poesía social y de encorajinada denuncia de los rescoldos de la guerra. Porque, como es lógico, el hecho de fundar la revista en 1952 fue determinante en la elección de las líneas temáticas más presentes en los pliegos: el contenido político, social y espiritual es constante, como una bandera que reclamara libertad y justicia, desde las primeras hasta las últimas colaboraciones.
El tiempo, amigo de todo lo nuevo, me traerá, una mañana, casi sin sorpresa el nombre de esto, que ahora, yo no sé explicarme.
En 1960, accede a las Academias Municipales de Las Palmas, con el objetivo de perfeccionar su dibujo. En 1961, expone con el Grupo Espacio, siendo una de sus fundadoras. Al año siguiente, recibe el Primer Premio en el Certamen Nacional de Artes Plásticas por su obra Ciudad amurallada. En 1964 expone en Mallorca, en la Galería Grifé & Escoda, en cuyo catálogo, el escritor Camilo José Cela presenta la obra de Pino Ojeda. Este mismo año, también expone en la Sala Club Pueblo, en Madrid. En 1965 destaca la exposición de la obra de Pino Ojeda en el Ateneo de Barcelona y en la Galería Syra. Al año siguiente, la pintora grancanaria recibe el Primer Premio de Pintura en la 12 Exposición Regional de Bellas Artes, por su obra Serenidad, en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria. En 1972, Pino Ojeda exhibe sus obras en la Galería St. Paul de Estocolmo, en Suecia. Al año siguiente, expone en la Galería Giorgi de Florencia, en Italia. Entre 1973 y 1975, realiza estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Las Palmas de Gran Canaria, y comienza sus estudios de cerámica con el maestro Eduardo Andaluz.
En 1975, destaca su exposición en la Galería Margherita di Porto Potenza, en Italia. Un año más tarde, expone en la Galería Luciano Berti, en Berna, Suiza; y en 1977, lo hace en la Galería John W. Allen en Florida, Estados Unidos. Al año siguiente, expone en la Galería Hans Kramer de Friburgo, en Alemania. En 1980 se celebra su 2.ª Exposición Antológica, en la inauguración de la Galería Malteses de Las Palmas de Gran Canaria. Entre 1980 y 1983, su invalidez temporal sólo le permite trabajar en obras de pequeño formato, y en sus dibujos psíquicos y collages. En el año 2000, se realiza la 1.ª Exposición de "Pioneras del Arte Canario: Lola Massieu, Jane Millares, Pino Ojeda", en el Casino de Las Palmas de Gran Canaria. En 2001, se celebra la 2.ª Exposición "Pioneras del Arte Canario", en el Museo Municipal de Arucas.
La tristeza no tiene nombre
no puedes definirla.
Surge de improviso, como una inquieta
catarata espumante,
horada la noche por sendas
de futuro, azotando
la roca erosionada del corazón vacío.
...En este páramo cultural en el que vivimos hoy día, en buena parte motivado por nuestra propia indolencia y en no menor parte por estar copados, cercados, sitiados, por el omnipresente fútbol, la siempre presente política, las interminables tertulias, los anestesiantes programas del corazón...todo ello que nos tiene más dormidos que despiertos, más zombies que vivos..., da como rubor acercarse a la vida de esta "desconocida"...
Aquí dejo unos enlaces: un poema de ella musicado por el grupo Tabaiba y la propia voz de la escritora y artista...
https://youtu.be/cpgKMkegZtc
https://youtu.be/oj3zibeKB4A
Los compradores de lotería
Iban llegando, uno a uno.
A veces atropelladamente,
como si buscaran entre tantas cifras
solución a sus problemas.
Iban llegando, hora a hora,
junto con ruido de coches
y el relinchar de unos frenos.
Iban surgiendo
a veces,
como si poco importara
un número, u otro número.
Acaso la búsqueda no era el número,
ni tan siquiera la suerte,
sino llenar el vacío
de una costumbre latente.
Iban llegando los otros,
aquellos que siempre sueñan,
los que llevan en la frente el número.
Siempre igual, repetido,
cada día, en cada juego.
Cada año, desde siempre.
Desde muy pequeño el abuelo y luego el padre
le hablaron de aquella suerte
por el año mil y tantos.
Un bonito número, con un siete
en medio. Y un final que suena a verso.
Un número que bajó del cielo
y al cielo ya se ha vuelto.
La difusión de su obra, una tarea pendiente
Sin embargo, Pino Ojeda continúa siendo una desconocida para
la mayor parte de los lectores de Canarias. Sus obras publicadas –muy pocas, en
comparación con los numerosos inéditos que se conservan–, a pesar de haber
obtenido premios de enorme notoriedad, no se encuentran en el circuito
editorial: solamente se pueden conseguir en algunas bibliotecas y librerías de
segunda mano. Y lo que es más grave, es una figura difusa y escasamente
atendida dentro del campo académico –plástico y filológico– de las Islas, en
trabajos especializados y de largo aliento. Por este motivo, es necesario un
proceso de concienciación y divulgación de su figura, ahora más que nunca, en
la tierra que la vio nacer.
DEJADME CON MIS ALAS, QUE A NADIE HAGO SOMBRA...
Pino Ojeda